Redacción Farmacosalud.com
Dado que “la parada cardiaca es la gran desconocida para los médicos y para el país en general” a pesar de los altos índices de mortalidad que van asociados a ella, el nuevo presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), el Dr. Ignacio Fernández Lozano, se ha propuesto mejorar la asistencia prestada a las personas que sufren este tipo de eventos. Una de las medidas que quiere impulsar pasa por “involucrar a la ciudadanía” en las actuaciones llevadas a cabo en escenarios de atención urgente, lo que se plasmaría en la realización de cursillos “en escuelas, universidades y empresas” destinados a enseñar tareas básicas de reanimación cardiopulmonar. De este modo, no habría que depender siempre de la llegada de los servicios de emergencias a la hora de intentar salvar la vida del paciente.
Fernández Lozano también desvela que los factores de riesgo más vinculados al infarto precoz, es decir, aquel que se declara antes de los 55 años en hombres y de los 65 en mujeres, “son la hipertensión y el tabaquismo. El consumo de tabaco, probablemente, sea el factor de riesgo más ‘fácil’ de combatir, porque basta con dejar de fumar para tener un control absoluto de dicha condición. Pero esa ‘facilidad’ no se da con el colesterol, ni con la diabetes ni con la hipertensión arterial”, advierte a renglón seguido.

Dr. Ignacio Fernández Lozano
Fuente: SEC
-Uno de sus objetivos como presidente de la SEC es mejorar la asistencia prestada a las personas que sufren una parada cardiaca.
La parada cardiaca es la gran desconocida para los médicos y para el país en general, y eso que constituye causa de muerte en la mitad de los enfermos con cardiopatía… la mitad de las defunciones vinculadas a una cardiopatía, que es la primera causa de fallecimiento en territorio español, se deben a una muerte súbita, a una parada cardíaca. Y la mayoría de esos episodios ocurren en la vía pública o en el domicilio de los pacientes, donde es muy difícil que el sistema sanitario actúe de forma precoz o rápida. Hay que recordar que, ante este tipo de eventos, hay que actuar en cuestión de minutos.
Para atender la parada cardíaca hace falta que se involucre mucha gente, que tengamos desfibriladores próximos y fáciles de localizar y que haya alguien que sepa practicar la reanimación cardiopulmonar (RCP) cerca del lugar de los hechos. Existen planes para afrontar la parada cardíaca en la mayoría de los países europeos de nuestro entorno, y en España, aunque tenemos proyectos escritos, nos estamos quedando atrás. Es por ello que debemos involucrar a la ciudadanía.
En Holanda, las cifras de supervivencia frente a la parada cardíaca ascienden al 30%, mientras que en España estamos por debajo del 10%. Si consiguiéramos llegar a esa cifra de 30, salvaríamos a más de 6.000 personas. Y eso se consigue enseñando RCP a la población mediante la realización de cursillos -que son muy sencillos- en escuelas, universidades y empresas, llevando a cabo campañas de concienciación y poniendo más desfibriladores -tenemos muchos en las grandes ciudades, pero muy pocos fuera de ellas-. De hecho, disponemos de la décima parte de estos dispositivos por habitante que tiene Francia, por poner un ejemplo. Necesitamos concienciarnos de todo ello porque se pueden mejorar los resultados, pero, en cambio, por ahora estamos haciendo muy poco.
-¿Qué otros retos se ha planteado al frente de la Sociedad Española de Cardiología?
Tenemos 5 puntos básicos de actuación para los próximos años:
• consolidar todos los proyectos institucionales de la SEC, como son los programas de calidad o de excelencia y aquellos planes con los que cooperamos con la Administración pública (Comunidades Autónomas y el Ministerio de Sanidad) para mejorar la Cardiología en nuestro país. Ahora mismo tenemos preparada, junto con el Ministerio, una estrategia de salud cardiovascular que podremos implementar durante los próximos años
• optimizar nuestra estructura interna para disponer de una organización interna más flexible, más ágil, más transparente. Y en la SEC disponemos, por primera vez, de un código ético que debemos poner en marcha
• mejorar la atención a la parada cardíaca, proyecto del que ya he hablado antes

