Redacción Farmacosalud.com
La última moda son los pods desechables o ‘vapers’ (vapeadores) desechables, unos dispositivos que tienen varios sabores (recuerdan incluso a las golosinas) y que, al tener un número limitado de caladas, pueden ser arrojados a la basura cuando la carga se agota. Son productos que buscan “atraer a los adolescentes y a los niños”, asegura el Dr. Carlos Rábade, coordinador del Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Tiempo atrás se vendían cigarrillos de chocolate (cigarrillos de ‘mentira’) para los niños, pero en España esas chucherías están prohibidas desde hace unos años para evitar que su consumo incite a los menores a fumar tabaco. Para Rábade, los vapers desechables “son mucho peores que los cigarrillos de chocolate”, por cuanto que los artículos para vapear contienen aromatizantes que, al inhalarse, generan “un efecto tóxico, sobre todo en lo que es el aparato respiratorio”.
“Cuando se queman los aditivos aromatizantes a menudo se forman aldehídos y acroleínas, que son sustancias que producen inflamación bronquial”, sostiene el experto. “A nivel de la vía área -señala-, esos aditivos se asocian a inflamación e irritabilidad, y aumento del riesgo de neoplasias porque la combustión también genera nitrosaminas, que son agentes carcinógenos”.
Mayor riesgo de infección, patologías bronquiales…
“La combustión de aromatizantes, asimismo, debilita el sistema inmunológico, con lo que puede haber un mayor riesgo de contraer infecciones respiratorias, aparte de que también existe el peligro de desarrollar enfermedades bronquiales. Además, algunos de esos vapers contienen nicotina… y el consumo de nicotina a esas edades favorece una futura adicción al tabaco”, revela.
“Algunos vapers desechables contienen nicotina en bajas concentraciones, pero la contienen. El mecanismo que subyace a todo ello -desde la perspectiva de la industria- es conseguir que se empiece por los vapers sin nicotina, luego pasar a los que sí la llevan, y posteriormente llegar al cigarrillo electrónico, previo paso al hábito de fumar tabaco. La nicotina es una droga: al principio se necesita una concentración baja, pero cada vez se necesita más concentración nicotínica para que se produzca el mismo efecto, lo que acaba conduciendo al fenómeno de la adicción”, argumenta Rábade.
Teóricamente, la venta de vapers está prohibida a los menores de 18 años
Dicho lo cual, el Dr. Rábade lo tiene muy claro: los vapers desechables, con sus colores llamativos y sabores agradables, son una nueva modalidad de cigarrillos electrónicos que, en algunos casos, acabarán incitando a dar caladas a un cigarrillo de tabaco convencional: “esos vapers dan sensación de inocuidad, es decir, que no hacen daño, son vistos como un juguete más… es un mecanismo que tiene la industria del vapeo para atraer a los adolescentes y los niños hacia la conducta de inhalar con el fin de que dicha conducta acabe normalizando, con el tiempo, el hábito tabáquico. Los cigarrillos electrónicos usados para vapear se venden con el mensaje de que son productos que sirven para evitar el consumo de tabaco, cuando es justamente todo lo contrario, son una puerta de entrada al consumo del mismo”.
Los vapers desechables se pueden adquirir en estancos o por internet. Teóricamente, su venta está prohibida a los menores de 18 años, si bien el vacío regulatorio que existe en la actualidad propicia que sean unos dispositivos que se pueden adquirir -según aseguran algunos consumidores- en ciertos establecimientos que no son expendedores de tabaco, en los que, en determinados casos, el control de la edad de los consumidores puede estar brillando por su ausencia. También es posible que algunos mayores de edad los consigan para los niños y adolescentes, o bien que haya menores que aprovechen las grietas legales que existen en el entorno virtual para hacerse con ellos.
Rábade es partidario de endurecer la legislación y lograr, en la medida de lo posible, que los vapers desechables “no sean accesibles a los menores en cualquier sitio, tampoco en internet”. Y es que para el portavoz de SEPAR, resulta inadmisible que tales dispositivos se publiciten “a través de las redes sociales, vendiéndose como si fueran juguetes”.