Guillermo Castilla
Los agonistas de los receptores de GLP-1 (arGLP-1), tanto en Atención Primaria como en el ámbito de la medicina especializada, están siendo infrautilizados, a pesar de constituir una estrategia eficaz en determinados pacientes con diabetes tipo 2, y de presentar eficacia antidiabética similar a la insulina pero con unas ventajas añadidas, como el menor aumento de peso y la reducción del riesgo de sufrir hipoglucemias, según se puso de manifiesto en un simposio celebrado en Valencia el pasado 16 de abril, durante el XXVI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes (SED), y patrocinado por GSK.
La clave para optimizar el uso de los agonistas de los receptores de GLP-1 es la individualización de cada caso y la valoración de los riesgos y beneficios dependiendo de las particularidades del paciente, recalcaron tanto Manel Mata, médico de Familia en el CAP La Mina, de Sant Adrià de Besós (Barcelona), como Esteban Jódar, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Quirón, en Madrid, participantes en este simposio. De esta manera, según afirmó el doctor Jódar, “podríamos aprovechar plenamente todas las posibilidades de este grupo terapéutico”.
Los arGLP-1 comportan reducciones mayores de hemoglobina glicosilada (HbA1c) que los antidiabéticos orales y se acompañan de pérdida de peso, reducción de la presión arterial y menor riesgo de hipoglucemias, destacó el doctor Mata. Para este médico de Atención Primaria, actualmente la triple terapia con un arGLP-1 es una alternativa adecuada a la insulinización, con reducciones similares de HbA1c y menor incremento de peso y riesgo de hipoglucemias.
Sin embargo, advirtió que siempre se deben tener en cuenta sus efectos adversos más relevantes, como las náuseas (variables según el fármaco entre un 12 y un 50%), el riesgo de pancreatitis, el riesgo de neoplasias o el aumento de la frecuencia cardíaca, entre otros, y observar unas precauciones de uso en pacientes ancianos, frágiles o con insuficiencia renal y respetando las condiciones de la ficha técnica.
Por otro lado, puso de relieve que los arGLP-1 también se pueden utilizar en pacientes tratados con insulina basal, ya que se ha demostrado que “la adición de un arGLP-1 en pacientes tratados con insulina basal comporta reducciones similares de HbA1c que la adición de insulina prandial, pero con un menor incremento de peso y de hipoglucemias”.
Por su parte, Esteban Jódar quiso enfatizar que los arGLP-1 no se utilizan adecuadamente debido a la necesidad de individualización, “ya que no todo vale para todo el mundo”. “La realidad nos demuestra que hay tipologías de pacientes que son muy diversas entre sí”, –apuntó–, “y tenemos que interiorizar que no debemos tratar igual a un diabético que acaba de debutar con 45 años que a una hiperglucemia descubierta a un anciano de 84 años, sobre todo si además hay diferencias de peso”.
Su uso en Atención Primaria
En el ámbito de la Atención Primaria (AP) continúan existiendo ciertas dificultades y presiones que obstaculizan la prescripción de estos fármacos, “especialmente porque necesitan de visado y por su elevado precio, a pesar de que todos los estudios indican que los beneficios son notables”, según advirtió el doctor Mata. En su opinión, sería importante que los médicos de AP se plantearan que, en vez de acudir directamente a la insulinización en el paciente obeso, podrían utilizar los arGLP-1. Así mismo, “también sería conveniente usarlo en pacientes cuando hay que intensificar el tratamiento y al mismo tiempo existe la necesidad de disminuir el peso, sin causar hipoglucemias”.
“La prudencia de los médicos de AP y las restricciones administrativas han llevado a limitar el tratamiento con arGLP-1 a un número muy reducido de pacientes. Con una mayor experiencia de uso cabe esperar que cada vez sean más los pacientes tratados con arGLP-1”, concluyó.
La importancia de la individualización
Para Jódar, “los arGLP-1 son fármacos que se prescriben muy poco de acuerdo al perfil de los sujetos con diabetes que vemos en nuestros medios, pero que, no obstante, sigue existiendo la posibilidad de darles un mejor uso y no acudir a ellos como fármacos para bajar peso en pacientes que tienen buen control. Para eso dispondremos de, probablemente, estos mismos fármacos a dosis distintas o de combinaciones de ellas”.
Eso sí, “si el médico los utiliza porque baja peso y mejora el control metabólico, sería muy buena idea que esos pacientes fueran obesos, pero lo más importante es que hay que individualizar la elección de los arGLP-1 exactamente igual que intentamos individualizar los tratamientos, y que esto debe hacerse en función de la edad y con mucho cuidado en las personas frágiles y sarcopénicos”.
“La individualización” –concluyó– “debería hacernos usar mucho más este grupo terapéutico, porque es evidente que cada ser humano, es único”.