Un momento del reciente Congreso de la SEC, reunión en la que el Dr. Fernández Lozano ha sido designado nuevo presidente de dicha organización científica
Fuente: SEC
• incorporar la Inteligencia Artificial (IA). Esta tecnología es un tsunami… un tsunami que ya viene… esperemos que no nos arrolle y que podamos entender cuál es la mejor forma de aplicarla en el trato con los pacientes.
• el quinto objetivo, a veces relacionado con la IA, pretende fomentar el humanismo médico en la asistencia cardiológica y, en este sentido, no dejar que el uso de las nuevas tecnologías superavanzadas comporte que se pierda esa relación tan especial como es la relación médico-paciente
-Su nombramiento ha tenido lugar en el Congreso SEC25 de la Salud Cardiovascular, reunión que ha tenido lugar estos días en Granada. ¿Qué avances que se hayan dado a conocer en este encuentro le han impactado más?
En primer lugar, yo destacaría que la Cardiología se ha abierto a otros órganos o sistemas del cuerpo humano. En los últimos años, y en este Congreso en concreto lo hemos visto, hemos asistido a muchos avances, no solamente centrados en la enfermedad cardiaca o cardiovascular, sino también en las relaciones que mantiene el corazón con otros órganos, como el riñón (patología cardiorrenal), o sistemas como el metabólico (diabetes, o afección cardiometabólica). Y, en segundo lugar, tenemos las novedades que se han dado a conocer en el terreno de la tecnología: la Cardiología es una especialidad muy tecnológica que ha avanzado a una enorme velocidad en los últimos años y, en esta línea, tenemos nuevos dispositivos para el tratamiento de las arritmias. Asimismo, hemos asistido a la presentación de nuevas técnicas para la Cardiología intervencionista.
-Un análisis vinculado al estudio GENAMI-Prevention, realizado por la Agencia de Investigación de la SEC, desvela cuáles son los factores de riesgo cardiovascular más asociados al infarto que se declara de forma precoz, es decir, antes de los 55 años en hombres y de los 65 en mujeres.
En este estudio se ha observado muy claramente que los factores de riesgo más importantes son la hipertensión y el tabaquismo. El consumo de tabaco, probablemente, sea el factor de riesgo más ‘fácil’ de combatir, porque basta con dejar de fumar para tener un control absoluto de dicha condición. Pero esa ‘facilidad’ no se da con el colesterol, ni con la diabetes ni con la hipertensión arterial. Así pues, hacen faltan esfuerzos más continuados… y ello, a pesar de que en España el número de fumadores ha disminuido en los últimos años, de tal manera que en la actualidad fuma aproximadamente el 18% de la población general. En ese perfil de consumidores de cigarrillos y productos similares figura, sobre todo, gente joven. De modo que todo esfuerzo que se haga por fomentar el abandono del hábito tabáquico y toda medida que se tome en esa dirección nunca serán suficientes.

Fuente: SEC
-Por cierto, un ensayo reciente establece que los betabloqueantes no aportan beneficio alguno a los pacientes que han sufrido un infarto no complicado, lo que modifica una práctica médica vigente desde hace más de 40 años en el manejo del ataque al corazón. ¿Así pues, si ya no se les pauta betabloqueantes, qué alternativa farmacológica hay para estos enfermos?
Cuando uno padece un infarto y ese ataque no es muy grave, puesto que la fracción de eyección -que es la forma en la que medimos cuánto trabaja el corazón tras el ataque sufrido- está respetada, es decir, si ese valor es el normal (por encima del 50%), lo que hemos observado es que el betabloqueante, que antes lo dábamos a todos los pacientes infartados, no genera ningún beneficio adicional.
Las personas que han padecido un ataque al corazón lo que tienen que hacer, sobre todo, es controlar los factores de riesgo. La mayoría de los pacientes, aparte de tener que recibir un tratamiento antiagregante -que es una terapia preventiva para que no se repita el infarto- van a necesitar fármacos para controlar la tensión y el colesterol, mientras que algunos deberán controlar también su diabetes. Dependiendo de cómo haya sido el tamaño del infarto, disponemos de muchos medicamentos para ayudar al corazón a funcionar correctamente.
O sea, no es que nos quedemos sin estrategias, sino que hemos comprobado que, con los avances farmacológicos y con el uso de técnicas como la angioplastia primaria, los betabloqueantes no aportan nada a aquellos enfermos que han sufrido un infarto pequeño y que presentan una fracción de eyección conservada, cuadros que, por cierto, constituyen la mayoría de los casos.

Dr. Ignacio Fernández Lozano (sosteniendo el micrófono)
Fuente: SEC
-Según un análisis del Hospital General Universitario Santa Lucía (Cartagena, en Murcia), los individuos que han padecido un infarto y que fueron concebidos en meses cálidos presentan niveles de colesterol más altos, es decir, que el antecedente de temperatura cálida en la fecha de concepción predice un perfil lipídico de mayor riesgo en personas infartadas. Pues, con el calentamiento global, mal asunto…
Esta investigación y alguna otra van en esa dirección, es decir, que la gente que es concebida en temporadas en las que la temperatura es más alta tienen un peor control del colesterol. Pero bueno, son estudios no demasiado grandes… también hay trabajos, como el del biobanco inglés, que incluyen a más pacientes, aunque puede que la investigación del biobanco presente más sesgos.
Sea como fuere, son datos que empiezan a ser preocupantes o que empiezan a apuntar a la posible relación entre una concepción realizada durante los meses de calor y un peor control lipídico. Todo ello abre la puerta a seguir investigando con el fin de estudiar qué medidas podrían adoptarse para intentar minimizar riesgos. Además, con el cambio climático, esos períodos de mayor calor se ampliarán, con lo cual podríamos ir a peor en términos de perfiles colesterolémicos.

(Fila superior de izq. a dcha): Julio Eduardo Núñez Villota, secretario general electo; Juan Sanchis Forés, editor jefe de la Revista Española de Cardiología; Marisa Crespo Leiro, vicepresidenta; Ignacio Fernández Lozano, presidente; Rocío García Orta, secretaria general; Lucía Matute Blanco, vocal de Jóvenes Cardiólogos, y Javier Torres Llergo, vocal de Sociedades Territoriales
(Fila inferior de izq. a dcha): Soledad Ojeda Pineda, vicepresidenta electa; Andrés Íñiguez Romo, presidente de la Fundación Española del Corazón; Almudena Castro Conde, presidenta electa, y Luis Rodríguez Padial, presidente anterior
Fuente: SEC




