Dra. Carmina Wanden-Berghe / Redacción Farmacosalud.com
La disfagia (dificultad para tragar) es uno de los síndromes geriátricos menos conocidos a pesar de su elevada prevalencia y su enorme impacto en la capacidad funcional, la salud y la calidad de vida de los ancianos que la padecen[1]. Hay múltiples causas de disfagia: entre las más frecuentes se encuentran enfermedades como el ictus, el Alzheimer, el Parkinson, la esclerosis múltiple, el cáncer de cabeza y cuello, etc., incluyendo razones de tipo orgánico que afectan a “un porcentaje no bien conocido de la población anciana, ya que con la edad el organismo va cambiando y funcionalmente aparecen este tipo de problemas”, subraya la Dra. Carmina Wanden-Berghe, vocal de la Junta Directiva y coordinadora del Grupo de Nutrición Ambulatoria y Domiciliaria -NADYA- de la Sociedad Española de Nutrición Clínica y Metabolismo (SENPE).
La disfagia no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma que se manifiesta muy frecuentemente en forma de atragantamiento, tos después de tragar, o aparición de voz húmeda tras la deglución. Ahora bien, “¿quién no se ha atragantado alguna vez?” -se pregunta la experta-. De hecho, este síntoma se integra en lo cotidiano y, si no produce algún problema como infección respiratoria, neumonía o crisis de asfixia, no pone en alerta al paciente o a su familia.
“Alguna campaña dirigida a la población y a las asociaciones de aquellos pacientes que con mayor frecuencia la presentan podrían alertar sobre este síntoma y prevenir sus complicaciones, que son importantes. Coincidiendo con el Día Mundial de la Disfagia (12 de diciembre), se podría dar un mayor protagonismo a la celebración de esta jornada con charlas, conferencias, intervenciones de difusión y formación… también en el ámbito sanitario. Aunque en los últimos años ha aumentado el interés por la disfagia (sólo en 2018 se publicaron 1.774 artículos sobre este tema), siempre es conveniente desarrollar actividades formativas y de actualización”, indica Wanden-Berghe.
Diferencias entre pacientes no institucionalizados e institucionalizados
La prevalencia de la disfagia varía entre los ancianos no institucionalizados (no ingresados en residencias o centros geriátricos) e institucionalizados (ingresados). Tanto es así, que la prevalencia entre las personas mayores que viven en la comunidad es alta, del 11 al 33% (una persona de cada 3 o 4 la presenta), mientras que en los ancianos institucionalizados es incluso mayor, del 40 al 75% según los estudios (es decir, uno de cada dos la presenta).
La disfagia presenta dos grandes peligros:
a) en primer lugar, interfiere con la adecuada nutrición e hidratación del paciente; por lo tanto, la persona afectada corre el riesgo de desnutrirse y deshidratarse
b) puede comprometer la seguridad del paciente al producir episodios de broncoaspiración, con la consecuente infección respiratoria, en ocasiones de tal gravedad que incluso puede provocar la muerte
“Estas situaciones, aunque sean superadas, van a condicionar en muchas ocasiones ingresos hospitalarios, muy desaconsejables en el anciano mayor con patologías neurológicas. Los tratamientos antibióticos, el estrés metabólico y el estado de respuesta del organismo van a deteriorar el estado general del paciente, aumentando su fragilidad”, advierte la coordinadora del Grupo NADYA de SENPE.
Uso de espesantes y preparación de texturas homogéneas
Cuando se presenta un cuadro de disfagia, lo primero que hay que hacer es diagnosticar el tipo y grado de esta alteración para poder adaptar la textura y el contenido nutricional de la alimentación y la hidratación. Además, se deberá hacer una valoración nutricional para detectar deficiencias nutricionales y, en caso de haberlas, planificar la cantidad y calidad de nutrientes que se deben aportar diariamente.
El abordaje nutricional y dietético dispone de varias estrategias:
• los espesantes son una herramienta muy importante que puede asegurar una adecuada hidratación
• preparar alimentos con texturas homogéneas, y utilizar alimentos en forma de puding con concentraciones adecuadas de nutrientes y volúmenes adecuados para poder alimentar bien a estas personas
• si la disfagia es muy severa y no se puede garantizar la ingesta de nutrientes y líquidos suficientes sin vulnerar la seguridad del paciente, se valorará otra vía de alimentación mediante el uso de sondas de forma muy individualizada y mediante la toma de decisiones compartidas
• otros tratamientos que se están aplicando y de los que se está estudiando su eficacia son los agonistas TRP, todos derivados de alimentos: capsaicina (presente en pimientos picantes), piperina (pimienta negra) y mentol (menta)
Cuidados bucales: “Al menos hay que garantizar el cepillado nocturno”
Los problemas de la boca se consideran solo una cuestión menor que no requiere cuidados especiales en muchas ocasiones. Pero la realidad es que, en los pacientes con alteraciones de la deglución, el cuidado e higiene de la cavidad oral tiene una importancia primordial debido a que gran parte de los pacientes (…) tienen aspiraciones basales -aspiran sus propias secreciones-[2].
