Redacción Farmacosalud.com
El primer paso para solucionar un problema -o posible problema- es reconocer que se tiene ese problema -o que puede llegar a tenerse-. Algo así ha hecho el Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa (COEGI) con su guía de ‘Seguridad del Paciente en el proceso de Vacunación’, documento que identifica aquellos errores que se producen -o pueden producirse- en los procesos de administración de vacunas, con el fin de no volver a incurrir en ellos. Rosa Sancho, responsable de la Comisión de Vacunación del COEGI, destaca para www.farmacosalud.com algunas de las equivocaciones detectadas: por ejemplo, “no mezclar los viales y administrar sólo el contenido de la jeringa” en aquellas vacunas que tienen que ser reconstituidas, o bien administrar erróneamente “dosis infantil y de adulto por la similitud en la carga antigénica de diferentes laboratorios que utilizan adyuvantes diferentes, como la hepatitis B”.
La guía, de la que se han editado un total de 3.000 ejemplares, será presentada y distribuida próximamente en las diferentes OSIs de Gipuzkoa. También está accesible en formato PDF a través de la página web del COEGI. Entre los temas abordados en este novedoso documento -novedoso por centrarse en la seguridad del usuario vacunado-, figuran la especificación de la vía de administración correcta (algunas vacunas se administran por vía subcutánea y otras por vía intramuscular), y la zona del cuerpo en la que se puede aplicar cada preparado vacunal en función de la edad de la persona y el tamaño muscular. “Nunca debe administrarse una vacuna en la nalga; las zonas de administración son siempre los brazos o las piernas”, asevera Sancho.
Una de las novedades más importantes de la guía es el apartado en que se conocen las vacunas en otros idiomas (chino, rumano, ruso, árabe o portugués). “Por ejemplo, en francés se dice rougeole para el sarampión y hay profesionales que piensan que es rubéola; si nos equivocamos podemos vacunar de nuevo frente a sarampión sin que sea necesario”, revela la miembro del COEGI.
-El Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa (COEGI) ha presentado la guía de ‘Seguridad del Paciente en el proceso de Vacunación’, con el objetivo de minimizar errores que pongan en riesgo la seguridad del paciente. ¿Qué errores más habituales son los que se cometen en este ámbito, podría poner algún ejemplo que aparezca en la guía?
Algunos errores con los que nos hemos encontrado son:
• En vacunas que tienen que ser reconstituidas no mezclar los viales y administrar sólo el contenido de la jeringa.
• Confusión con los envases de las vacunas, ya que algunos laboratorios tienen envases muy parecidos para vacunas diferentes.
• Administración errónea de dosis infantil y de adulto por la similitud en la carga antigénica de diferentes laboratorios que utilizan adyuvantes diferentes, como la hepatitis B.
• Confusión entre las pautas de la vacunación frente a hepatitis A y las diferentes vacunas monovalentes y combinadas A+B.
-La guía se centra en la regla de los 7 Correctos (7C) que debe estar presente en todo el proceso vacunal: paciente correcto, edad correcta, vacuna correcta, dosis correcta, vía de administración correcta, condiciones correctas y registro correcto. ¿Podría ampliarnos algo de cada uno de los 7 puntos?
Los 7 Correctos constituye un método para estandarizar el procedimiento incorporando la verificación de cada paso para lograr el cumplimiento de los 7 aspectos y garantizar la buena práctica en el proceso vacunal.
-El paciente debe ser el correcto: obliga a la verificación de la identidad de persona a vacunar confirmando expresamente que se trata de la persona que tenemos citada para una vacunación concreta. Aunque parece obvio, puede ocurrir que, en un momento de confusión, cuando acuden varios hermanos juntos a vacunarse y lloran, por ejemplo, se pueda dar un error.
-La edad correcta: se debe confirmar la fecha de nacimiento del usuario y comprobar que la vacuna que se va a administrar es la que corresponde a su edad.
-Vacuna correcta: comprobar que no nos hemos equivocado de envase y hemos elegido el preparado que realmente debemos administrar.
