Redacción Farmacosalud.com
Llegó la Navidad y se armó el Belén. En muchas casas se hace un Belén, pero es que en otras muchas se arma -en todo el sentido marcial de la palabra- cuando llegan las fechas navideñas, al margen de que haya figuritas o no dispuestas en forma de pesebre. Reunirse en casa puede ser vivido como una especie de tortura psicológica, sobre todo en aquellas familias desestructuradas o que tienen problemas entre sus miembros, "ya que entonces la Navidad representa vivir una situación de tensión en medio de un consumismo absoluto. ¿Qué hacen algunos? Escapan de todo ello. Hay una cierta tendencia a irse, hay mucha gente que te cuenta que lo que quieren es ir a sitios donde no exista prácticamente la Navidad”, según expone el doctor José Antonio López Rodríguez, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP).
Los tiempos cambian. Irse de vacaciones por estas fechas -en algunos individuos es una forma de escapada y al mismo tiempo de escapismo frente a la familia- ya no es algo insólito. Lejos han quedado aquellas navidades en que reunirse alrededor de una mesa era algo sagrado, algo simplemente de ‘obligado’ cumplimiento. Lo que no cambia es el estrés que sufre aquella persona que tiene la responsabilidad de acoger y organizar en su casa una reunión familiar navideña. Y no digamos si dicha persona ha perdido a un ser querido recientemente: “Yo tengo algunas pacientes que, sistemáticamente, en Navidad se desestabilizan debido a que les viene toda la familia, lo que les supone una tensión y un estrés que no son capaces de manejar. Yo diría que una mujer que se dedica exclusivamente al hogar, que tiene ese follón navideño en casa y que además ha perdido últimamente a un ser querido podría ser un poco el retrato robot de alguien que tendría una cierta predisposición a desencadenar un estado depresivo adaptativo en Navidad”, asegura el doctor López Rodríguez.
Según este psiquiatra, “no está claro” que los suicidios aumenten por Navidad o Fin de Año, dado que “no existen estudios al respecto”. De todos modos, advierte que en esta época del año hay que vigilar especialmente a aquellos sujetos que “están sufriendo un duelo patológico muy fuerte” por la defunción de un ser querido. Esas personas pueden tener ideas suicidas y “la Navidad puede ser la puntilla” a la grave depresión que padecen, agrega.
-¿Existe la depresión navideña o, dicho de otra forma, algún trastorno psicológico asociado a las fiestas de Navidad?
La depresión navideña como tal no existe. Trastornos asociados a la Navidad sí existen como tales. La depresión es algo que tiene que ver con una serie de factores, por ejemplo la depresión estacional, la depresión por falta de luz o depresión por problemas personales, psicológicos, psicosociales, etc... Es cierto que las navidades son melancólicas porque, normalmente, la mente tiende a recordar a los que ya no están en fechas señaladas del tipo santo, cumpleaños, o una fecha fija entrañable y familiar como es la Navidad.
¿Entonces, qué pasa? Pasa que normalmente en las navidades uno suele echar de menos a los que ya no están y eso provoca una cierta melancolía. Esa melancolía contrasta con el ambiente supuestamente de felicidad que hay. Digo supuestamente porque si se hace una encuesta, como me dicen los enfermos muchas veces en la consulta, el 60% no están alegres por Navidad. Las navidades han pasado de ser una fecha de alegría, religiosa, a convertirse en una fecha casi consumista. Eso provoca en mucha gente melancolía, algo que en ciertos casos podría ser la gota que colma el vaso y generar cuadros depresivos. Pero la depresión navideña como tal no existe.
¿Qué problemas hay, desde mi punto de vista, sociológico-psicológicos asociados a la Navidad? El consumismo, que enmascara al comprador compulsivo. El comprador compulsivo está en esa época en su salsa, es decir, compra continuamente cosas para los demás, incluso, y no sólo para él mismo. Y como lo que le gusta es la compra, entonces tiene una excusa, una justificación. El comprador compulsivo ‘se escapa’ precisamente durante las navidades, es cuando tiene su válvula de escape. Yo diría que la Navidad puede producir, por una parte, una cierta melancolía en mucha gente. Y como patología asociada, fundamentalmente, yo diría un aumento de la compra compulsiva enmascarada por el hecho de que todo el mundo compra o regala en navidades.
-¿Aparte de un comprador compulsivo o de un individuo que echa mucho de menos a un ser querido ya difunto, cuál es el perfil de persona susceptible de padecer un trastorno psicológico asociado a la Navidad?
Precisamente las personas que han perdido recientemente a alguien, personas que están pasando un duelo por una pérdida reciente. ¿Quién puede padecerlo un poco más? Quizás la mujer, sobre todo el ama de casa, esa mujer que se dedica exclusivamente al hogar y que, además, en navidades se le viene toda la familia encima, con lo cual tiene un factor más de tensión y de estrés.
Yo tengo algunas pacientes que, sistemáticamente, en Navidad se desestabilizan debido a que les viene toda la familia, lo que les supone una tensión y un estrés que no son capaces de manejar. Yo diría que una mujer que se dedica exclusivamente al hogar, que tiene ese follón navideño en casa y que además ha perdido últimamente a un ser querido podría ser un poco el retrato robot de alguien que tendría una cierta predisposición a desencadenar un estado depresivo adaptativo en Navidad.
-Por cierto… si una persona ya sufre una depresión antes de las fiestas navideñas, este cuadro depresivo puede agravarse en Navidad o bien no necesariamente tiene que ocurrir eso?
No necesariamente. Sí que es cierto que la melancolía puede aumentar un poco, pero la depresión como tal es un fenómeno muy potente que puede ser o no independiente de las fiestas. El que tiene una depresión normalmente puede sentirse más triste al ver la supuesta, insisto, felicidad de los demás durante esas fechas. Eso puede agravarle un poco la sensación de tristeza, pero no la depresión en sí misma.
