Redacción Farmacosalud.com
Parece que fuera ayer… pero no, el tiempo pasa, y en este 2021 ya se han cumplido 40 años desde la aparición de los primeros casos de VIH, el virus causante del SIDA. Oliver Marcos, de 28 años de edad y vecino de Salamanca, es una de las personas que se han contagiado con este patógeno. “Cuando recibí mi diagnóstico de VIH sentí que el mundo se me caía encima. ¿Mi primer impacto? Entrar en un estado de shock que me duró varios días, ya que en mi caso estaba ingresado en un hospital con problemas de salud asociados a la infección y no sabía si me iba a morir o iba a poder salir de allí”.
“He de reconocer que el médico que me dio el diagnóstico fue muy empático y cuidadoso conmigo; incluso se ofreció a verme fuera de los horarios de consulta por si necesitaba hablar con alguien o tenía dudas. También me facilitó un libro donde poder resolver algunas de esas dudas, las que me fuesen surgiendo durante el proceso de aceptación y asimilación”, recuerda Oliver.
“Saber que tenía VIH hizo que, por un tiempo, considerase que me lo merecía”
“Los hombres que tenemos sexo con otros hombres vivimos con la sombra del VIH sobre nuestras camas, con ese estigma que la sociedad ha generado y que dice que, si eres así, lo acabarás teniendo. Saber que tenía VIH hizo que, por un tiempo, considerase que merecía esto. Por suerte, con tiempo y paciencia, acabé dándome cuenta de que nadie se merece algo así y que no tenemos la culpa de ello… simplemente debemos ser responsables de nuestras acciones y decisiones”, afirma.
Los avances farmacológicos han conseguido cronificar esta infección y evitar la aparición del SIDA, que es la enfermedad asociada a este virus. Actualmente, Oliver lleva una vida normal. “De hecho -asegura-, hago muchas más cosas de las que hacía antes de mi diagnóstico. Ahora mismo tomo una pastilla cada mañana y me olvido de ello hasta el día siguiente. Mi día a día lo elijo yo y, en mi caso, elegí cuidarme y tomar una pastilla cada día para seguir teniendo las riendas de mi vida. Aunque también es cierto que el estigma con el que vivimos las personas con VIH sigue siendo muy grande y eso, en ocasiones, puede afectar a nuestra salud mental, a la manera en que percibimos nuestro estado de salud y nuestro bienestar en general”.
“Hemos vivido manifestaciones donde se gritaba ‘fuera sidosos de Madrid’”
Este joven ha querido visibilizar su infección, pero hay otras personas que deciden no compartir que viven con VIH. “Contar que tienes VIH es algo que no tiene vuelta atrás: en el momento en el que lo cuentas, ya deja de ser tu secreto para pertenecerle a más personas. Hoy en día la discriminación que vivimos las personas con VIH sigue muy presente en entornos sanitarios, laborales, sociales… y no todo el mundo cuenta con las piezas necesarias del puzle como para dar ese paso (hacia la visibilización)”.
Y es que, a pesar de los notables avances registrados en ámbitos médicos y comunitarios, los pacientes con VIH aún sufren la pesada carga del estigma social vinculado a este virus. Sin ir más lejos, una encuesta internacional publicada en 2018 revelaba que, en España, un 28% de la población no se sentiría cómoda trabajando con una persona con VIH. Se estima que hoy en día hay 151.387 pacientes viviendo con dicha infección en España.
“Por desgracia, he vivido el estigma en mis propias carnes en varias ocasiones. Perdí un trabajo en el momento en que se enteraron de que tenía VIH; he sido rechazado sexualmente por algunas personas con el argumento de que ‘no me voy a acostar con alguien que tiene un virus dentro’, a pesar de tener una carga viral indetectable y no poder transmitir la infección; he visto como personal sanitario se ponía doble guante en cada mano a la hora de tratarme, mientras que con el resto de los pacientes no se tomaban tales medidas… y, recientemente, hemos vivido manifestaciones en Chueca donde se gritaba ‘fuera sidosos de Madrid’”, expone Oliver. “Con el tiempo -prosigue-, aprendes a afrontar estas situaciones y te informas de cuáles son tus derechos ante cada una de ellas. Pero los derechos no dependen del empoderamiento individual de cada persona. Por eso es tan importante la labor de las organizaciones sociales que trabajan en el ámbito del VIH”.
‘Aprender a vivir’, documental en el que participa Oliver
Con el fin de luchar contra la discriminación que implica tener el VIH, varias personas que viven con este virus han contado su testimonio en el documental ‘Aprender a vivir’, dirigido por Ander Duque. La obra ha sido impulsada por la compañía ViiV Healthcare, con la colaboración de GeSIDA, SEISIDA y CESIDA.
Oliver, que es uno de los protagonistas del documental, considera que participar en este proyecto ha sido una buena oportunidad para poder contar su historia y, de esta forma, “poder ayudar a otras personas que pasan por situaciones parecidas a la mía. Con mi visibilidad intento aportar mi granito de arena a este mundo y, si consigo ayudar a una sola persona con ello, entonces ya habrá merecido la pena”.