-Dosis correcta: en algunas vacunas es necesario administrar más de una dosis para completar la vacunación; se debe comprobar el historia vacunal para garantizar que administramos la dosis de esa vacuna que corresponde.
-Vía de administración correcta: algunas vacunas se administran por vía subcutánea (vacunas vivas atenuadas como varicela y triple vírica) y otras por vía intramuscular. Si no utilizamos la vía adecuada puede haber menor absorción de la vacuna o producir más efectos adversos locales.
-Condiciones correctas: comprobar que la vacuna se ha mantenido dentro del intervalo de temperatura adecuado y no se observan anomalías en el envase.
-Registro correcto: comprobar que el registro en la cartilla vacunal y en nuestra historia coincide y es el correcto para poder valorar la vacunación que debe realizarse. Después de la vacunación garantizar que se registra bien la vacuna administrada tanto en la cartilla de vacunación como en la historia. El registro correcto debe incluir la fecha de administración de la vacuna, qué vacuna se ha administrado, el nº de la dosis, el lote de la vacuna y la identidad del profesional que la administra.
-El nuevo documento habla de la seguridad previa al vacunar… ¿podría concretarnos algo más acerca de ello?
Previamente se debe garantizar que las condiciones de conservación de la vacuna son las adecuadas: intervalo de temperatura correcto; lectura diaria de la temperatura; la vacuna está bien identificada y ordenada por fecha de caducidad; se ha eliminado la vacuna caducada; el material de emergencias está completo y preparado, y el material de vacunación está a punto con diferentes tamaños de agujas para elegir según el tamaño muscular de la persona.
-Asimismo, en el texto se incide en el sistema de embalaje de los laboratorios, sistema que, al aportar formatos muy parecidos para diferentes vacunas, posibilita la comisión de errores. ¿Este punto -del cual ya se han ofrecido unas pinceladas en una respuesta anterior- se incluye en el apartado de la seguridad previa al vacunar?
Sí, este es uno de los puntos que puede contribuir a que se produzcan errores, sobre todo cuando hay enfermeras sustitutas. Para minimizar la posibilidad de cometer errores se deben colocar las vacunas ordenadas, de manera que estén en contenedores individuales para cada tipo de vacuna y con una rotulación clara que indique de qué preparado se trata y para qué tipo de población (infantil, adulta, etc). La seguridad previa a vacunar incluye tener bien ordenado el frigorífico; además, es recomendable tener un esquema fuera del frigorífico con la situación de las vacunas en el interior para que, antes de abrir el mismo, cualquiera pueda saber dónde buscar la vacuna.
-También se aborda la seguridad en la vacunación escolar…
El centro escolar es un medio peculiar de vacunación que ofrece muchas ventajas: da facilidades para los padres, mejora las coberturas vacunales y evita pérdida de días de trabajo y de clase, pero puede ocasionar más revuelo en el momento de la vacunación, lo que puede contribuir a que se produzca algún error. Para evitar que esto ocurra, es imprescindible seguir escrupulosamente el procedimiento adaptado a este medio y realizar un doble control de las autorizaciones para la vacunación que deben firmar los padres o tutores. En este medio la identificación correcta del niño o niña es fundamental.
-La guía aporta información sobre los excipientes de las vacunas. ¿Por norma general, qué excipientes llevan normalmente los preparados vacunales y qué alergias puede haber respecto a ellos?
En la mayoría de las vacunas que manejamos en nuestro medio los excipientes utilizados son productos como los adyuvantes para mejorar la respuesta a la vacuna (sales de aluminio, sistemas adyuvantes como AS03..), estabilizantes, para que la vacuna mantenga las condiciones de humedad, pH, etc (albúmina, lactosa, gelatina), o conservantes para evitar la contaminación de la vacuna (formaldehído, fenol, antibióticos..).
