Redacción Farmacosalud.com
‘Carretera que bien empieza, con baches acaba’, dice el refranero. Salvando las distancias con este ejemplo de sabiduría popular, está claro que la gran preocupación de los médicos de familia que ejercen en el medio rural (medio que agrupa a zonas de campo y de montaña) se centra en los desplazamientos por carretera. La falta de iluminación que suele caracterizar a la red viaria de estos territorios, la inesperada aparición de objetos en el asfalto -por ejemplo por desprendimiento de rocas-, la posible presencia de hielo o nieve en la calzada o la irrupción repentina de ganado o fauna cinegética al paso del vehículo, etc. obligan a los facultativos a tener que extremar las precauciones en todo momento. A todo ello se le suma la falta de un transporte público o bien de un transporte público con alta frecuencia de paso, lo que supone tener que usar el coche propio prácticamente para todo.
“Lo que más miedo da, y de hecho lo vemos entre los compañeros que ejercen en el medio rural, es la carretera… sobre todo porque la carretera echa mucho para atrás. Tienes que tener el coche muy al día, por si tienes un pequeño percance. Luego, si no vives en la misma población, te tienes que desplazar con tu vehículo hasta el Centro de Salud y desde allí a los distintos domicilios… con independencia de la distancia que se tenga que recorrer, al final tanta carretera siempre acaba pasando factura. Esa es una de las quejas más importantes de los compañeros”, cuenta el Dr. Miguel Ángel María Tablado, coordinador del Grupo de Trabajo de Medicina Rural de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
Por suerte -asegura María Tablado-, hoy en día “es muy raro” encontrarse con lugares de muy difícil acceso cuando se realizan visitas a domicilio, salvo que, claro está, “haya caído una gran nevada” o se haya producido alguna situación catastrófica como podría ser un escenario de inundaciones. “En la ciudad, si uno sale de una guardia se mete en el Metro y llega a casa, sin más… si se tiene que coger el coche hay un riesgo, y ese tipo de riesgo se va acumulando; eso es lo que echa un poco a la gente para atrás en el medio rural. El vehículo tiene que estar en perfecto estado para hacer los avisos… en algunas comunidades autónomas sí que tienen coche para hacer los avisos, pero en otras el vehículo que se utiliza es tu propio coche”.
En la actualidad, ejercer la medicina rural “no es ninguna heroicidad”
Otro de los hándicaps que supone ejercer como médico en un entorno no urbano es la dificultad a la hora de compaginar la vida profesional y las aspiraciones académicas de los hijos. En otras palabras, cuando los niños van a Primaria no hay problema, pero la cosa cambia cuando se entra en la etapa de la educación secundaria, el bachillerato y la universidad o estudios superiores. “Si tus hijos quieren hacer una carrera universitaria, al final se tienen que marchar del pueblo. Eso es algo que echa mucho para atrás si uno se plantea ejercer como médico en el medio rural y establecerse en un pueblo”, revela el miembro de semFYC, que tiene la consulta en Perales de Tajuña (Madrid), un municipio de unos 2.000 habitantes que se considera propio de un área rural.
A pesar de todos los pesares, el Dr. María Tablado no considera que la labor que desempeñan facultativos como él constituya una ‘heroicidad’, por decirlo de alguna forma: “Antes, hace 20-30-40 o 50 años, sí que se podía considerar una heroicidad porque las plazas del medio rural eran las últimas que se licitaban en los concursos de oposición. Muchas veces la gente no las quería porque estaban lejos y porque implicaba estar solo y pasar por dificultades en el tema de la formación (todo era como muy autodidacta…) Si a eso le añadimos que, a menudo, había que realizar desplazamientos por carreteras que eran relativamente malas y había algunos accidentes, pues esas plazas, al tener mala fama, eran las últimas que se cubrían en las oposiciones nacionales, cuando había ese tipo de cobertura”.
En la actualidad, los esfuerzos del Grupo de Trabajo de Medicina Rural de la semFYC y de la Organización Médica Colegial se centran en atraer profesionales hacia las plazas que hay disponibles en este tipo de territorios. Dado que en la medicina de familia se aplica una rotación obligatoria para los médicos residentes en formación que incluye el ejercicio de la medicina rural durante dos y tres meses, se aprovecha dicho período para intentar darles a conocer ese ámbito facultativo con el fin de que, en caso de que se les ofrezca uno de esos destinos, tengan argumentos suficientes como para tomar una decisión, sea ésta la que sea. “Más que nada, de lo que se trata es de que los residentes no digan que no porque no conocen la plaza”, comenta.
No hay un plus dinerario específico por ser médico rural
Según el Dr. María Tablado, en España los médicos de familia o Atención Primaria no cobran un plus (más dinero) por ejercer en un medio rural o de montaña: “No hay un plus dinerario, ni de penosidad ni tampoco de peligrosidad. Quizás un médico rural pueda ingresar más dinero a final de mes porque haga guardias, pero esas guardias en principio implican 24h o 12h en prolongación de jornada, o incluso refuerzos… si se gana más, se gana más por las guardias”.
Los posibles candidatos a ocupar esas plazas también deberían saber que la cercanía y la proximidad con el paciente -algo inherente a la medicina rural- puede ser, en ocasiones, un hándicap. Por ejemplo: el médico se está tomando un café en el bar del pueblo y se le acerca un paciente explicándole que aquel medicamento recetado es efectivo, o quizás diga que no le funciona… el paciente no se da cuenta de que, para hablar de los beneficios o problemas de salud, existe la cita en consulta. “No puedo negar que el médico sigue siendo una figura en el pueblo: vayas donde vayas todo el mundo te mira… -apunta el Dr. sin acritud, sino con ternura-… hay gente que tiene el suficiente ‘descaro’ -sigue bromeando- como para abordarte y hablarte sobre si lo que has recetado sirve o no, y otros a lo mejor intentarán hacer lo mismo”.
