Redacción Farmacosalud.com
Que los animales se comporten como seres humanos debe ser únicamente patrimonio de los dibujos animados y películas con animales reales en que las imágenes se manipulan para que parezcan humanos. En la vida real, “un error muy habitual es humanizar a los animales”, afirma Joaquín J. Sopena, DVM, PhD, profesor agregado de la Facultad de Veterinaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera (Valencia) y vicedecano de Veterinaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera (Alfara del Patriarca, Valencia).
Los animales están preparados para hacer cosas propias de su mente zoológica. Por ejemplo, en el caso concreto de los perros, lamen cualquier cosa e ingieren comida que ha caído al suelo cada dos por tres y no les pasa nada a nivel bucal ni digestivo. A este respecto, el profesor Sopena aprovecha para advertir a las personas del error que supone humanizar a las mascotas y el riesgo bucal que ello supone para los animales: “El sistema digestivo de los animales es muy diferente del nuestro. Está adaptado al tipo de alimentación de cada especie. Lo que es bueno para nosotros no necesariamente ha de serlo para ellos y viceversa. La evolución de los diferentes componentes anatómicos, la composición de la saliva, la microbiota existente en la cavidad oral... están adaptadas y preparadas para minimizar los efectos negativos de esos alimentos ‘diferentes’ a los nuestros. Es más, muchas veces los problemas bucales podemos relacionarlos con una alimentación más ‘humana’.
El número de veterinarios dedicados a la odontología es muy reducido
Así pues, del mismo modo que por la boca muere el pez, por la boca podemos hacer pasar un mal rato -aunque sin querer, claro-, a las mascotas. Y, por si esto fuera poco, hay que tener en cuenta que por ahora la odontología veterinaria viene a ser una especie de ‘patito feo’ en el ámbito de las atenciones dedicadas a los animales de compañía, dado que el cuidado/terapia bucal sigue siendo un área relativamente olvidada por el veterinario y el propietario de la mascota. “La especialización en veterinaria clínica es cada vez mayor. Existen campos en los que la medicina veterinaria está muy avanzada y las técnicas utilizadas alcanzan niveles muy altos, casi comparables a la medicina humana. El campo de la odontología no es una excepción. Se realizan técnicas de prevención y tratamiento periodontal, endodoncias, prótesis, ortodoncias y, por supuesto, exodoncias, además de cirugía maxilofacial de cualquier índole. Únicamente podemos destacar que las técnicas estéticas no están permitidas. Pero el número de veterinarios dedicados a esta especialidad es muy pequeño”, lamenta Sopena.
“Existen dos asociaciones nacionales que intentan unir a estos profesionales, SEOVE (Sociedad Española de Odontología y Cirugía Maxilofacial Veterinaria y Experimental) y GOVA (Grupo de Trabajo de Odontología y Cirugía Oral de AVEPA), cada una de ellas con poco más de una treintena de miembros”, precisa el vicedecano.
Vamos, que hay pocos veterinarios formados en este ámbito. Para Sopena, especializarse en salud bucodental zoológica puede ser una salida profesional atractiva por explorar en España: “El desarrollo y concienciación del cuidado bucal en humanos favorecerá, sin duda, su crecimiento en veterinaria. La demanda por parte del propietario de cuidados similares a los que él recibe y el aumento de la oferta de estos servicios por parte del veterinario son dos de los factores que han de permitir el auge de la odontología veterinaria en los próximos años”.
Realizar al menos una inspección y limpieza dental al año en perros y gatos
Utilizar la experiencia, habilidad y conocimiento adquirido en la práctica odontológica con humanos para conseguir mejores resultados en el abordaje de problemas bucodentales de animales de compañía puede resultar paradójico, pero responde a una necesidad y una demanda, según se ha puesto de manifiesto en el ‘Congreso de la Salud Bucal’, celebrado recientemente en Valencia. En algunos aspectos, la salud bucodental de las personas se parece a la zoológica (en concreto, de las mascotas más habituales), si bien “el cuidado bucodental de nuestras mascotas por parte de sus propietarios es muy limitado y son los mecanismos de control fisiológico los encargados de asegurar la higiene oral de perros y gatos. El tipo de alimentación también influye en este control, ya que las comidas comerciales incluyen compuestos específicos en algunos casos y la textura y dureza de los piensos ayudan a proteger la boca. No obstante, hay patologías muy frecuentes en los humanos, como la caries, que son más raras en animales”, comenta el experto.
Los animales de compañía conviven con los humanos y, por lo tanto, “nuestro objetivo como profesionales de la salud es asegurar que lo hacen en las mejores condiciones posibles”, destaca el doctor Manuel J. Enciso, odontólogo del Hospital de Manises (Valencia), quien apunta que “la concienciación del propietario de que su mascota debe estar sana es clave”. Y es que se sabe que cuando una persona ha padecido algún proceso patológico y ha entendido la importancia de la prevención (en cualquier ámbito, incluido la odontología) es más fácil hacerle comprender la importancia de seguir las mismas pautas con su mascota, han apuntado fuentes de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA). Toda colaboración es positiva para ambas partes: “Cuando un propietario percibe mejoría de la calidad de vida en su mascota, es más fácil que comprenda las ventajas de la prevención y las aplique a su entorno”, afirma Enciso.
