Redacción Farmacosalud.com
‘Aquel que quiere viajar feliz, debe viajar ligero’, decía el escritor francés Antoine de Saint-Exupéry. Vale, pero ligero no quiere decir desprotegido porque, al fin y al cabo, vacunarse no pesa nada… Y es que, según el doctor José María Bayas, del Departamento Médico de la compañía GSK, hay gente que compra viajes a través de internet tras encontrar “ofertas interesantes desde un punto de vista económico”, pero a veces esos viajes están programados a muy corto plazo, por lo que en ocasiones a los viajeros no les da tiempo de recibir una/s vacuna/s antes de partir o bien “no piden el consejo necesario en relación a la vacunación” indicada para el destino escogido. Todo ello cobra enorme importancia cuando se habla de destinaciones exóticas, dado que son lugares en los que la vacunación frente a determinadas dolencias es garantía de gran seguridad para la salud.
Entrando en la página web del Ministerio de Sanidad español o de las consejerías de las diferentes comunidades autónomas se puede encontrar información sobre los más de cien Centros de Vacunación Internacional y Consejos a Viajeros que hay distribuidos por toda España. A través de internet se pueden obtener datos genéricos sobre las vacunas indicadas para los diferentes destinos, pero tarde o temprano hay que contactar con esos centros para pedir visita presencial y poder recibir un consejo personalizado. En España, algunos preparados vacunales para viajeros pueden ser proporcionados por la medicina privada, si bien “la mayor parte deben ser conseguidos a través de la sanidad pública. Estas vacunas son gratuitas, pero a veces hay que hacer un pequeño pago, dependiendo de las diferencias entre comunidades autónomas”, precisa el doctor Bayas.
Vacunas recomendadas y vacunas obligatorias
Las vacunas para viajeros se dividen en dos grandes grupos:
1) La mayor parte de las vacunas se rigen por el concepto de recomendaciones sanitarias, es decir, los profesionales que atienden en los Centros de Vacunación Internacional dan una serie de consejos individualizados. De hecho, puede ocurrir que 4 amigos que vayan juntos de viaje reciban recomendaciones diferentes en base a la situación de cada uno de ellos, ya que algunos pueden tener problemas previos de salud y otros no, algunos pueden haber recibido anteriormente algunas vacunas y otros no, etc. Entre estos preparados vacunales figuran:
• Fiebre tifoidea
• Rabia
• Encefalitis japonesa
• Encefalitis centroeuropea
• Hepatitis A
• Hepatitis B
Algunas de estas vacunas van a proteger frente a enfermedades que sólo existen en determinados países (encefalitis japonesa, por ejemplo), mientras que otras, como la de la hepatitis A, son útiles en todos los países del mundo, si bien el riesgo de contraer esas afecciones “puede ser mucho más alto en unas áreas geográficas donde las estructuras sanitarias son más deficientes” (determinados países exóticos), señala Bayas.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta los riesgos específicos del tipo de viaje, en tanto que no es lo mismo ir en plan aventurero durante meses pedaleando sobre una bicicleta y cargando una mochila a las espaldas, que alojarse en un hotel de 5 estrellas durante unos pocos días. “También depende de que el viajero pueda presentar problemas de salud previos; en esos casos, vacunas como la antigripal, antineumocócica, etc, tendrían un especial interés tanto si se viaja a un área exótica como si se hace a un país cercano europeo”, apunta Bayas.
2) Una pocas vacunas, entre ellas la de la fiebre amarilla y la que protege frente a la enfermedad meningocócica, son obligatorias en función de los destinos escogidos. Así, las autoridades sanitarias del país receptor pueden impedir la entrada en su territorio al viajero si éste no acredita que ha recibido la protección vacunal exigida. Asimismo, puede pasar que una vacuna obligatoria en un país no lo sea en otro en el que, a pesar de todo, sea aconsejable recibirla. Por ejemplo, “si uno viaja a zonas donde hay riesgo de fiebre amarilla, como puede ser Brasil, donde se han visto brotes importantes últimamente, es recomendable que el viajero se vacune aunque no vayan a obligarle a hacerlo”, comenta el doctor.
El perfil de seguridad que se exige a las vacunas es muy alto
Las vacunas de viajeros -igual que el resto de vacunas- son fármacos, y todos los fármacos pueden dar algún tipo de problema no deseado, los conocidos como efectos secundarios. “Lo que pasa es que el perfil de seguridad que se exige a cualquier vacuna, sea de viajero o no, es de un perfil muy alto, es decir, hay mucha menos tolerancia para los efectos adversos de una vacuna que para los efectos adversos que pudiera provocar, por ejemplo, un fármaco para combatir un determinado tipo de cáncer, por razones obvias”, sostiene el facultativo.
