Redacción farmacosalud.com
La disfunción eréctil es la incapacidad permanente o recurrente para conseguir o mantener una erección con la suficiente rigidez como para mantener una relación sexual satisfactoria. Pero, ¿qué es una relación sexual satisfactoria? Esta pregunta tiene tantas respuestas como personas y varía dependiendo de si la hacemos a los diferentes miembros de una pareja. Desde el prisma masculino: la ausencia o disminución del deseo y la mala calidad en la erección, entendida esta última como rigidez insuficiente, duración escasa o ambas, son importantes como lo demuestran la mayoría de los estudios sobre satisfacción sexual realizados en el varón.
El deseo. La motivación y el interés del individuo son importantes; no es sólo la necesidad de satisfacer una carencia biológica, sino que debe existir interacción con el otro, sentirse amado, seguro, acompañado, comprendido. Es una respuesta mediatizada por nuestra propia experiencia, por tanto diferente en cada persona, es dependiente de los estímulos y está en estrecha relación con los afectos. La disminución del deseo hace que cada vez sea más el número de varones que vengan a la consulta, bien por la crisis que nos azota, o bien por la rutina en las relaciones de pareja. En otros casos puede deberse a una bajada de la testosterona, y se acompaña de otros síntomas que pueden pasar desapercibidos y que ponen en peligro la salud del varón, si bien todo ello tiene un tratamiento sencillo y cómodo para el paciente.
Falta de rigidez. La falta de rigidez o su duración escasa son, sin duda alguna, otros obstáculos determinantes para conseguir una sexualidad plena y satisfactoria y en muchos casos son el primer síntoma de enfermedades cardiovasculares. Existen muchos estudios en la actualidad que asocian ambas patologías, por lo que la disfunción eréctil es un marcador de la salud cardiovascular del varón. Un paciente con disfunción eréctil debe ser considerado como un cardiópata mientras no se demuestre lo contrario, y siempre es necesario investigar la presencia de factores de riesgo vascular ocultos para poder tratarlos. En otros casos, como ocurre con el deseo, son factores psicológicos los que están detrás. Ambas situaciones requieren un diagnóstico exacto para que el tratamiento sea eficaz.
En la actualidad contamos con un arsenal terapéutico amplio para conseguir que un varón pueda recuperar una vida sexual satisfactoria. A pesar de ello, el proyecto ATLAS, realizado por la Asociación Española de Andrología en el año 2013, con la colaboración de 500 médicos de atención primaria de todo el territorio nacional, mostró que se diagnostica sólo al 30% de los varones con disfunción eréctil, y nada más que la mitad de éstos reciben tratamiento.
Nos queda aún mucho camino que recorrer; sólo nos queda concienciar a los médicos para que pregunten por la salud sexual de sus pacientes y les animen a consultar sin miedos ni temores.
Dr. Rafael Prieto Castro
Urólogo/Andrólogo
Presidente de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva ASESA