Redacción Farmacosalud.com
La piel de los pacientes con dermatitis atópica contiene una mayor cantidad de ‘estafilococo aureus’, una bacteria que puede desencadenar procesos inflamatorios relacionados con los brotes de esta enfermedad. Con el fin de realizar un buen control de esta patología, “es importante utilizar, además de los antisépticos y los jabones, sustancias como la microplata", porque su uso va a comportar una disminución de la cantidad de ‘estafilococo aureus’, explica Raúl de Lucas, jefe de Sección de Dermatología Pediátrica del Hospital Universitario la Paz de Madrid. Además, aplicar ácidos grasos Omega 3 y aceite de onagra implica un aumento de "la resistencia de la piel a los irritantes, microorganismos y alergenos. Eso al final va a derivar en un buen control a largo plazo de la dermatitis atópica”, añade el doctor.
La dermatitis atópica es una enfermedad crónica que suele empezar a manifestarse en los primeros meses de vida del afectado. Produce picor y cursa en brotes, consistentes en inflamación de la piel en una localización determinada, fundamentalmente en las flexuras. “¿Qué ocurre para que aparezca esta inflamación? Posiblemente la clave esté en que la barrera cutánea está alterada. Entonces, ahí tenemos una piel mucho más débil y más sensible a agentes externos como microorganismos, irritantes, etc., lo que conduce a un proceso inflamatorio que se mantiene en el tiempo”, comenta el dermatólogo.
La dermatitis atópica puede diagnosticarse fácilmente
“Posiblemente -prosigue De Lucas-, como en muchas enfermedades de la piel, la genética sea la causa más relevante de que aparezcan este tipo de situaciones en los pacientes de dermatitis atópica: las proteínas responsables de que nuestra piel funcione como una pared que nos defiende del exterior están alteradas en muchos pacientes con dermatitis atópica. Por otro lado, las defensas, el sistema inmunológico, se ve mucho más estimulado en el paciente con dermatitis atópica que en una persona sin esta enfermedad… La suma de una alteración de la función barrera (deja pasar irritantes, alergenos, etc.) y unas defensas mucho más alteradas pueden conducir a lo que vemos en nuestros pacientes: brotes y brotes de eccema que pica y que produce esta clínica que conocemos como dermatitis atópica”.
Para el doctor, el diagnóstico de la dermatitis atópica “es fácil”, dado que el cuadro clínico de esta patología es muy parecido en todos los pacientes: aparece habitualmente en la primera infancia, el eccema se manifiesta fundamentalmente en las flexuras, pliegues de los brazos, detrás de las rodillas, cuello, flancos, e incluso en los párpados o los labios. Estas lesiones cursan en brotes y con mucho picor y conducen al rascado, lo que causa lesiones en la piel. Habitualmente, en el 80% de los casos estas lesiones mejoran cuando el paciente se acerca a la pubertad, pero en un 20% pueden llegar a la edad adulta.
Repercusiones psicológicas que afectan la calidad de vida
Según De Lucas, la presencia de lesiones cutáneas en zonas visibles como la cara, manos o piernas “afectan de una manera importante a la calidad de vida de los pacientes", pero no por la enfermedad o picor en sí, sino por sus repercusiones en la esfera psicológica: desde la estigmatización que puedan sufrir los niños-adolescentes (sentimiento de ser un bicho raro, lo que puede inducirles a tener algún comportamiento alejado de la normalidad, por decirlo de alguna manera), hasta el sentimiento de culpa que puedan tener los padres a la hora de pensar que esto puede ser una enfermedad hereditaria; "incluso la falta de sueño y el nerviosismo que tienen estos pacientes al rascarse constantemente hace que rindan menos en la escuela y en el trabajo”. En caso de que fuera necesario, procedería derivar al paciente al psicólogo, psiquiatra, etc.
El manejo de la dermatitis atópica debe ser un manejo a largo plazo. “Las formas severas o moderadas (de la enfermedad) van a estar mucho tiempo en nuestras consultas”, por lo que “estos pacientes necesitan el apoyo del médico para controlar el brote”, señala el especialista. De igual modo, es muy importante que los afectados “aprendan e intervengan directamente en el manejo de su enfermedad: en este sentido, el estudio del manejo en grupos de pacientes y familias nos ayuda mucho a que el paciente entienda su enfermedad, sepa cuándo iniciar el tratamiento o cuándo utilizar un corticoide, un inmunomodulador o un emoliente”, destaca el doctor. El objetivo de todas estas medidas sería el de mejorar a largo plazo el control de la enfermedad.
Hacia el control de la dermatitis atópica
El dermatólogo recomienda una higiene diaria utilizando productos específicos para disminuir la posibilidad de sobreinfección. El ‘estafilococo aureus’, que es una bacteria que todos tenemos en la piel pero que los pacientes con dermatitis atópica presentan en mayor cantidad, pueden producir sustancias que no sólo contaminen esa piel sino que también desencadenen procesos inflamatorios que tienen que ver con los brotes de dermatitis atópica. “Un correcto manejo de la sobreinfección por ‘estafilococo aureus’ va a derivar en un buen control de la dermatitis atópica. Por eso es importante utilizar, además de los antisépticos y los jabones, sustancias como la microplata, porque va a disminuir la cantidad de ‘estafilococo aureus’”.
Por otra parte, utilizar a diario emolientes que contengan ácidos grasos Omega 3 y aceite de onagra “va a repercutir en una mejor reparación de la barrera cutánea… la piel sería como una pared, esa pared está alterada, el cemento está alterado, y los ácidos grasos Omega 3 y el aceite de onagra de alguna manera van a reparar y aumentar la resistencia de la piel a los irritantes, microorganismos y alergenos. Eso al final va a derivar en un buen control a largo plazo de la dermatitis atópica”, concluye De Lucas.