Se define sarcopenia como una reducción progresiva de la fuerza y masa muscular. Inicialmente se asoció al proceso de envejecimiento, ya que en los adultos jóvenes la masa muscular supone aproximadamente el 50% del peso corporal y ésta disminuye a la mitad (25%) a la edad de 80 años1,2. Sin embargo, la reciente evidencia sugiere que también podría desarrollarse en enfermos crónicos no ancianos3.
Además, la sarcopenia se relaciona con un mayor riesgo de caídas, complicaciones postoperatorias, peor calidad de vida, pérdida de autonomía y un aumento de morbilidad y mortalidad1. Por otro lado, también influyen factores relacionados con el estilo de vida, tales como el sedentarismo, la alimentación, el consumo de alcohol y el tabaquismo1,4.

Anna Sansano Algueró
Fuente: A. Sansano Algueró / Hospital Moisès Broggi
En 2018, a través del Grupo Europeo de Trabajo sobre la Sarcopenia en Personas de Edad Avanzada (EWGSOP) se establecieron los criterios diagnósticos, que incluyen una baja fuerza muscular, una baja masa muscular y una baja forma física.
Actualmente, la sarcopenia está reconocida como una enfermedad muscular con un código de diagnóstico ICD-10-MC1.
Existe una clasificación de sarcopenia, en la que se considera primaria (o relacionada con la edad) cuando no hay otra causa específica evidente, mientras que se considera secundaria cuando las causas están relacionadas también con la enfermedad1,5.
Hasta hace poco era difícil obtener datos sobre la prevalencia de sarcopenia, debido a que no existía un consenso respecto a los criterios y métodos de diagnóstico. Aun así, se estima que la prevalencia europea en adultos (40-70 años) era del 1-5% y podía aumentar hasta el 50% en personas mayores de 80 años1.
En ese sentido, el grupo EWGSOP ha validado un test de cribado, el SARC-F, con el objetivo de detectar precozmente el riesgo de sarcopenia. El test consiste en un cuestionario que evalúa factores como la fuerza, asistencia al andar, levantarse de una silla, subir escaleras y caídas1.
Desnutrición y sarcopenia
La anorexia asociada al envejecimiento es un importante factor de riesgo en el desarrollo de la sarcopenia, pero también lo son los trastornos de la deglución, una insuficiente absorción de nutrientes (diarrea, vómitos) o elevados requerimientos nutricionales (sepsis, cirugía,…)6,7.
Por otro lado, hay que tener en cuenta la desnutrición relacionada con la enfermedad (DRE), una alteración de la composición nutricional provocada por un déficit de nutrientes como consecuencia de una enfermedad aguda o crónica. La DRE se asocia a una mayor morbimortalidad, y su prevalencia es elevada; hoy en día en España uno de cada cuatro pacientes ingresados padece desnutrición6,7. Asimismo, la DRE se relaciona estrechamente con la sarcopenia. De hecho, el grupo de trabajo Global Leadership Initiative on Malnutrition (GLIM) ha publicado recientemente a nivel mundial el último consenso sobre los criterios para el diagnóstico de la desnutrición, y en éste se ha incluido la disminución de la masa muscular6-8.
Para el manejo de la sarcopenia se aconseja una intervención combinada de ejercicio físico y soporte nutricional. Se ha demostrado que, en solo siete días de decúbito, se observa una importante pérdida de masa muscular y, de hecho, periodos largos de encamamiento pueden provocar hasta un 30% de reducción del volumen muscular, sobre todo en extremidades inferiores5. A nivel nutricional, se recomienda prescribir dietas con elevado contenido proteico y suplementación nutricional oral si la ingesta de la dieta es incompleta, tal y como recomiendan las principales sociedades de nutrición. Los estudios más recientes se centran en analizar el posible efecto beneficioso de suplementación con HMB/leucina en relación a la masa muscular y su funcionalidad, pero de momento no existe una clara evidencia sobre ello. Tampoco existe evidencia para recomendar suplementación con vitamina D como tratamiento de la sarcopenia, si bien parece que las personas con bajos niveles de esta vitamina podrían mejorar su fuerza con suplementos de vitamina D9-12.