Aunque en el ámbito de las vacunas para viajeros no existe una contraindicación genérica, sí que hay que destacar que algunos preparados contienen microorganismos que están vivos y que, a pesar de estar convenientemente atenuados, podrían estar, en principio, contraindicados en personas cuyo sistema inmune no funcionara adecuadamente por sufrir enfermedades de base que causaran dicha deficiencia, o bien porque estuvieran recibiendo tratamientos que condujeran a esa delicada condición inmunológica.
Asimismo, puede haber personas que sean alérgicas a componentes de la vacuna, un contratiempo “afortunadamente muy poco común -aduce el experto-, pero es algo que puede suceder, y por eso es importante que el viajero acuda a un centro especializado y sea asesorado sobre todas las posibles contraindicaciones. Si la vacuna está contraindicada, el viajero no debe recibirla, y, en este caso, quizás habría que desaconsejarle realizar el viaje”.
Vacunarse no implica relajarse con respecto a otras conductas
Por lo que respecta a la fiabilidad de las vacunas para viajeros, el doctor Bayas afirma que “son muy efectivas para lo que tienen que proteger”. Con todo, existen diferentes niveles de efectividad. Por ejemplo, la vacuna frente a la fiebre tifoidea puede tener una eficacia de aproximadamente “un 70 y pico por ciento, mientras que otras tienen una eficacia que se acerca al 100%. Ahora bien, la persona que recibe estas vacunas debe entender que la vacunación no le permite tener patente de corso y comer todo tipo de alimentos y beber todo tipo de aguas, porque puede que escape de la fiebre tifoidea gracias a la vacuna, pero ésta no es capaz de proteger de otros problemas y otras enfermedades que se transmiten a través de vías parecidas”, advierte.
Así pues, si un viajero se vacuna frente a la fiebre amarilla, que es una patología transmitida por mosquitos, “igualmente se tiene que proteger de las picaduras de los mosquitos” y no dejarse llevar por el pensamiento de que ‘como yo ya estoy vacunado, pues si me pican no pasa nada’", refiere Bayas. En los destinos exóticos, los mosquitos pueden pasar el dengue y otra serie de enfermedades, como la malaria o paludismo, por lo que se impone adoptar las medidas de precaución pertinentes.
Medidas de protección no vacunales
Aquí es donde entra en juego aquel tipo de protección que no es de naturaleza vacunal pero que, bien llevada a cabo, proporciona seguridad frente a aquellas patologías para las que todavía no existen vacunas eficaces, como es el caso de la malaria. Para protegerse de ella y de otras dolencias transmitidas por los mosquitos, es muy importante usar telas mosquiteras y repelentes contra estos insectos. Para ciertos destinos, como algunos países africanos, donde el tipo de malaria existente puede acarrear consecuencias muy graves para la salud humana, se recomienda el uso de fármacos de profilaxis. “Son fármacos que deben tomarse de una forma rigurosa, durante un determinado tiempo antes del viaje, durante (el viaje) y después”, especifica el especialista.
El viajero puede eludir enfermedades que se transmiten a través del agua y alimentos contaminados manteniendo una actitud prudente en determinados países exóticos. Algunas de las medidas de seguridad que hay que contemplar son las siguientes:
• No comer alimentos crudos
• No comer alimentos vendidos en la calle
• No beber agua sin embotellar
• No ingerir hielo (no se sabe con qué agua se ha hecho)
Adoptar tales medidas de precaución puede ayudar a evitar enfermedades de tipo diarreico que a veces pueden ser graves y a veces no, pero que, en cualquier caso, por más leves que sean pueden fastidiar el viaje.
En cuanto a las patologías que se transmiten a través de las relaciones sexuales, procede acogerse al concepto de ‘sexo seguro’ y usar el preservativo, algo que debe hacerse tanto en países lejanos como en países cercanos, incluso sin salir del propio país, cuando se desconoce si la persona con la que se mantienen relaciones íntimas padece alguna dolencia asociada a esta práctica.
Por último, cabe destacar que hay una enfermedad que se transmite a través de baños en lagos de varios continentes, siendo los más peligrosos los ubicados en África: se trata de la esquistosomiasis, patología producida por un parásito cuyas larvas son capaces de penetrar en la piel intacta. Además, se da la circunstancia de que las aguas potencialmente difusoras de la esquistosomiasis “son muy limpias y atractivas…. en un principio, el viajero no se entera de nada, a lo sumo puede tener un ligero picor en la zona donde penetran las larvas, pero después se van a dar una serie de complicaciones a nivel de ciertos órganos. Afortunadamente, no es una enfermedad muy común, pero los viajeros, sobre todo aquellos más aventureros, deben saber que la única manera de protegerse frente a ella es no bañarse en esos lagos. Si se han bañado y después enferman, se les puede dar una medicación, pero, como siempre, la prevención es la mejor manera de evitar enfermedades”, recuerda Bayas.