La actuación más frecuente, y en muchas ocasiones única, del veterinario a nivel odontológico es la limpieza dental, fundamentalmente centrada en los perros. Según Sopena, “en el caso de los gatos es menos frecuente realizar” este tipo de procedimiento, “pero no por ello menos importante. En el caso de los cánidos es frecuente la aparición de sarro calcificado, pudiendo llegar a cubrir completamente una pieza dental, especialmente molares. Deberíamos concienciar a los propietarios de que es necesario realizar al menos una inspección y limpieza dental al año, tanto para perros como para gatos”. Pero el mundo de las mascotas es muy diverso y quien tenga, por ejemplo, un ave en casa, se preguntará si también el pico debe someterse a algún tipo de limpieza bucal. “En el caso de las aves no se realizan limpiezas dentales tal y como las entendemos. Al carecer de dientes, las patologías asociadas son de otra índole. El cuidado del pico o las enfermedades o anormalidades del mismo se tratan por otros medios”, indica el veterinario.
Otro caso aparte son los roedores, en tanto que necesitan estar royendo continuamente porque los dientes no paran de crecer. “Los dientes de los roedores son algo especiales. El tipo de alimentación que suelen tener provoca un desgaste continuo por fricción de los mismos con los fitosilicatos del forraje y otras plantas. Este desgaste provocaría una pérdida de la dentición funcional en poco tiempo, por lo que han desarrollado unos dientes de crecimiento continuo. Este fenómeno garantiza, normalmente, un equilibro entre crecimiento y desgaste de los mismos, por lo que roer comida continuamente les ayuda a mantener la salud bucodental”, explica el profesor.
Enfermedad periodontal: afecta al 85% de perros y gatos mayores de 4 años
La patología odontológica o bucal más frecuente que pueden presentar las mascotas más clásicas y habituales (perros, gatos, etc) es la enfermedad periodontal. Se calcula que afecta al 85% de los perros y gatos mayores de 4 años. “Es el gran caballo de batalla del veterinario en esta especialidad”, subraya Sopena. Otras patologías habituales son las fracturas dentales (fundamentalmente de los colmillos, debido a los hábitos alimenticios y sociales de los animales), el complejo gingivitis estomatitis crónica felina, la resorción odontoblástica felina, la estomatitis paradental ulcerativa crónica canina (CUPS) y los abscesos periapicales (el más frecuente es el producido a nivel del 4º premolar superior del perro, ‘muela carnicera’, que da lugar a una fístula característica en la región infraorbitaria).
La halitosis (fetidez del aliento) es el signo fundamental que debe alertar a un cuidador de una mascota por ser un posible indicio de afección bucodental o incluso de alguna otra enfermedad que no tenga nada que ver con la boca. “Los propietarios -asegura Sopena- suelen acudir preocupados por el mal olor. Otros signos importantes son los problemas en la aprehensión de los alimentos, pero en muchas ocasiones no lo achacan a problemas orales. La causa de un empeoramiento del estado general de un paciente puede estar ocasionada por una enfermedad oral. El dolor está presente, sin duda, pero la forma de manifestarlo no es tan evidente como en los humanos y detectarlo es complejo en no pocas ocasiones. Corresponde al veterinario incluir, entre los posibles diagnósticos diferenciales, algún problema bucodental. También hemos de tener en cuenta que la exploración oral de un perro o un gato es complicada y peligrosa. Para poder hacerla en condiciones adecuadas, normalmente es necesario sedar al paciente”.
Se estudia la posible transmisión de patógenos bucales de gatos a humanos
Por cierto, se sospecha que existen animales domésticos (como los gatos) que pueden ser reservorios de patógenos periodontales humanos, es decir, que podría haber una zoonosis (enfermedad que puede transmitirse de animales a seres humanos). A este respecto, Sopena destaca que “un estudio de Booij-Vrieling[1] investigó la prevalencia de varias especies bacterianas típicas de periodontitis en gatos y en sus dueños. En el caso de especies del género Porphyromonas, los resultados sugieren que en los gatos se aisló P. gulae, mientras que en sus dueños se trataba de P. gingivalis. Sin embargo, se aislaron Tannerella forsythia tanto en las mascotas como en sus propietarios, hecho que puede sustentar una hipotética transmisión entre los gatos y sus dueños, colocando al gato como un posible reservorio de esta especie bacteriana. Un trabajo más reciente[2] identifica la P. gulae como el agente más frecuente sin obtener recuentos de T. forsythia relevantes. No obstante, no podemos descartar la posibilidad de transmisión y reservorio de gato hacia el hombre”.