La masa muscular disminuye a medida que envejece (comparativa entre los 25 años de edad y los 63 años)
Muscle mass decreases as you age. ©2015 SAGE | Buck Institute for Research on Aging
Difusión: A. Sansano Algueró
Estudio SARCORT
El Hospital Sant Joan Despí Moisès Broggi del Consorci Sanitari Integral dispone de una Unidad de Ortogeriatría en la que ingresan pacientes mayores de 75 años con fractura de fémur. La Unidad cuenta con un equipo multidisciplinar que incluye los servicios de medicina interna, traumatología, endocrinología y nutrición, anestesia, rehabilitación y la unidad funcional interdisciplinaria sociosanitaria.
La Unidad de Nutrición y Dietética da soporte a estos pacientes y, por protocolo, siguiendo las recomendaciones de las principales guías sobre la nutrición, se prescribe suplementación calórico-proteica a todos los pacientes ingresados por fractura de fémur9,10.
La reciente evidencia permite definir a estos pacientes con fractura de fémur como ancianos frágiles con un estado nutricional deteriorado que condiciona notablemente la evolución de la fractura. Por ello, desde la Unidad de Nutrición y Dietética se propuso realizar un estudio con el objetivo de conocer la prevalencia de sarcopenia en este tipo de pacientes.
Se trata de un estudio observacional -con una N [muestra poblacional] de 217 pacientes ingresados por fractura de fémur en la Unidad de Ortogeriatría- cuyo objetivo principal era analizar la prevalencia de sarcopenia.
Metodología
Al ingresar los pacientes, se registraban los datos demográficos (edad y género), se valoraba el grado de comorbilidad con el Índice de Charlson y el grado de dependencia según el Índice de Barthel.
Además, también se realizaba una valoración nutricional a través de la escala del MNA (Mini Nutritional Assessment), una herramienta validada que se usa para detectar riesgo o desnutrición en pacientes ancianos.
De la misma forma, durante el ingreso se realizaba un registro de la ingesta de la dieta y la suplementación oral.
Finalmente, y como objetivo principal, se realizaba una detección de sarcopenia. Según el consenso de criterios de diagnóstico de sarcopenia, existen varios métodos para la medición de la masa muscular, fuerza muscular y rendimiento físico. Esto es debido a que los más recomendables, como son el TAC o RM para medir la masa muscular, son poco accesibles en la práctica clínica y por ello en el estudio utilizamos la bioimpedancia1. Para medir la fuerza muscular se utilizó el dinamómetro. En nuestro proyecto no fue posible valorar el rendimiento físico, dado que el motivo de ingreso de los pacientes era la fractura de fémur y, por tanto, esos sujetos estaban encamados, pero este hecho no impide llegar a un diagnóstico de sarcopenia1.
Al alta, se revaloró el estado nutricional a través del MNA y la sarcopenia.
Resultados preliminares
Hay que destacar que el estudio se encuentra en curso y que, de momento, solo disponemos de resultados preliminares.
Por el momento la muestra es de 21 pacientes. El 90% (19) eran mujeres y solo 2 varones (10%). La edad media era de 86 [74-95] años.
Al analizar la población que estábamos estudiando, observamos que se trataba de pacientes con una elevada dependencia, ya que 17 (81%) presentaban una dependencia grave. Por el contrario, no presentaban una comorbilidad significativa. De hecho, en el 71% (15) de los casos destacaba la ausencia de comorbilidad.
En cuanto al estado nutricional de los pacientes, se detectó -tanto al inicio como al alta- que el 50% de ellos presentaban riesgo de desnutrición o desnutrición. Al valorar los registros dietéticos de los pacientes, hallamos que solo el 19% tenía una ingesta completa de la dieta. Y respecto al cumplimento de la pauta de suplementación oral, se observó que solo la mitad de los pacientes la seguían correctamente.

Diagnóstico de sarcopenia al ingreso y al alta. Póster presentado en el congreso SENPE 2019 (Sociedad Española de Nutrición Clínica y Metabolismo)
Difusión: A. Sansano Algueró
Por último, acerca de la sarcopenia, destacar que en el momento del ingreso todos los pacientes la presentaban. El 24% presentaba pre-sarcopenia (disminución de la fuerza muscular), y el resto sarcopenia (disminución de la fuerza y masa muscular). Esta situación se agravó durante el ingreso, puesto que al alta la prevalencia de sarcopenia había aumentado respecto a la pre-sarcopenia.
Para concluir, de momento podemos destacar que la sarcopenia parece ser muy prevalente en este tipo de pacientes, y que se acentúa en el ingreso hospitalario. Además, el riesgo de desnutrición está muy presente en estos pacientes, como es frecuente en la mayoría de estudios de prevalencia de DRE en hospitalización.
Así que, de acuerdo con los datos preliminares, es necesario detectar la sarcopenia y tratar de minimizar sus consecuencias.
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