Redacción Farmacosalud.com
En la actualidad, en el mundo 400 millones de personas padecen rinitis alérgica, la más común de las enfermedades alérgicas con una prevalencia de entre un 15 y un 30% en los distintos países, cifras que están en aumento, sobre todo en los niños.
Además, según la Organización Mundial de la Alergia (www.wao.org), existen 300 millones de personas con asma y para el 2025 se espera que este número alcance los 400 millones.
La rinitis alérgica se provoca por la inflamación de la mucosa de las fosas nasales que se manifiesta por síntomas como estornudos, rinorrea (mucosidad nasal acuosa), picazón de la nariz y el bloqueo nasal a bascula (nariz tapada en forma alternada en ambos orificios).
La rinitis o rinoconjuntivitis no es igual al asma, pero puede ser un indicador de que la persona que la padece tiene una especial predisposición a desarrollar más adelante los síntomas (tos seca, sensación de falta de aire, sibilancias, etc.) característicos de una hiperreactividad bronquial. Además, la presencia reiterada de rinitis debe ser motivo de consulta a especialistas para su estudio y eventual establecimiento de medidas de tipo preventivo que eviten la aparición de asma o sirvan para el tratamiento precoz de la misma.
El problema no lo representa tanto la denominada rinitis estacional o fiebre del heno –una rinoconjuntivitis causada por la alergia al polen de finales de la primavera y principio de verano-, como aquellas modalidades en las que el trastorno deja de ser periódico y ocasional para convertirse en recurrente, es decir, la rinitis alérgica perenne. Los síntomas de este último tipo de rinitis es similar a la estacional salvo que varía en su intensidad, impredecible durante todo el año.
¿Cuáles son las causas y los tipos de la rinitis alérgica?
En estos casos, la inflamación de la mucosa nasal y su cortejo de síntomas son casi continuos a lo largo de todo el año. A veces se conoce la causa y en otras no. En el primer caso, en las rinitis perennes de causa conocida, el factor provocador son los alergenos (sustancias con la propiedad de motivar alergia en ciertas personas), mientras que en las de causa desconocida (o intrínseca) la razón habría que buscarla en la especial sensibilización del organismo de los afectados.
Entre los alergenos más implicados en este tipo de rinitis que parecen formar parte de la vida de una persona, los más importantes, son los ácaros del polvo doméstico (unos parásitos más pequeños que la punta de un alfiler, que se encuentran por centenares en el interior de los colchones y alfombras de las casas), así como la saliva, los epitelios u orina de animales (gatos, perros, hámsters) y algunas especies de hongos atmosféricos. También el factor alergizante también pueden encontrarse en el lugar de trabajo, dando origen entonces a lo que se denomina rinitis ocupacional. Los elementos más comúnmente implicados dentro de este ámbito son las harinas de cereales (panaderos, industria de alimentos precocinados, fábricas de piensos, etc.), las enzimas proteolíticos (fábricas de detergentes, medicamentos, harinas) y las maderas tropicales.
La rinitis alérgica estacional generalmente es fácil de reconocer. Las pruebas cutáneas y los síntomas que presenta la persona pueden ayudar al médico a determinar qué polen está causando el problema.
La rinitis aguda es uno de los síntomas con los que cursa el resfriado, y puede estar causada por virus y por bacterias. Cuando se trata de rinitis alérgica, también puede ser pasajera, ya que se debe a una reacción inmunológica del organismo frente a la presencia de determinadas sustancias conocidas como alergenos. En este caso, la aparición de rinitis alérgica estacional coincide con la época de floración de ciertas especies como las gramíneas, el olivo o las cupresáceas, que son las causantes de la alergia del paciente.
La alergia, sin embargo, también puede ocasionar rinitis crónica cuando el motivo de la alergia son otros elementos tales como los ácaros, la inhalación de ciertas sustancias presentes en el entorno del paciente (alergia ocupacional) o los pelos de mascotas, que no tienen un carácter estacional.
La rinitis hormonal se produce a consecuencia de variaciones de los niveles plasmáticos de ciertas hormonas, y por ello es muy frecuente durante el embarazo (rinitis gestacional), ya que se produce un incremento de los niveles de estrógenos que origina mayor secreción de las glándulas nasales y una mayor viscosidad de las mismas. Esto se resuelve al finalizar la gestación. Otras patologías que pueden asociarse a este tipo de rinitis son la diabetes y el hipotiroidismo.
