Redacción Farmacosalud.com
La medicina divulgativa ha dejado un poco olvidados a los niños como destinatarios de los mensajes, sobre todo en lo concerniente a los diccionarios. Lo que hasta ahora no se ha hecho es algo tan simple como acercar el lenguaje de la medicina a los chavales, más que todo porque todos los pacientes -incluidos los niños- deben poder entender qué les pasa. Pero este vacío ya ha sido cubierto gracias al ‘Primer diccionari de medicina il·lustrat’ (‘Primer diccionario de medicina ilustrado’), escrito en lengua catalana y que pronto podría estar publicado ya en lengua castellana. Según Rosa Estopà, lingüista, profesora del Departamento de Traducción y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Pompeu Fabra (UPF, en Barcelona) e impulsora del libro, el nuevo diccionario “es una obra también pionera en lengua castellana. Tenemos la traducción prácticamente acabada y el Hospital Italiano de Buenos Aires se ha interesado en su publicación. La traducción estará lista en unos quince días y luego nos quedará el trabajo de edición. Para el mes de octubre podríamos tener la versión en español”.
En paralelo, ya se ha pensado editar el libro en un formato digital -e incluso interactivo- para su uso en internet, en el ordenador, tablets, teléfono móvil, hasta el extremo de que la edición en español incluso podría salir antes en formato digital que en papel. Estopà sostiene que “hay una carencia de diccionarios escolares en general, y, sobre todo, de diccionarios específicos, como diccionarios de ciencias, de matemáticas, de tecnología, de medicina… porque de estos no hay para niños y niñas”. El ‘Primer diccionario de medicina ilustrado’ está destinado a menores de entre 8 y 12 años de edad.
Tener en cuenta lo que los niños sabían, no sabían, o sabían equivocadamente
Esta iniciativa pionera, en la que han intervenido 1.200 niños de toda Catalunya, es fruto del proyecto «Jugando a definir la ciencia», del que ya han salido publicadas las obras ‘Petit diccionari de ciència’ [‘Pequeño diccionario de la ciencia’] y ‘Petit imaginari de ciència’ [‘Pequeño imaginario de la ciencia’], asociados al proyecto que también lidera Estopà ‘Avanzamos con la ciencia’. El ‘Primer Diccionario de Medicina Ilustrado’ quiere explicar el significado y el uso de las palabras más básicas que los niños y niñas escuchan y usan cuando hablan de su salud y de sus enfermedades. Durante tres cursos, alumnos de segundo, tercero y cuarto de Primaria de ocho escuelas catalanas han explicado y dibujado en el aula una palabra cada semana. Una vez recopiladas las definiciones, los lingüistas se han encargado de de-construirlas y volverlas a construir, con la ayuda de los pediatras.
“Para elaborar este diccionario -apunta la lingüista-, 1.200 niños de ocho escuelas han dibujado y explicado lo que sabían sobre estas palabras durante tres años. Las explicaciones del diccionario no están hechas por los niños, sino que para hacerlas se ha tenido en cuenta lo que los niños sabían y sobre todo lo que no sabían o sabían equivocadamente. Esta información nos ha servido mucho para poder construir positivamente el conocimiento que se transmite y adecuar las informaciones a la edad pediátrica”.
La elaboración del libro, una caja de sorpresas
La recopilación y elaboración de los contenidos del manual ha permitido descubrir concepciones ciertamente inesperadas, tal y como destaca la profesora Estopà: “Nos ha sorprendido mucho que la mayoría de los niños tengan muchos miedos en relación a ciertas enfermedades o tratamientos como cáncer, vacuna, epidemia, virus… que tengan muchos prejuicios en relación a otras como diabetes, síndrome de Down, enfermedad rara, malformación, discapacidad, dislexia, etc. y que tengan tantas ideas confusas de términos muy frecuentes como mocos, tos o farmacia, y en cambio sepan tantas cosas sobre términos como depresión, obesidad o maltrato”.
El nuevo diccionario está indicado para todos los niños, con independencia de que estén enfermos -por una patología temporal o bien crónica- o estén sanos. De acuerdo con la experta, se trata de una obra que los menores “deben leer también con los padres" y que servirá de ayuda a los profesionales de la salud a la hora de tratar con los niños.
Ideal para explicar a los amigos de un menor enfermo lo que le pasa a ese paciente
Asimismo, el libro también puede ser útil para que los progenitores, tutores o cuidadores puedan explicar a un menor enfermo lo que le está pasando, y también útil para explicar lo que le pasa a este niño a sus amigos y parientes también de edades pediátricas. “Es una ayuda que permite abrir un diálogo sobre un tema de salud que preocupe, consultar alguna cuestión concreta, aclarar un significado, un uso… Además, si los padres se acostumbran a hablar de estos temas con sus hijos, cuando éstos sean adolescentes les será mucho más fácil que hablen con ellos de enfermedades y de aspectos relacionados con la salud que pueden ser preocupantes”, sostiene Estopà.
Otro tema diferente es que este diccionario pueda servir a los adultos para explicar a un niño la enfermedad que sufre un pariente o amigo en edad adulta, ya que dicho manual, en principio, sólo tiene utilidad si se abordan enfermedades “que también tienen los niños. La selección de las palabras del diccionario está basada en el vocabulario más usual y más común entre los niños. Aquellas enfermedades que sólo se den en gente adulta no se contemplan, como por ejemplo la enfermedad de Alzheimer”, advierte.
El libro contiene 200 nombres que sirven para hablar de salud presentados por orden alfabético y 150 explicaciones con los dibujos correspondientes. Hay también 32 palabras que son sinónimas de otras, es decir, que son maneras de referirse a lo mismo, pero con otra palabra. El manual contiene 33 verbos que tienen un significado específico en medicina (desinfectar, curar, inyectar, recetar, sangrar) presentados en frases creadas por los escolares, y un atlas de 10 dibujos sobre el cuerpo humano en el que hay indicados 130 términos. En total, el diccionario incluye 366 palabras que los lectores pueden utilizar al hablar de medicina.
El jarabe ya no provoca reacciones de disgusto por su sabor
El nuevo diccionario pretende explicar las palabras médicas de manera fácil y comprensible. Los términos empleados son nombres muy básicos que utilizan los expertos en salud (como los médicos, los enfermeros, los logopedas, los dentistas, etc.) con un significado específico: alergia, ambulancia, caries, hospital, infección, dolor de cabeza, operación, radiografía, resfriado, termómetro, vacuna, jarabe, etc.
Los tiempos cambian, y la medicina no es ajena a ello. Tradicionalmente, los jarabes no han gozado de muy buen gusto al paladar, por lo que con tan sólo escuchar su nombre algunos niños se ponían de malhumor cuando tenía que tomarlos. Pero, actualmente, este tipo de medicación ya no provoca tanta incomodidad entre la población pediátrica, dado que al jarabe “lo suelen percibir positivamente y resaltan que suele tener gusto dulce a naranja o fresa”, señala la profesora, quien agrega que los niños “tampoco tienen una percepción negativa del médico ni del pediatra; el ‘cirujano’ ya no les hace tanta gracia”. Según Estopà, otras palabras que les suscitan incomodidad remiten a “vacuna, cáncer, penicilina o discapacidad”.
Obra de referencia:
Rosa Estopà (2018), Primer diccionari de medicina il·lustrat, editorial Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 192 pp., ISBN: 978-84-9883-979-1.