“Y, por supuesto, saben cuándo has llegado o has venido, dónde estás, si vas a un bar o a otro… ¡hay un control absoluto! -exclama María Tablado entre risas indulgentes y campechanas-. Yo, que he estado recientemente de baja por caer de la ‘bici’ haciendo deporte, y hay que decir que nunca había cogido la baja, he vivido una experiencia novedosa para mí, porque entre los que sabían que me había roto algo pero no exactamente qué (vuelve a reír), y los que estaban deseando que volviera a la consulta, pues ya ve… es lo que hay, somos una figura… Sí, todavía sigue existiendo para el médico ese trato de ‘Don’ tal… don Miguel Ángel, en mi caso”.
“La medicina rural es la medicina total, la que tú quieres cuando eliges la especialidad”
Sea como fuere, y haya ‘espionaje vecinal’ o no sobre la profesión médica, los facultativos rurales están muy bien considerados por sus pacientes, tal y como certifica el experto: “Aquí, en la Comunidad de Madrid, tenemos las encuestas de satisfacción y, en general, los médicos, como los bomberos y aquellos que se dedican a asistir a la gente, siempre salimos con un cien por cien de valoración porque la gente nos considera un bien propio. Muy mal tendría uno que hacer las cosas como para que no se le valorara, aunque sólo sea por la presencia, por decirlo de alguna manera. Decía un compañero mío: ‘por lo menos, estamos aquí por si acaso’… pues ese ‘por si acaso’, ya de entrada, la gente lo valora”.
María Tablado, como persona extrovertida que es, no puede resistir la tentación de seguir sacando punta a las anécdotas que, en el marco de atención a los pacientes, amenizan la rutina diaria: “Mis residentes me dicen que en la entrada del consultorio habría que poner un cartel de ‘alta tensión’ o algo parecido para que la puerta no se abriera continuamente mientras se escucha lo del ‘¿puedo pasar?’”. Bueno, es que la relación y el trato son familiares, esto sigue siendo así. Como bien se puede deducir, al final los médicos rurales acabamos siendo, como los datos dicen, más accesibles… pero es que los pacientes también nos frecuentan más; de media hay más visitas por habitante, seguramente porque nos tienen al lado, entre otras cosas, y porque estamos en los centros de los pueblos, en sitios por los que acabas pasando… no es como en las ciudades, donde vas al Centro de Salud o no vas, y no tienes por qué pasar por delante de allí”.
Por encima de todo, al Dr. María Tablado se le nota muy feliz ejerciendo en el ámbito rural: “A nivel personal, yo creo que ejercer ahí es una satisfacción única, es como el proyecto consumado como médico de familia… nosotros hacemos medicina comunitaria y hacemos medicina de familia… conoces a todas las familias, conoces a los niños, a los abuelos, primos, tíos… a todos. En esa medicina de proximidad hacemos muchos domicilios, con lo cual también conocemos dónde vive la gente y en qué circunstancias. Yo creo que, como médico de familia, la medicina rural es la medicina total, la que tú quieres cuando eliges la especialidad. Y, profesionalmente, pues hombre, quizás haces más cosas que en la ciudad porque ves a personas que presentan golpes, traumas… a lo mejor tienes que suturar, o a lo mejor ves cosas que hace tiempo que no se ven, como picaduras, mordeduras y cosas así… todo es como mucho más de lance… ¡rápido, rápido, hay que hacer esto…! es una medicina que también te incentiva mucho a estar al día”.
“Ahora con internet es imposible que alguien diga que no se puede formar”
Y qué mejor que el Dr. María Tablado para hablar de todo ello, ya que él, además de considerarse “de pueblo” -es natural de Palacios de la Sierra (Burgos)- por ahora no quiere ni oír hablar de cambios en su singladura vital: “Yo, si pudiera mantenerme en el pueblo toda la vida, ahí estaría, porque creo que eso está dentro de mi vocación de médico de familia. Hay un imponderable, que es el asunto de la carretera y lo cansado que es ir y venir por aquí y allá… seguramente por ello busques un tema-refugio, pero probablemente será más por un tema personal de cansancio que porque no te guste tu labor. Para la gente que escoge medicina de familia y está en el medio rural, yo creo que se cubren todas las expectativas”.
“Como decía anteriormente, en el campo antes estabas más sólo, a lo mejor no podías investigar porque no te podía llegar la información, pero ahora con internet es imposible que alguien diga que no se puede formar, no sería cierto. Incluso, desde el punto de vista de la investigación, por aquí hay mucho por hacer también: ver si el mundo rural es más sano que el urbano, comprobar si es cierto aquello de que en un pueblo se vive mejor… en el medio rural no se puede hacer investigación básica, pero se pueden buscar alternativas”, aduce el galeno.
Además, agrega María Tablado, en el pueblo se trabaja mucho según el concepto de ‘distancia al hospital’, en el sentido de que “tenemos fama de retener más a los pacientes y tratarlos más en casa porque los hospitales muchas veces pillan lejos”, o a menudo no hay buenas combinaciones de transporte público, etc. Ello no quita que no se generen muchas dudas, “porque cuando ves a un paciente y piensas que a lo mejor tendría que ingresar en un hospital, sueles escuchar ‘pues no me mande, deje a ver si esto se puede solucionar aquí’”.
En fin, que se hace lo que se puede, pero si la decisión final del médico de familia es que el traslado al centro hospitalario es tan necesario como inevitable, ya no hay buen rollo ni proximidad que valga: hay que ingresar en el hospital para evitar males mayores.