En la boca conviven infinidad de bacterias, algunas necesarias para mantener el buen estado de salud de la boca y el sistema estomatognático, y otras sépticas. Además, en la población mayor constituyen problemas frecuentes el uso de prótesis orales, la falta de piezas dentales originales, las caries o enfermedades de encías, o el exceso o defecto de salivación, lo que genera una mayor presencia de bacterias nocivas. Con las pequeñas aspiraciones, esas bacterias van penetrando en el sistema respiratorio y producen infecciones.
“Es importante hacer un cepillado después de cada comida con limpieza de dientes, lengua y partes blandas de la boca, con utilización de hilo dental y enjuague con colutorio, si el paciente es capaz de tolerarlo. Si el anciano lo puede hacer por sí mismo, dejaremos que lo haga con supervisión y manteniendo la cabeza inclinada hacia abajo, por seguridad. En el caso de que sea imposible, al menos hay que garantizar el cepillado nocturno, ya que durante el sueño pueden producirse aspiraciones de saliva o de partículas de alimento que hayan quedado almacenadas en la boca”, establece la Dra. Wanden-Berghe.
“Si no hay posibilidad de emplear cepillo de dientes, haremos uso de un depresor y gasas para crear una torunda. Haremos una mezcla a partes iguales de agua y colutorio y, escurriéndolo, con la cabeza inclinada hacia abajo, pasamos la torunda por toda la superficie de los dientes, mejillas, lengua, paladar y labios. Después, si se puede, pasaremos el hilo dental y el limpia lenguas”, explica.
Medidas posturales que mitigan la disfagia
Cabe destacar que hay medidas posturales que pueden paliar la disfagia en el paciente anciano. La persona mayor tiene que estar bien sentada, con la espalda recta, si es posible, y con la cabeza ligeramente inclinada hacia el pecho. Si está encamada, debe permanecer lo más incorporada que pueda. Esta es una recomendación general, pero dependiendo del problema específico que tenga el paciente, “se le recomendará la postura de cabeza más conveniente en su caso”, apunta la especialista.
Asimismo, hay que evitar que el paciente hable mientras come. Otras medidas pasan por dar cucharaditas pequeñas, respetando el tiempo necesario para que las degluciones sean efectivas, y asegurándose de que la persona mayor ha tragado la comida antes de empezar con la próxima cucharada. Mantener al paciente sentado o incorporado, por lo menos una hora después de comer.
Desde un punto de vista psicológico, si la persona de edad avanzada es cognitivamente capaz de comprender el problema de deglución que padece, es conveniente explicarle qué le está pasando y qué alternativas de tratamiento existen. “Es importante responder a todas sus preguntas con sinceridad, empatía y sin dramatismos”, remarca Wanden-Berghe.
Otros de los consejos pasan por:
a) Realizar las comidas en un ambiente relajado, sin prisas y sin distracciones.
b) Habrá que estar atentos a posibles episodios de depresión y/o ansiedad para tratarlos adecuadamente.
c) Es crucial asegurar un seguimiento para que el paciente sienta que no está solo.
En los casos en los que el anciano no es cognitivamente competente, será su cuidador/a el que reciba toda la información sobre el cuadro de disfagia existente.
La electro-estimulación neuromuscular de superficie, una técnica controvertida
En el capítulo de avances o nuevos conocimientos médico-científicos relativos a la disfagia, la Dra. Wanden-Berghe insiste en los agonistas TRP: “Otros tratamientos que se están aplicando, y de los que se está estudiando su eficacia, son los agonistas TRP; todos son derivados de alimentos: la capsaicina es una sustancia que está presente en los pimientos picantes; la piperina es una sustancia que se encuentra en la capa externa del fruto de la pimienta negra y es la responsable de su sabor picante, y también está el mentol”.
“Los tratamientos de logopedia -prosigue-, con ejercicios específicos e individualizados para cada paciente según el problema que presente, están dando muy buenos resultados. La electro-estimulación neuromuscular de superficie es una técnica que tiene resultados controvertidos. No está extendido su uso y, combinándola con otros tratamientos, probablemente aporte beneficios a un tipo de paciente determinado”.
Referencias
1. Clavé P. Disfagia orofaríngea en el anciano. Revista Española de Geriatría y Gerontología. Vol. 47. Núm. 4. Páginas 139-140 (Julio - Agosto 2012). DOI: 10.1016/j.regg.2012.04.009. Difusión online Elsevier: https://www.elsevier.es/es-revista-revista-espanola-geriatria-gerontologia-124-articulo-disfagia-orofaringea-el-anciano-S0211139X12001217
2. Ashbaugh RA, Benito Fernández M, Rodríguez Campuzano V, Moneva Vicente L. La importancia de la higiene bucodental. Cuidados e higiene de la cavidad oral. DISFAGIA OROFARÍNGEA: Soluciones multidisciplinares. Con 36 recetas elaboradas en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Grupo Aula Médica. 2018. Difusión online, SENPE: https://senpe.com/libros/01_DISFAGIA_INTERACTIVO.pdf