La rinitis atrófica es una rinitis crónica de origen desconocido que se produce a consecuencia de una atrofia de la mucosa nasal, que se encuentra adelgazada y endurecida y presenta alteraciones en la permeabilidad. Este trastorno hace que se formen costras dentro de la nariz y esta desprenda mal olor. El afectado pierde el sentido del olfato y puede tener hemorragias nasales frecuentes.
La rinitis vasomotora también tiene un carácter crónico, y se caracteriza por una dilatación de los vasos sanguíneos de la membrana mucosa de la nariz, que provoca goteo nasal acompañado de estornudos. Es una afección intermitente, y los cambios de temperatura, el humo del tabaco, los olores fuertes y la humedad, así como los ambientes muy secos suelen desencadenar su aparición.
¿Cómo se puede evitar que los alergenos produzcan rinitis?
Después de conocer cuales son los alergenos que le ocasionan la rinitis, la mejor forma de controlarlos son evitándolos o con medidas importantes de control ambiental como son:
1.- Los cambios de temperatura, ya sea de frío a calor o de calor a frío, se pueden controlar colocando un pañuelo que cubra la nariz y la boca, hasta cuando la temperatura corporal se adapte al nuevo clima.
2.- Con respecto al ácaro del Polvo, es importante tener en cuenta que el ácaro es un animal microscópico de la familia de los arácnidos formada por 47 especies distintas, de las cuales hasta 11 se encuentran en el polvo de los hogares. Se concentran principalmente en los suelos, sofás, sillones, alfombras y cortinas de tela. En un gramo de polvo pueden concentrarse hasta 4.000 ácaros.
Estos animales se alimentan de la descamación de los tejidos humanos, como la piel, las uñas y el pelo. Los agentes alergénicos del ácaro están presentes en su cuerpo, secreciones y heces que son de bajo peso y tienen la capacidad de flotar hacia la nariz y entrar hasta los pulmones.
Los estudios científicos con pacientes alérgicos al polvo han demostrado que el tomar medidas para minimizar la exposición en el dormitorio al ácaro del polvo lleva una reducción en los medicamentos necesarios. Se da énfasis al dormitorio puesto que la persona pasa allí un tercio o más de cada 24 horas y dada que es la habitación donde hay el mayor número de ácaros del polvo. El colchón, el colchón de resortes y las almohadas se deben forrar con cubiertas con cremallera a prueba de polvo.
¿Cuáles son los síntomas de la rinitis?
El médico debe diferenciar la rinitis alérgica perenne de las infecciones recurrentes de senos (sinusitis) y de las formaciones anormales que afectan la nariz (pólipos nasales). La sinusitis y los pólipos nasales pueden ser complicaciones de la rinitis alérgica.
En cuanto a la rinitis estacional llega junto con la estación del polen, la nariz, el paladar, la parte posterior de la garganta y los ojos comienzan a picar gradualmente o de forma brusca. Por lo general, los ojos están llorosos, comienzan los estornudos y suele caer una agüilla clara por la nariz. Algunas personas tienen dolor de cabeza y tos, y jadean; están irritables y deprimidas; pierden el apetito y tienen dificultades para conciliar el sueño. La parte interna de los párpados y el blanco de los ojos pueden inflamarse (conjuntivitis). El revestimiento de la nariz puede inflamarse y adoptar un color rojo azulado, que produce goteo y congestión nasal.
Quienes tienen la nariz crónicamente congestionada pero no están afectados de sinusitis, pólipos nasales ni alergia demostrable, pueden tener una enfermedad diferente (rinitis vasomotora) cuyo origen no es alérgico.
¿Cual es el diagnóstico de la rinitis?
El diagnóstico de la rinitis se realiza en función de los síntomas que provoca y de las causas que la producen. La rinitis se manifiesta sobre todo a través de la nariz enrojecida, la secreción nasal clara o amarillenta, así como la inflamación e infección de la mucosa nasal y la disminución del sentido del olfato y del gusto.
El diagnóstico de la rinitis se puede completar estudiando el estado físico general del paciente y el momento en el que se ha manifestado la afección. La rinitis alérgica aparece sobre todo durante la época de mayor concentración de polen en la primavera y la mayoría de los afectados conocen su alergia al polen por haberla padecido ya en las temporadas anteriores. Si vuelve a aparecer una rinitis alérgica, el médico puede realizar pruebas para determinar cuáles son los alérgenos que causan tales reacciones alérgicas (polen de gramíneas, olivos, pelo de animales, etc.).
