La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEEG) señala en un comunicado que “no se debe aceptar la incontinencia como algo inevitable por el hecho de ser mayor y se debe consultar con el médico lo antes posible y con absoluta normalidad por este problema de salud, para intentar buscar las soluciones más adecuadas a su situación”. La incontinencia urinaria genera un importante deterioro de la calidad de vida de las personas afectadas.
La prevalencia de este problema de salud alcanza ya a un 60 por ciento de las personas mayores de 85 años e institucionalizadas (internadas en un centro residencial), ha apuntado SEEG. Según el doctor Carlos Verdejo, geriatra del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, “algunas de las principales complicaciones médicas derivadas de la incontinencia urinaria son las úlceras cutáneas, las infecciones de orina y las caídas. Además, es de destacar especialmente las repercusiones a nivel psicológico, como la pérdida de autoestima, la ansiedad, el bajo estado de ánimo y la depresión”. A menudo, algunos pacientes sienten vergüenza por las pérdidas de orina y prefieren no exponer el problema ante su médico.
Varios métodos para luchar contra la incontinencia urinaria
Expertos en geriatría destacan que la incontinencia urinaria puede tratarse hasta el extremo de poder recuperar el control de la micción. En otros casos, se pueden suavizar los efectos de la dolencia y mejorar la calidad de vida de los afectados. Algunas de las medidas pasan por concretar un horario regular de micciones con el fin de vaciar la vejiga sin esperar a tener el deseo de orinar, no aguantarse las ganas de expulsar la orina, disponer el mobiliario para facilitar al anciano un acceso rápido al baño, y si es necesario tener cerca de la cama un orinal.
Otros métodos indicados contra la incontinencia urinaria se centran en reducir el consumo de alcohol o café u otros excitantes y realizar ejercicios de musculatura pélvica. Asimismo, existen tratamientos farmacológicos e incluso quirúrgicos. En todos los casos, los pacientes deben estar siempre bajo supervisión médica.