Redacción Farmacosalud.com
La humedad acumulada en los oídos después de los baños, así como la sudoración derivada de las altas temperaturas, son los principales factores de riesgo de la otitis externa difusa, conocida también como la otitis del nadador. “Este tipo de infecciones son muy frecuentes durante el verano y consisten en la infección e inflamación del epitelio que recubre el conducto auditivo externo”, comenta el doctor. Este epitelio o piel, que protege de la infección de bacterias y hongos, añade, “sufre una maceración como consecuencia de la humedad y el calor, lo que facilita la actuación de los gérmenes”.
Los principales síntomas derivados de este tipo de otitis son: dolor, molestias al masticar o bostezar, picor, sensación de taponamiento, una leve pérdida de audición y percepción de humedad en el oído, a veces en forma de supuración. “En estos casos será preciso que el paciente acuda a la consulta del otorrinolaringólogo para que pueda establecer un diagnóstico y el tratamiento más adecuado”, señala el doctor Manrique.
Consejos para evitar las otitis en verano
La Comisión de Otología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología, dirigida por el doctor Manuel Manrique, director del Departamento de Otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra (Pamplona), ha elaborado el siguiente listado de consejos para prevenir las otitis este verano:
1. Secar la parte externa del oído y la entrada del conducto al salir del agua
2. Reducir el tiempo de inmersión, sobre todo en niños
3. Usar tapones o gorros de baño
4. Evitar los baños en aguas potencialmente contaminadas
5. No usar bastoncillos u otros objetos como horquillas, palillos u otros para limpiar o rascar el oído.
6. Si fuera necesario, utilizar un secador de pelo a una distancia prudencial, a fin de no quemarse, para secar el oído.
7. En caso de que el agua quede retenida en el conducto auditivo se pueden aplicar unas gotas de alcohol boricado a saturación preparado en farmacias.
8. Antes de salir de vacaciones, someterse a una limpieza por parte de un profesional sanitario en caso de predisposición a formar tapones de cera o queratina.
9. No aplicar espráis que pueden cambiar el PH de la piel del conducto y reducir sus mecanismos de defensa.
10. Acudir a la consulta del otorrinolaringólogo en caso de sufrir molestias y síntomas
El aire acondicionado incrementa los problemas de garganta en verano
El uso del aire acondicionado incrementa los problemas de garganta en verano, según advierte la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC). Las variaciones bruscas de temperatura, por el contraste entre recintos cerrados con aire frío y las altas temperaturas de la calle, propician la aparición de faringitis y laringitis, así como alteraciones en la voz. Los otorrinolaringólogos recomiendan evitar el uso prolongado de estos aparatos, humedecer el ambiente con humidificadores y proteger la garganta.
En verano “son comunes las consultas por faringitis y laringitis debido al uso excesivo del aire acondicionado”, indica el doctor Carlos Ramírez, miembro de la junta directiva de la SEORL. El aire frío expulsado por estos aparatos provoca “una serie de alteraciones en los sistemas de defensa naturales que tenemos en nariz y garganta, los cilios pierden movilidad y por tanto la circulación normal de la mucosa se vuelve más lenta o incluso cesa, lo que puede dar lugar también a la aparición de sinusitis y otitis”, apunta. Por otro lado, añade, “se genera un ambiente seco que también aumenta el daño de estos mecanismos de defensa”. La faringitis, causante del 36% del consumo de antibióticos en España, según datos de la SEORL, es una de las causas más frecuentes de consulta médica, incluso en verano.
Al menos uno de cada cinco adultos sufre trastornos del olfato
Por último, cabe destacar que al menos uno de cada cinco adultos sufre algún trastorno del olfato, según una revisión de estudios de la SEORL-CCC. Entre las causas más comunes de disfunción olfativa se encuentran la rinitis alérgica y la inhalación de tóxicos, como los procedentes del incendio de Seseña. Un estudio publicado este año en la revista ‘Chemical Senses’ encontró que el 23% de los estadounidenses mayores de 25 años sufrían trastornos del olfato y que la prevalencia se incrementa con la edad, y alcanza el 32% a partir de los 80 años. El género también influye. Así, “se ha comprobado que las mujeres tienen un umbral más bajo que los hombres en cuanto a la detección de olores”, destaca el doctor Héctor Vallés, miembro de la SEORL-CCC y especialista en olfato.
Se conoce como hiposmia a la disminución del umbral de olfacción y anosmia a la ausencia completa de olfato, que afecta a un 5% de la población mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). A pesar de sus implicaciones, “el olfato, al igual que el gusto, son sentidos a los que el paciente no les suele dar importancia al no considerarlos tan vitales como otros“, señala el doctor Vallés.