Redacción Farmacosalud.com
Diversos estudios que han aplicado tests de cribado de alteraciones neurocognitivas en pacientes con VIH/sida han detectado que entre un 20% y un 50% de pacientes, según las series, presentan estas disfunciones. En muchos casos se manifiestan con síntomas poco severos (como pequeñas pérdidas de memoria) o incluso son asintomáticas, si bien también hay puntualmente afectaciones neurológicas severas. Los principales factores que aumentan el riesgo de trastornos neurocongnitivos en pacientes con VIH son el hecho de que el paciente haya pasado por un período de inmunodepresión, que su carga viral no esté controlada, o que el tratamiento antirretroviral que recibe no sea el más indicado para este propósito, ya que no todos los fármacos penetran igualmente en el sistema nervioso, según se desprende de un documento difundido por el Hospital Universitario de Bellvitge (l’Hospitalet de Llobregat, en Barcelona).
El sistema nervioso central es una de las primeras partes del cuerpo donde se aloja el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Con el tratamiento antirretroviral (TAR) la infección por VIH se ha transformado en una enfermedad crónica con una supervivencia prolongada. Este hecho, junto con un estado de inmunoactivación, sobre todo presente en pacientes con cierto grado de inmunodepresión, ha permitido que los pacientes vivan hasta edades avanzadas y sufran enfermedades propias de la población general, incluso con mayor frecuencia y precocidad, como enfermedades cardiovasculares, neoplasias o trastornos neurocognitivos. Aunque el virus no ataca directamente las neuronas, su actividad acaba provocando una reacción inflamatoria de estas células que se puede traducir en trastornos neurológicos. “Los pacientes con edades más avanzadas tienen más riesgo de sufrir trastornos neurocognitivos, ya sea por la influencia del VIH, por la propia edad, o por otras enfermedades más prevalentes en estos pacientes que también influyen, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes o la hepatitis crónica, entre otros”, explica el doctor Daniel Podzamczer, jefe de la Unidad de VIH/sida del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Bellvitge.
Test de cribado inicial
Para determinar la causa del trastorno neurocognitivo en el enfermo con VIH, el protocolo de valoración, diagnóstico y tratamiento incluye un test de cribado inicial que, si detecta alteraciones, continúa con pruebas más específicas que pueden incluir resonancias magnéticas y, finalmente, punciones lumbares para confirmar el origen vírico del trastorno. “Si se confirma el origen vírico, la principal opción terapéutica es adecuar el tratamiento antirretroviral a una pauta que penetre mejor en el sistema nervioso, si bien también están en fase de investigación tratamientos coadyuvantes que actúen directamente contra los procesos inflamatorios que provoca el virus en las neuronas”, afirma Podzamczer.
En este sentido, un grupo de expertos del Grupo de Estudio de Sida (GESIDA), coliderado por el doctor Podzamczer, ha elaborado un documento de consenso sobre el manejo clínico de los trastornos neurocognitivos asociados a la infección por el VIH con el fin de ayudar a estos enfermos. “El documento, dirigido a los profesionales clínicos y los psicólogos dedicados a la atención de estos pacientes, ofrece herramientas para poder enfrentarse a un problema cada vez más presente. El manejo activo y preventivo de los trastornos neurocognitivos es primordial para mantener la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes infectados por VIH”, asegura el experto. Este documento ha sido publicado en la ‘Revista de Enfermedades Infecciosas’.
Importancia de la integración de un neuropsicólogo
Asimismo, es destacable la importancia de la integración en los equipos de las unidades de VIH/sida de un neuropsicólogo que haga una intervención especializada en todo este proceso. “En la prevención de estos trastornos neurocognitivos es clave, en primer lugar, realizar estilos de vida saludables, evitando el tabaco, el alcohol y las drogas, así como el tratamiento precoz ante cualquier síntoma de estos trastornos o bien de otras enfermedades que puedan favorecer su aparición”, explica Podzamczer.