Redacción Farmacosalud.com
El Servicio de Oncología Pediátrica del Hospital Universitario Vall d’Hebron, dirigido por la Dra. Soledad Gallego, puso en marcha en 2016 el programa Comik (Cancer Omics for Kids —Medicina Ómica en Niños—) de medicina personalizada en tumores sólidos infantiles. Este programa posibilita realizar un análisis genético exhaustivo de los tumores en aquellos casos en que los pacientes no responden a los tratamientos actuales o que están en situación de recaída. De este modo, se puede obtener una firma molecular específica de cada tumor. Una firma que es única y singular para el tumor de cada paciente, y que puede permitir el uso de terapias dirigidas basadas en las anomalías moleculares detectadas.
El cáncer en pediatría es diferente al cáncer del adulto, tanto en su origen y sus tipos como en su evolución. Los tumores pediátricos son el resultado de alteraciones genéticas y moleculares específicas de cada paciente que se producen de forma temprana durante el desarrollo o en las primeras etapas de la vida, por lo que, a diferencia de los tumores de adultos, no se asocian con el estilo de vida o con factores de riesgo ambientales. Como explica la Dra. Raquel Hladun, del Servicio de Oncología Pediátrica de Vall d’Hebron, “analizar los tumores a nivel molecular nos permite identificar las mutaciones u otras anomalías moleculares propias del tumor de cada paciente, es decir, obtener su firma molecular”. A pesar de los avances en la supervivencia, hasta un 25% de los tumores pediátricos actualmente no tienen curación. El programa Comik pretende identificar terapias efectivas para el subgrupo de pacientes con mal pronóstico.
Testar terapias en función de las dianas identificadas en un análisis molecular previo
Vall d’Hebron ha dado un paso más en el campo de la medicina personalizada del cáncer infantil. Como señala la Dra. Gabriela Guillén, de la Unidad de Cirugía Oncológica Pediátrica de Vall d’Hebron, “tomamos una muestra del tumor para poder realizar el análisis molecular, y una pequeña parte del tejido tumoral extraído se implanta en ratones”. De este modo, los tumores evolucionan en los ratones y los expertos pueden testar diferentes tratamientos. Actualmente, esta técnica ya se realiza en otros centros en tumores sólidos infantiles, aunque, en la mayoría de los casos, la implantación del tumor tiene lugar en el tejido subcutáneo del animal. En cambio, en el programa Comik, el tejido tumoral del paciente se implanta en el mismo órgano o zona que el tumor original. Por tanto, un tumor de pulmón se implanta en el pulmón del ratón; un tumor cerebral se implanta en el cerebro del ratón, o un tumor hepático se implanta en el hígado del ratón. Vall d’Hebron es pionero en emplear en un programa de cáncer infantil esta técnica que permite crear ‘tumores espejo’ de los pacientes.
“Estos tumores espejo crecen y evolucionan en el ratón de forma más fiel a los tumores que se implantan bajo la piel, ya que el comportamiento de los tumores depende del entorno en el que se encuentran. Por tanto, no es lo mismo que el tumor evolucione bajo la piel a que lo haga en el órgano de origen. La evolución de estos tumores espejo es más parecida a la que ocurre en el paciente —añade la Dra. Guillén—. De este modo, se puede testar en los ratones de forma mucho más válida y fidedigna tratamientos personalizados para el tumor específico de cada paciente”. Una vez implantado el tumor espejo, los expertos testan diferentes tratamientos en los ratones en función de las dianas que se hayan identificado en el análisis molecular previo. Si un tratamiento es eficaz y no ofrece efectos secundarios graves, se plantea usarlo en pacientes. “Es una forma de probar nuevas terapias en tumores en recaída o de alto riesgo evitando la exposición del paciente a fármacos inefectivos”, enfatiza la Dra. Raquel Hladun.
Ocho terapias dirigidas diferentes
Gracias al programa Comik, que se implementó en Vall d’Hebron en el año 2016, “hemos identificado dianas moleculares que nos han permitido el uso de terapias personalizadas en el 35% de los 40 pacientes incluidos en el programa”, añade Hladun. Los pacientes que se han beneficiado de Comik incluyen a niños y adolescentes con sarcomas óseos (osteosarcoma, sarcoma de Ewing y condrosarcoma), rabdomiosarcomas, sarcomas de partes blandas no rabdomiosarcoma (incluyendo pacientes con tumores rabdoide maligno, tumor desmoplásico de células pequeñas, sarcoma alveolar de partes blandas y sarcoma indiferenciado), neuroblastomas, tumores hepáticos (hepatoblastoma y hepatocarcinoma), carcinoma de tiroides, gliomas de alto grado y tumores difusos de tronco.
Como explica esta experta, “gracias a los análisis realizados, hemos identificado dianas moleculares que han permitido el uso de más de ocho terapias dirigidas diferentes, siendo algunas de ellas fármacos ya aprobados, otras terapias en ensayo clínico, y otras de programas de acceso a fármacos en investigación fuera de ensayo clínico. A medida que nuestro conocimiento del cáncer infantil avanza, gracias a los datos generados por nuestro proyecto y por otros proyectos similares que se están llevando a cabo a nivel internacional, somos capaces de definir nuevas dianas moleculares e impulsar el desarrollo de nuevas terapias. De este modo, más y más pacientes se beneficiarán del programa Comik”.
Paralelamente, añade Guillén, “la generación de tumores espejo está permitiendo que creemos un banco de tumores espejo para ir testando las nuevas terapias que aparezcan en el futuro. Quizás ahora no hay una terapia para un tumor en concreto, pero puede que sí exista en unos meses”. El programa, hasta el momento, ha logrado establecer 24 modelos de PDX ortotópicos (el nombre científico para estos ‘tumores espejo’ en ratones), que representan hasta once tipos diferentes de tumores pediátricos, entre ellos, neuroblastomas, sarcomas de partes blandas y óseos, nefroblastomas o tumores hepáticos.
Gran estudio europeo de medicina personalizada
El programa Comik se lleva a cabo gracias al trabajo en equipo de oncólogos pediátricos, cirujanos pediátricos, anatomo-patólogos pediátricos, radiólogos pediátricos e investigadores básicos y traslacionales. Este programa, impulsado y dirigido desde el Servicio de Oncología Pediátrica de Vall d’Hebron, es una de las líneas de investigación prioritarias del Grupo de Investigación Traslacional en Cáncer en la Infancia y la Adolescencia, dirigido por la Dra. Soledad Gallego, del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), y se realiza en colaboración con el Dr. Alberto Villanueva, del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell). Ahora, además, el programa se integrará en un gran estudio europeo de medicina personalizada ‘Estratificación de los perfiles moleculares en el tratamiento del cáncer pediátrico y juvenil’ (Mappyacts). “El tratamiento del cáncer pasa por la medicina personalizada —remarca Hladun—. Por eso, en Vall d’Hebron trabajamos por encontrar vías para aplicar ya en la práctica clínica las ventajas de la medicina personalizada”.
El cáncer pediátrico está considerado una enfermedad rara ya que afecta a 1 de cada 7.000 menores de 15 años (230 nuevos casos por año en Cataluña y 1.400 en España). Aunque es curable en el 75% de los casos, es necesario seguir investigando para identificar las alteraciones moleculares que lo definen, y llegar así a rescatar al subgrupo de pacientes considerados de mal pronóstico. “En este sentido, se ha avanzado mucho más en el cáncer del adulto que en el cáncer infantil. En buena parte, porque el cáncer pediátrico es una enfermedad minoritaria. Es necesario dedicar más recursos a la investigación”, señala la Dra. Hladun.