Para determinar si la rinitis se debe a un resfriado, a una alergia o a otras afecciones, el médico planteará una serie de preguntas sobre las molestias en cuestión, como por ejemplo cuándo ha aparecido la rinitis, qué apariencia tiene la secreción nasal, si existen otras dolencias como dolor de garganta o tos, enfermedades anteriores, alergias o intolerancia a alguna sustancia.
¿Cual es el tratamiento de la rinitis alérgica?
En la rinitis alérgica se recomienda evitar el contacto con los alérgenos causantes (por ejemplo, el polen o el pelo de animales). Cuando esto no es posible o la rinitis alérgica ya se ha desarrollado puede ayudar el uso de antihistamínicos tópicos (inhalados) o por vía oral.
Antihistamínicos:
Este grupo de medicamentos es muy importante en el tratamiento de la rinitis. La histamina es una sustancia producida en la mucosa nasal tras la unión del alergeno a la IgE, y responsable de gran parte de los síntomas (obstrucción, estornudos, secreción) que afligen al paciente rinítico. Estos medicamentos bloquean los efectos de la histamina y atenúan mucho las molestias. Actualmente existen muchos preparados diferentes. Los de más reciente aparición se caracterizan, a diferencia de los antihistamínicos clásicos, por no producir efectos sedantes (somnolencia), por nombras algunos, citaremos el astemizol, terfenadina, loratadina, ebastina y cetirizina. Según los casos, el médico aconsejará la toma regular (a diario) para prevenir la aparición de las molestias, o la toma intermitente (cuando el paciente lo precise). Son medicamentos muy seguros, prácticamente sin efectos secundarios indeseables.
Corticoides:
Los preparados de corticoides ("cortisonas") administrados por boca o inyectados pueden tener unos efectos espectaculares sobre la rinitis, dejando al paciente libre de molestias. Sin embargo, hay que evitar su utilización, ya que tienen efectos adversos importantes. Un tratamiento bien planificado por el médico, y comprendido y aceptado por el paciente, utilizando medicamentos anteriormente mencionados, debe ser eficaz y seguro para procurar el deseado alivio de los síntomas.
Inmunoterapia (vacunas desensibilizantes):
El tratamiento hiposensibilizante (conocido popularmente como "vacunas para la alergia" se viene utilizando desde principios del siglo XX para tratar las enfermedades alérgicas. El principio en que se basa es la administración progresiva y prolongada (generalmente por inyección subcutánea) de pequeñas cantidades de alergeno (sustancia responsable de los síntomas alérgicos) al paciente, para así modificar el comportamiento del sistema de defensa del organismo, induciendo una progresiva tolerancia al agente provocador. Está indicado únicamente en los casos de rinitis alérgica en que se ha identificado el agente casual. El tiempo durante el que hay que administrar este tratamiento es prolongado, habitualmente superior a 3 ó 5 años. Su eficacia y seguridad está bien demostrada, y es el único tratamiento dirigido hacia la causa de la enfermedad alérgica. Debe ser planificado y llevado a cabo de forma minuciosa bajo la dirección del médico especialista en alergia.
Para que una rinitis leve desaparezca rápidamente hay muchas medidas que usted puede tomar por su cuenta:
Remedios caseros contra la rinitis
En caso de rinitis asociada a un resfriado es importante beber mucho líquido, sobretodo agua, para mantener líquida la secreción nasal. Además, evite permanecer en lugares donde el aire sea muy seco o esté lleno de humo. Un buen remedio casero son los baños de vapor, preparados con manzanilla o aceites esenciales e inhalados usando un inhalador. Estas medidas sirven para liberar la nariz de la secreción y para humedecer la mucosa nasal. Otro remedio casero de gran utilidad son los sprays de solución salínicas.
Además de los remedios caseros de eficacia probada, las gotas y sprays nasales con descongestionantes como la oximetazolina o fenilefrina, entre otros, disponibles en farmacia sin receta médica, ayudan en el control de la congestión nasal y la rinorrea. Sin embargo, las precauciones que requieren en algunas patologías (hipertensión, por ejemplo), su efecto rebote (reaparición de la congestión en cuanto disminuye su acción) y la posibilidad de provocar una rinitis medicamentosa y una dependencia del spray tras un uso continuado durante más de 7-10 días, aconsejan limitar su utilización a los primeros días de la rinitis y siempre bajo el asesoramiento de un profesional sanitario.