-Imaginemos a alguien que sufre una enfermedad grave, ya sea física o mental. ¿Las fiestas navideñas y de Fin de Año pueden ser un buen bálsamo o más bien todo lo contrario? ¿Qué puede hacer el entorno de ese enfermo para que dicha persona viva la Navidad de una forma positiva?
Va a ser una situación ambivalente que hay que saber manejar. Por una parte, es una situación de alegría porque posiblemente se reúne a la familia, pero por otra parte, se quiera o no, consciente o inconscientemente, se tendrá el pensamiento de que quizás vaya a ser la última Navidad que pasen juntos. ¿Qué es lo que se debería hacer ante los casos de enfermedades graves? Normalizar la Navidad, o sea, no vivir alrededor de la enfermedad; vivir la Navidad como si no existiera ese problema. No querer quitarle hierro ni tampoco ponérselo. Habría que vivir las fiestas con normalidad porque si no se va a potenciar el sentimiento de que, posiblemente, sea la última Navidad en que estarán juntos.
-¿Para tratar una depresión o un trastorno asociado a estas fechas puede llegar a ser necesario un tratamiento, ya sea psicológico e incluso farmacológico?
Como en toda depresión, si se necesita un tratamiento deben ser los dos, psicológico y farmacológico e incluso del tipo de estilo de vida. Una depresión hay que tratarla desde todos los puntos de vista, no desde uno u otro. Pero, repito, normalmente en Navidad no aparece una depresión puramente navideña… puede aparecer un trastorno caracterizado por una mayor melancolía adaptativa que, cuando pasa la Navidad, generalmente va a desaparecer sola. Generalmente, no se va a necesitar un tratamiento.
-¿Y en el caso de padecer tristeza por la ausencia de un ser querido -algo típico en estas fiestas, sobre todo en el primer año tras el fallecimiento-, ese estado anímico se va superando también cuando acaba el calendario navideño?
Ante la pérdida de alguien sí que es muy importante saber distinguir cuando es un duelo normal, que no hay que tratar, y cuando es un duelo patológico. Y la diferencia es muy sencilla: en el caso del duelo normal, con el tiempo se va mejorando ligeramente; aunque un duelo, si está causado por la defunción de una persona muy querida, dura bastante tiempo. Es normal que si alguien ha perdido a un ser querido tenga un pequeño bache más melancólico en Navidad, pero eso no va a influir generalmente en su duelo porque se va a reponer después de las navidades.
En cambio, en un duelo patológico, lo que llamamos la depresión cristalizada, con el tiempo se está más triste. Es decir, el paciente está triste en el primer mes, en el segundo lo está más y en el tercero aún más.
-La sociedad está cambiando. De hecho, hay quienes aprovechan las fiestas de Navidad para viajar, lo que les aleja de las reuniones familiares típicas de estas fechas. ¿No participar de esas celebraciones puede ser una manera de ‘huir’ de un posible trastorno psicológico asociado a las fiestas navideñas?
Sí. Es que cada vez más hay un cierto rechazo, yo por lo menos lo observo en la consulta, al consumismo de las navidades. Pero también se genera cierto rechazo en aquellas familias desestructuradas o en familias que tienen problemas entre sus miembros, ya que entonces la Navidad representa vivir una situación de tensión en medio de un consumismo absoluto. ¿Qué hacen algunos? Escapan de todo ello. Hay una cierta tendencia a irse, hay mucha gente que te cuenta que lo que quieren es ir a sitios donde no exista prácticamente la Navidad. Es una especie de rechazo a la forma en que estamos viviendo la Navidad.
-De hecho, es de todos conocido que los ágapes navideños son, en algunas ocasiones, escenarios en los que afloran conflictos larvados y rencores que hasta entonces habían permanecido más o menos ocultos…
Hay mucha gente que ya está evitando esas situaciones. Se da en casos de familias con problemas y con tensiones internas. Lo que se está haciendo cada vez más es evitar ese tipo de cosas partiendo, huyendo, o sea, yéndose de vacaciones.
-A tenor de lo dicho, de esas reuniones familiares navideñas que son problemáticas: ¿qué sería peor desde un punto de vista psicológico: ser el protagonista de una discusión o bien ser un testigo (un padre o una madre que ven como sus hijos discuten)? En otras palabras, ¿puede alguien caer en una depresión a raíz de haber protagonizado o haber sido testigo de una discusión navideña?
Caer en una depresión yo creo que no. Una depresión es algo más profundo. Pero que le puede afectar, sí. ¿A quién? Normalmente los que más sufren son los padres, por ejemplo cuando ven a sus hijos discutir. De hecho, muchas veces vemos que cuando un hijo se separa a los padres les afecta más que al propio hijo.
-¿Es cierto que los suicidios se incrementan en Navidad y Fin de Año?¿Existen estudios al respecto?
No existen estudios al respecto. No está claro que aumenten por esas fechas. Estadísticamente hablando, el suicidio es algo más o menos estable, puede haber un pico de un año a otro, pero es estable, con una estacionalidad prácticamente en primavera y otoño. Lamentablemente, el suicidio se centra cada vez más en gente más joven y eso tiene que ver con otros factores.
-¿Qué tipo de persona debería ser vigilada por su entorno por el riesgo de que la fecha de la Navidad la empuje a tener ideas suicidas?
Sobre todo, las personas que están sufriendo un duelo patológico muy fuerte. El mayor riesgo aparece cuando alguien ha perdido a un ser muy querido hace un mes, dos o tres meses y está con una depresión profunda, no con un duelo…. la Navidad puede ser la puntilla a esa grave depresión.