Aunque es muy poco frecuente, puede haber personas con hipersensibilidad a alguno de estos compuestos, y eso hay que tenerlo en cuenta. Sólo en el caso de que esta hipersensibilidad provoque una reacción anafiláctica estaría contraindicada la vacuna que lo contenga. Siempre se debe evaluar la existencia de estas reacciones previas a la hora de realizar la adecuada valoración sobre la pertinencia o no de administrar la vacuna. Una intolerancia alimentaria o una reacción leve no contraindican la vacunación.
-Por cierto, ¿cuándo hay que vacunar en el brazo y cuándo en la nalga? ¿Hay otras zonas del cuerpo donde también se pueda ‘pinchar’? ¿Qué dice el documento al respecto?
En la guía se indica, además de la vía de administración, la zona del cuerpo en que se puede aplicar cada vacuna en función de la edad de la persona y el tamaño muscular. Nunca debe administrarse una vacuna en la nalga; las zonas de administración son siempre los brazos o las piernas. Generalmente se utiliza el muslo en el caso de los recién nacidos porque el músculo deltoides (en el brazo) está poco desarrollado, y a medida que se hacen mayores se puede utilizar el brazo para evitar que les moleste al andar. En los adultos generalmente se utiliza el brazo, pero si es necesario administrar varias vacunas el mismo día, se puede utilizar también el muslo.
-¿Qué indica la guía cuando el día en que se vacuna a una persona esa persona tiene gripe, está constipada o bien sufre alergia respiratoria, por poner unos ejemplos?
Sólo está indicado retrasar la vacunación cuando hay fiebre; las alergias y catarros sin fiebre no contraindican la vacunación.
-¿Cómo se sabe si una vacuna está bien puesta… (se ha notado poco el pinchazo, etc)?¿La guía incide en ello?
Esto no lo recoge la guía porque no es posible determinarlo en el momento de la administración. No se produce ningún síntoma inmediato que nos indique si la vacuna está bien puesta o no, excepto el verificar que el punto de inyección se corresponda con lo que nos indica la foto de la guía; en algún caso en que se ha producido un absceso, podríamos pensar en una técnica inadecuada, pero no siempre es así.
-¿Hay vacunas que duelen más que otras en el momento de ponerlas? ¿Se habla de ello en el nuevo documento?
Sí es verdad que se observa que hay algunas vacunas que generan más dolor, bien porque vemos llorar más a los bebés o así lo indican los más mayores. Por ello, cuando se administra más de una vacuna en la misma sesión se recomienda administrar la vacuna más dolorosa al final. Este aspecto no se recoge en la guía de seguridad ya que corresponde más a un tema de bienestar. El dolor es una percepción subjetiva que es diferente en cada persona.
-Una de las novedades más importantes de la guía es el apartado en que se conocen las vacunas en otros idiomas (chino, rumano, ruso, árabe o portugués). ¿Qué riesgos existen cuando el usuario de la sanidad recibe preparados vacunales en otro país? ¿Puede haber errores de interpretación de esas vacunas?
Las vacunas que se utilizan aquí están etiquetadas en castellano; este apartado tiene su importancia cuando la población extranjera trae documentos vacunales de su país en su idioma y es necesario interpretar correctamente los datos que aportan para conocer su situación vacunal. Ese apartado de la guía nos ayuda a reconocer las vacunas y otros términos que podemos encontrar en dichos documentos. Por ejemplo, en francés se dice rougeole para el sarampión y hay profesionales que piensan que es rubéola; si nos equivocamos podemos vacunarle de nuevo frente a sarampión sin que sea necesario. Aunque no suponga un problema de salud, sería una administración innecesaria.
-Suponemos que, entre las personas que están más y mejor vacunadas, están aquellas que forman parte del personal de Enfermería, por el riesgo que entraña su profesión (cercanía constante a los pacientes, etc)…
Esto debería ser así, pero a veces nos encontramos con profesionales sanitarios que no se vacunan, sobre todo frente a la gripe… es un reto que tenemos por delante: conseguir mejorar la vacunación de nuestros profesionales.