Redacción Farmacosalud.com
La Federación de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) ha elaborado la Guía de participación de técnicos en intervenciones quirúrgicas, otras intervenciones clínicas y mantenimiento e instalación de equipo, que cuenta con el aval científico de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME). El documento busca incorporar nuevas garantías sanitarias para los técnicos de las empresas asociadas de Fenin que acceden a zonas especialmente sensibles de los centros sanitarios para participar en intervenciones quirúrgicas u otros procedimientos clínicos. Una de las recomendaciones que figuran en la guía sostiene que el experto no facultativo que esté presente en una cirugía o en cualquier otra actividad médica o asistencial debería ‘limitarse a dar información sobre el manejo o mantenimiento del producto o equipo médico, sin intervenir en las decisiones clínicas o sobre su uso en pacientes concretos’.
Según Margarita Alfonsel, secretaria general de Fenin, la participación de los técnicos de las empresas en los procedimientos quirúrgicos “es imprescindible, ya que hay múltiples actos clínicos que requieren de su presencia y participación. Las actuaciones van desde el conocimiento profundo de las tecnologías hasta el aporte de información a los profesionales sanitarios en el momento en que se están realizando las intervenciones para sacar el máximo rendimiento a la tecnología en beneficio del paciente, pasando por actuaciones que hay que realizar en el trascurso de las operaciones”.
“La participación de los técnicos hace que la asistencia sanitaria sea más segura y de calidad”
“Sin lugar a dudas -afirma Alfonsel en declaraciones a www.farmacosalud.com-, la participación de los técnicos de las empresas del sector de Tecnología Sanitaria hace que la asistencia sanitaria sea más segura y de calidad, dado que son especialistas de producto con sólida formación y cualificación profesional que les capacita para dar soporte a los profesionales sanitarios en el ejercicio de su actividad”.
La nueva guía permite a las empresas del sector reevaluar y mejorar sus procesos para que sus expertos desarrollen su actividad con las máximas garantías sanitarias. Esas garantías deben haber sido establecidas y ser aplicadas siempre que un técnico participe en cualquier tipo de acto clínico, como una cirugía en el ámbito de la cardiología, traumatología u oftalmología, o una técnica endoscópica, entre otras muchas intervenciones, y tanto para el diagnóstico como para el tratamiento.
“El equipamiento electromédico requiere un mantenimiento preventivo y correctivo”
Las firmas que fabrican y proveen de equipos avanzados no sólo ponen a disposición del sistema de salud tecnología sanitaria (dispositivos, equipos y productos sanitarios), sino que también prestan múltiples servicios de alto valor que facilitan la práctica clínica de los profesionales sanitarios y permiten, además, que los pacientes reciban una asistencia segura y de calidad. “La casi totalidad de las tecnologías sanitarias son apoyadas por servicios que prestan las empresas del sector para lograr estos objetivos, si bien a medida que la práctica clínica es más compleja y está más apoyada por la tecnología sanitaria, la presencia de técnicos se hace más necesaria”, sostiene la secretaria general de Fenin. “Hay que significar que el equipamiento electromédico requiere de actuaciones de mantenimiento preventivo y correctivo que asegure diagnósticos más precisos y tratamientos más eficaces en un entorno de seguridad”, explica Alfonsel a la hora de valorar aquellos casos en que, por la tipología de la maquinaria o instrumental usados, el apoyo de esos expertos está más que recomendado.
El nuevo protocolo también establece la necesidad de que el personal técnico de las empresas cuente con una formación específica en el producto que va a ser utilizado, o en la intervención o el equipo a verificar, para poder llevar a cabo su trabajo de la forma más correcta y segura posible. Hay disponibles múltiples programas formativos especializados que, desarrollados por las propias empresas, buscan mejorar los conocimientos y competencias en seguridad de la asistencia sanitaria, para lograr así ampliar la capacitación de aquellos que participan de los procedimientos clínicos o asistenciales.
También existen otros planes de adquisición de habilidades como el programa de formación para profesionales externos al bloque quirúrgico, liderado por el Observatorio de Infección en Cirugía (OIC), que cuenta con el aval de varias sociedades científicas: Asociación Española de Cirujanos (AEC), Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH) y Asociación Española de Enfermería Quirúrgica (AEEQ). El objetivo que persigue la guía es que las empresas del sector asuman un compromiso de diligencia garantizando la formación de sus técnicos, capacitación que quedaría acreditada con los certificados y títulos formativos correspondientes.
Los expertos de las empresas, además, cuando trabajen en entornos sanitarios deberán disponer de equipos de protección individuales adecuados para evitar riesgos de contagios y aceptar las normas y medidas implantadas por las autoridades sanitarias y por el propio centro donde vayan a prestar su asesoramiento o sus labores de mantenimiento. Para que el personal técnico de una empresa pueda participar en un procedimiento clínico y dar soporte a un profesional sanitario, se requerirá la autorización o conocimiento del Jefe de Servicio y el facultativo responsable del acto médico que se vaya a desarrollar. El permiso deberá documentarse y el profesional de la firma tecnológica deberá seguir las pautas específicas que le indique el centro sanitario.
Un documento que cubre un vacío
“Debido a la falta de protocolos estandarizados, hemos decidido dar el paso de elaborar esta guía con nuevas recomendaciones que fijan las condiciones mínimas que deben reunirse para que los técnicos de las empresas puedan participar en estos procedimientos con las debidas garantías sanitarias y jurídicas”, apunta Alfonsel mediante un comunicado.
Por su parte, el Dr. Ángel Gayete, coordinador del Grupo de Tecnología de FACME, expone que la presencia de personal especializado de las empresas tecnológicas en muchos servicios y centros sanitarios para dar soporte a la incorporación de medidas y condiciones de seguridad en nuevas modalidades o procedimientos apoyados en equipamiento técnico, o bien para su posterior mantenimiento, es una práctica necesaria y habitual en los entornos sanitarios, especialmente en el seno de aquellas especialidades médicas con más requerimientos tecnológicos. Sin embargo, a pesar de ello no existía hasta este momento un documento consensuado de recomendaciones generales que definiera el marco de esa relación en determinadas prácticas profesionales, y que al mismo tiempo sirviera para velar por la calidad y seguridad de dichas prácticas, tanto en los aspectos meramente técnicos como en los relativos a la práctica clínica. Así pues, el documento que ahora se presenta se reconoce por FACME como un importante primer paso para la regulación de esa relación.
Los beneficios asociados a la presencia de especialistas tecnológicos en actos médicos es un proceso de doble dirección, es decir, los facultativos pueden aprender de los técnicos, y los mismos técnicos pueden aprender de su experiencia en quirófano o en cualquier otro espacio asistencial de cara a futuras intervenciones en las que también deban estar presentes como asesores, tal y como indica Alfonsel: “Efectivamente, es un proceso virtuoso que permite que tanto desde el lado de los profesionales sanitarios como desde los técnicos de la empresas del sector se retroalimente la formación y la transmisión de conocimientos, todos ellos puestos al servicio de la mejor asistencia sanitaria para el paciente”.