Redacción Farmacosalud.com
Según María José Fuster, directora ejecutiva de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA), “hay evidencia suficiente” de que el estigma de tener VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) “influye en una peor adherencia al tratamiento a través de diferentes conductas o prácticas”. De hecho, en el informe ‘Experiencia de estigma de las personas con el VIH en España’, del año 2024, se revela que casi una de cada 10 personas que conviven con este virus han dejado ‘de tomar alguna dosis de su tratamiento’ porque temían que ‘alguien se enterara de que tienen el VIH’, siendo esta una situación por la que habían pasado durante ‘el último año’.
De todo ello se desprende que sentirse señalado por presentar esta infección “es una barrera para la prevención y para el tratamiento”, afirma Fuster, a su vez Profª del Departamento de Psicología Social y Organizaciones de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia). A modo de ejemplo, Fuster, que convive con el VIH desde hace 35 años y por lo tanto es paciente de dicha infección, explica que los prejuicios asociados a este patógeno implican que la gente tema hacerse el test diagnóstico por miedo a que la prueba arroje un resultado positivo, es decir, por miedo a saber que se ha contraído el VIH. Cabe recordar que este virus es el causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
“Tener VIH y ser pobre, inmigrante y ‘trans’ crea una nueva desigualdad”
Los condicionantes sociales, además, siguen siendo muy determinantes a la hora de poder afrontar el hecho de haberse infectado con el VIH, ya que -advierte la experta también a modo de ejemplo-, “si una persona tiene VIH y es pobre, inmigrante y ‘trans’ (transgénero), la intersección de todos esos estigmas crea una nueva desigualdad”.
Fuster ha participado, junto a Emilio de Benito, vicepresidente de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS); Toni Poveda, director de la Coordinadora Estatal de VIH y SIDA (CESIDA), y María Luisa Montes, representante de GeSIDA (Grupo de Estudio del SIDA) y experta en VIH en el Hospital La Paz (Madrid), en el encuentro formativo ‘Informar de VIH sin estigmas’.
Si bien en el pasado las tasas de letalidad por SIDA -previa infección por VIH, claro está- eran altas, actualmente el VIH se ha convertido en una infección crónica ‘gracias a la eficacia de las nuevas terapias antirretrovirales, que no eliminan la infección pero la controlan y ayudan a prevenir la transmisión del virus, y también gracias a la efectividad de otras actuaciones en el plano de la prevención para evitar nuevas transmisiones. En los países de renta alta se ha convertido en una enfermedad crónica, hasta el punto de que la esperanza de vida de las personas con VIH se acerca cada vez más a la de las personas seronegativas’, informan desde la web de CESIDA.
El virus de la inmunodeficiencia humana se transmite mediante cuatro fluidos: la sangre, el semen, las secreciones vaginales y la leche materna de las personas infectadas. Ello significa que el VIH puede transmitirse por tres vías: sexual, sanguínea y de madre a hijo/a. Además, para que se produzca la infección es necesario que el patógeno penetre en el organismo y entre en contacto con la sangre o mucosas (revestimiento del interior de la boca, vagina, pene y recto), según se precisa en un texto difundido por el Ministerio de Sanidad español.
Varias medidas a implementar
En cuanto a las conclusiones del informe ‘Experiencia de estigma de las personas con el VIH en España’, los autores del documento indican que los hallazgos logrados sobre la materia ‘pueden y deben utilizarse para hacer incidencia política y para iniciar o continuar líneas de acción destinadas a frenar el impacto del estigma en la calidad de vida de las PVIH (personas con VIH) en España’. En el manual se proponen una serie de medidas, entre las que se encuentran las siguientes:
• Intervenir sobre el nivel de conocimiento de leyes y recursos de protección frente a situaciones de discriminación, a fin de aumentar la agencia de las PVIH sobre sus vivencias.
• Reflexionar e intervenir sobre los obstáculos para la recepción e integración del hito de que indetectable es igual a intransmisible (I = I) por parte de las PVIH en España. Pese a que al menos el 94,6% de las PVIH tenía una carga viral indetectable en el último año (lo que significa que no tienen posibilidad de transmitir el VIH a través de relaciones sexuales), a dos tercios de las PVIH participantes en el estudio les preocupaba algo, bastante o mucho la posibilidad de transmitir el VIH. Esto sugiere que el hito I = I no está teniendo el impacto esperado en las PVIH en España.
• Intervenir sobre la calidad de vida y la salud psicológica de las PVIH en España, pues los datos de salud mental son preocupantes.
• Llevar a cabo intervenciones psicoeducativas dirigidas al personal sanitario para reestructurar falsas creencias sobre el VIH y así eliminar actitudes prejuiciosas y comportamientos discriminatorios.
‘Además -se remarca en el apartado de conclusiones-, como el estigma y la discriminación operan a todos los niveles, se necesitan intervenciones a todos los niveles: estrategias a nivel interpersonal, como terapia o autoayuda; a nivel interpersonal, como estrategias dirigidas a familias y comunidades; a nivel institucional, como políticas y programas de formación; a nivel comunitario, como promoción de la divulgación, la educación y la defensa; y a nivel estructural, mediante intervenciones jurídicas y políticas con un enfoque basado en los derechos’.
‘Asimismo -se agrega en el informe-, aunque la discriminación en el ámbito sanitario no es excesivamente prevalente, la existente hay que eliminarla si se quiere garantizar la salud a largo plazo y alcanzar los objetivos de UNAIDS* para 2030’.
* UNAIDS: siglas en inglés de ONUSIDA: Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida