Redacción Farmacosalud.com
La piel atópica no realiza la función natural de la capa cutánea, que es defenderse de las infecciones. La piel sana dispone de una especie de antibiótico natural, los conocidos como péptidos antimicrobianos, que los niños con dermatitis atópica fabrican en menor cantidad. Eso supone tener una piel más susceptible a infecciones, por lo que “los niños atópicos tienen más verrugas y más moluscos que los no atópicos”, y sobre todo tienen “más susceptibilidad” frente a las bacterias, en especial el ‘estafilococo aureus’, indica la doctora Eulalia Baselga, dermatóloga pediátrica del Hospital de Sant Pau y de la Clínica Dermik de Barcelona. Tanto es así, que incluso en cultivos realizados cuando los niños atópicos se encuentran fuera de la fase de los brotes, muchos de esos menores están literalmente “colonizados por ‘estafilococo aureus’”, según asegura la dermatóloga.
Para prevenir esta sobreinfección o tener a raya al ‘estafilococo aureus’ existen los antisépticos y los antibióticos tópicos. Entre los problemas que pueden surgir por la aplicación de esos productos, se encuentra la irritación de la piel en el caso de los antisépticos, y la creación de resistencias en el caso de los antibióticos.