Sea como fuere, la mejor manera de prevenir la transmisión de patógenos animales hacia las personas es seguir unas medidas higiénicas adecuadas. De acuerdo con el profesor, “este hecho es especialmente importante en niños, en los que es más fácil el contacto directo. En cualquier caso, hemos de pensar que muchos de los gérmenes son específicos de los animales y es más fácil el contagio entre humanos que de animales a humanos, pero esto no debe hacernos bajar la guardia. La higiene y el sentido común han de ser la norma básica de convivencia en cualquier hogar, máxime si hay mascotas”. Y las mismas consideraciones se pueden hacer con respecto a la posibilidad de que gérmenes bucales humanos puedan causar perjuicios a las mascotas (por ejemplo, dando un beso a un animal de compañía), señala el especialista: “De nuevo, la higiene y normas básicas son fundamentales. Hecha esa salvedad, en teoría una enfermedad o agente patógeno que puede afectar a ambas especies podría transmitirse en ambos sentidos”. Con todo, “hay pocos estudios que hayan profundizado en este campo en lo que a enfermedad periodontal se refiere”, matiza.
¿La odontología veterinaria es cara?
Llegados a este punto, la cuestión del bolsillo es casi obligatoria... ¿La odontología veterinaria es cara? ¿Aplicar métodos preventivos y tratamientos adecuados en odontología a la mascota puede evitar desembolsos mayores en un futuro? “El concepto de caro o barato es muy relativo -asevera Sopena-. Depende de cuáles sean las expectativas del propietario, la calidad del servicio que ofrezcamos, la formación del veterinario, la educación sanitaria del cliente... En cualquier caso, hay que tener en cuenta que el tratamiento odontológico en veterinaria requiere siempre de una anestesia general (normalmente inhalatoria), anestesia que ha de repetirse en períodos cortos de tiempo en numerosas técnicas. Esto aumenta las posibilidades de complicación y requiere de períodos de hospitalización post-anestésica normalmente breves. El volumen de trabajo también es menor que en humanos, lo que encarece la formación y alarga la curva de aprendizaje. Todo esto puede repercutir en el precio final, pero la clave está en ofertar un servicio de calidad por profesionales preparados”.
Y es que, en palabras del experto, “la prevención, como en muchos otros campos médicos, es uno de los pilares en los que tenemos que apoyar el desarrollo odontológico veterinario, no sólo porque mantener la salud es el deseo de todo buen profesional sanitario, sino porque, a la larga, reduce los costes para el propietario de la mascota. El veterinario es un profesional sanitario altamente cualificado; la colaboración con odontólogos nos tiene que permitir avanzar en el cuidado bucodental de nuestras mascotas. Acciones como el taller colaborativo entre odontólogos y veterinarios desarrollado en la 50ª reunión de la SEPA celebrada en Valencia pueden ayudar a progresar en este sentido”.
Convivir con un animal desarrolla más el sistema inmunológico humano
Por otra parte, el director médico del Hospital Universitario HM Sanchinarro (Madrid), Carlos Mascías, sostiene que tener un animal de compañía disminuye el riesgo de sufrir alergias y de contraer enfermedades, ya que al convivir con un animal se desarrolla más el sistema inmunológico. Para Sopena, esto es algo que también sucede a la inversa, es decir, que convivir con un humano puede reforzar el sistema inmunitario de la mascota: “Normalmente hablamos siempre de problemas o enfermedades que los animales pueden transmitir a las personas, pero también hay procesos que compartimos y que las personas podemos transmitir a los animales. En este sentido, la convivencia con los humanos ha permitido a las especies domésticas mejorar sus expectativas y calidad de vida… el acceso a los alimentos es mejor, los cuidados sanitarios también y, sin duda, el sistema inmune se ha adaptado a estos cambios favoreciendo la respuesta a estímulos no habituales para un animal en libertad”.
El presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid, Felipe Vilas, explica que para todas aquellas personas que sienten cierta sensibilidad por los animales es recomendable tener una mascota, ya que éstas reportan importantes beneficios para la salud al obligarnos a hacer ejercicio físico, “lo que es fundamental en el caso de las personas mayores o en la prevención de la obesidad, la diabetes, etc", un beneficio que también es "psíquico" porque se contribuye "a prevenir o retrasar la degeneración neuronal”.
Referencias
1. Booij-Vrieling, H.E., et al., Comparison of periodontal pathogens between cats and their owners. Vet. Microbiol. (2010), doi:10.1016/j.vetmic.2009.12.046
2. Pérez-Salcedo, L. et al, ‘Isolation and identification of Porphyromonas spp. and other putative pathogens from cats with periodontal disease’. Journal of Veterinary Dentistry . 2013, Vol. 30 Issue 4, p208-213. 6p