Redacción Farmacosalud.com
Los llamados wearables, la tecnología ‘vestible’ destinada a monitorizar la salud, y el análisis de grandes cantidades de Datos, el Big Data, serán claves de la mejora de la asistencia sanitaria, según los organizadores del I Congreso Nacional de Wearables y Big Data en Salud, que se celebra el 18 de noviembre en Madrid. Profesionales sanitarios, desarrolladores, expertos en marketing, analistas de sistemas y gerentes hospitalarios, entre otros, se dan cita en el primer congreso dedicado al impacto de esta tecnología en la sanidad. El congreso está organizado por la agencia COM Salud con la colaboración de la Escuela Universitaria de Diseño e Innovación (ESNE), como socio académico, y el aval del Consejo Nacional de Enfermería, la Sociedad Madrileña de Médicos de Familia, el Consejo General de Colegios de Ingeniería Técnica Informática y la Escuela Andaluza de Pacientes.
Los relojes y pulseras inteligentes que controlan las pulsaciones, el ejercicio físico e incluso las pautas del sueño, han sido uno de los desarrollos de la electrónica de consumo de los últimos dos años por el que han apostado las grandes marcas de electrónica, telefonía y deporte. A ellos se suman otros wearables como gafas conectadas a Internet (como las Google Glass) y prendas de vestir con biosensores, que permiten detectar la temperatura corporal, el ritmo cardíaco, el sudor y otras variables. En el congreso se presentan otros dispositivos, como un colchón con sensores que detectan si la persona monitorizada está acostada, lo que es especialmente útil en atención domiciliaria; un reloj que mide la glucosa de manera constante sin necesidad de punciones; unos cascos que permiten mover objetos con ondas cerebrales; termómetros para niños que envían las mediciones telemáticamente a los padres, y gafas que avisan de la toma de medicación. Quienes sigan el congreso podrán elegir el wearable de año a través de Twitter, con el hashtag #wearables14.
Ahorro de costes
“Todos estos wearables proporcionan una cantidad ingente de datos, el Big Data, que permiten proporcionar un diagnóstico más precoz y preciso y una medicina mucho más personalizada”, explica Carlos Mateos, coordinador del congreso. Como consecuencia de ello, los costes también se reducen. El Instituto Global McKinsey estima que la aplicación de estrategias de Big Data para informar mejor a la toma de decisiones podría generar hasta 100 mil millones de dólares en valor cada año en todo el sistema de salud estadounidense, mediante la optimización de la innovación, la mejora de la eficiencia de la investigación y los ensayos clínicos, y la elaboración de nuevas herramientas asistenciales para médicos, los consumidores, las aseguradoras y la Administración, al conseguir enfoques más individualizados.
Las redes sociales también son una fuente ingente de datos que ayuda a los investigadores y las autoridades sanitarias a detectar riesgos y prever la propagación de epidemias. Ése es uno de los temas que se abordarán en el congreso. En la industria farmacéutica, “el uso de Big Data está acelerando la investigación como nunca antes se había conseguido, ya que permite identificar moléculas con potencial terapéutico con mucha mayor rapidez y disponer de cientos de miles de datos de pacientes que están siendo monitorizados constantemente, cuyo cruce proporciona más valor que el mayor ensayo clínico realizado con métodos tradicionales”, indica el organizador del encuentro.