El hepatólogo Germán Soriano, del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona) ha explicado que los probióticos y prebióticos pueden ser útiles para evitar la progresión de las enfermedades hepáticas y prevenir las complicaciones de la cirrosis; también en encefalopatía hepática, un problema importante, ya que afecta a entre el 30 y el 80% de los pacientes con cirrosis y se asocia a peor pronóstico, deterioro en la calidad de vida y mayor incidencia de encefalopatía aguda. Soriano ha sido uno de los 300 expertos que han participado recientemente en Valencia en el ‘V Workshop Probióticos, Prebióticos y Salud. Evidencia Científica’.
Aunque cada vez hay más evidencias a favor de la eficacia de diversos probióticos y prebióticos en el campo de la hepatología, el doctor Soriano ha señalado que son precisos más estudios para definir claramente sus indicaciones. Además, la mayoría de los publicados se han realizado en la India y deben ser confirmados por otras comunidades científicas, como las de Occidente, han informado fuentes de la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos (SEPyP).
El futuro: probióticos y prebióticos como coadyuvantes
Según Andrés Moya, del Centro Superior de Investigación en Salud Pública de la Consejería de Sanidad de la Generalitat Valenciana (CSISP-FISABIO), cualquier tratamiento coadyuvante con probióticos o prebióticos dirigido a restaurar la salud en una patología o un grupo de edad determinado, incidiendo sobre los microorganismos clave, va a constituir líneas futuras de investigación.
Con la vista puesta también en el futuro, ha añadido Eduard Cabré, del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol (Badalona, provincia de Barcelona) deberá potenciarse el estudio de los efectos específicos de cada especie probiótica (o cócteles de especies) en un determinado contexto clínico, de forma que “habría que abandonar afirmaciones del estilo ‘los probióticos son eficaces en la situación clínica X’ y sustituirla por ‘el probiótico A es eficaz en la situación clinica X’, porque lo que se demuestre con un probiótico no es en modo alguno extrapolable al resto de especies probióticas”.
Mejorar síntomas digestivos para tratar varias afecciones
Francisco Guarner, gastroenterólogo del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona) y presidente de SEPyP, y Guillermo Álvarez Calatayud, del Hospital Gregorio Marañón (Madrid), han puesto de relieve que a la eficacia de probióticos y prebióticos en gastroenterología hay que añadir indicaciones en otras patologías. En relación con la salud intestinal están contrastados, han señalado, efectos beneficiosos en distintos tipos de diarreas (aguda infecciosa, por antibióticos, del viajero, etc.), en la prevención de la enterocolitis necrotizante del prematuro, en trastornos funcionales digestivos (síndrome del intestino irritable, cólico del lactante), en procesos inflamatorios (pouchitis, colitis ulcerosa), en infección por ‘Helicobacter pylori’ o en intolerancia a la lactosa.
Sobre nuevas indicaciones o patologías, Álvarez Calatayud ha destacado que ya son significativos los estudios que apuntan que la modificación de la microbiota o micromedioambiente intestinal, a través del empleo de probióticos y prebióticos, puede favorecer las expectativas en enfermedades como la celiquía y la fibrosis quística, entre otras, al mejorar la sintomatología digestiva de los pacientes y, por tanto, la calidad de vida de éstos.
Espectacular aumento de los estudios sobre microbiota
Según los expertos presentes en el workshop, estas aplicaciones irán a más, ya que en base a los resultados que se están obteniendo con trasplantes de microbiota fecal en la diarrea recurrente por ‘Clostridium difficile’, se habla ya de nuevas expectativas para otras enfermedades así como de la posibilidad de trasplantes a medida con las comunidades bacterianas que se precisen para mejorar carencias asociadas a cada tipo de disfunción.
Como muestra de la entidad que está adquiriendo este campo desde el punto de vista científico y clínico, el doctor Álvarez Calatayud ha destacado que en apenas una década se ha pasado de 175 revisiones científicas a 1.118. Asimismo, en el año 2000 eran 78 los estudios sobre la microbiota intestinal, mientras que en 2013 ya sumaban 2.520. La ultrasecuenciación de alto rendimiento y la bioinformática están permitiendo descifrar el universo microbiano que convive con el hombre a través del intestino.
La microbiota reduce los efectos de los antibióticos
La microbiota intestinal es, según Guarner, como un órgano más de nuestro cuerpo, comparable al hígado, pero constituido por células que tienen un genoma distinto al humano, y por tanto, aportan recursos bioquímicos y metabólicos que las células humanas no tienen. Otro papel clave de las comunidades bacterianas que constituyen la microbiota es el de ser el principal instructor del sistema inmunitario, hasta el punto de que “para desarrollar una inmunidad saludable, es más importante tener una microbiota diversa y variada, que haber pasado muchas infecciones”, ha añadido el especialista.
La importancia funcional de la microbiota tiene efectos incluso sobre los antibióticos, tal y como recoge la investigación presentada por Andrés Moya. Este experto ha expuesto un trabajo sobre la acción de los antibióticos en la microbiota del intestino, cuyos resultados ponen de manifiesto que la interacción entre ecología microbiota del intestino y el hospedador humano es “mucho mayor de lo que pensábamos”. Entre otras observaciones, ha explicado que como reacción a los antibióticos, la microbiota activa sistemas que disminuyen sus efectos. Otras de sus acciones son la atenuación del metabolismo energético y la capacidad de metabolizar ácidos biliares, colesterol, hormonas y vitaminas.
‘V Workshop Probióticos, Prebióticos y Salud. Evidencia Científica’.