Redacción Farmacosalud.com
La dermatitis atópica es una enfermedad crónica que se caracteriza por la sequedad de la piel, la aparición de lesiones de enrojecimiento e inflamación, así como la descamación en placas junto con un intenso picor, se informa desde la Asociación de Familiares y Pacientes de Dermatitis Atópica (ADEA). El picor o prurito provoca el rascado del menor o el adulto, iniciando el círculo vicioso de provocar mayor irritación de la piel, agravando las heridas y corriendo el riesgo de una sobreinfección. El 27 de noviembre se celebra el Día de la Dermatitis Atópica, patología que genera impotencia, irritabilidad y tristeza al 20% de los niños y el 7% de los adultos que la sufren en España. Por suerte, afirma Rosana Costales, presidenta de ADEA, “no hay un rechazo social por parte de toda la sociedad” con respecto a los afectados de dermatitis atópica. Eso sí, “el rechazo” que pueda existir “va unido al desconocimiento de la enfermedad (bastante generalizado), por el aspecto de la piel del paciente, especialmente en determinados periodos. Cuanto más se conozca la enfermedad, sus síntomas y la importancia de ésta para el paciente, como el hecho de no ser contagiosa para los demás, mejor se aceptará y apoyará a los pacientes”, comenta Costales.
La dermatitis atópica es la enfermedad crónica de la piel más frecuente en niños, existiendo la posibilidad de que un menor pueda tener sentimientos de inferioridad o de vergüenza y sentir rechazo por parte de sus compañeros en la escuela. Frente a estos casos, “los profesores deben tener una actitud de apoyo al niño y tanto ante él como ante sus compañeros deben quitarle importancia y considerarlo algo ‘natural’, o sea, algo con lo que viven muchas personas sin que por ello sean diferentes ni peores”, señala la presidenta de ADEA. “Además -insiste en declaraciones a www.farmacosalud.com-, la dermatitis atópica no es contagiosa”.
‘El control de tu vida comienza en la piel’
El Día de la Dermatitis Atópica del presente año se centra en el lema ‘El control de tu vida comienza en la piel’. Costales, que es madre de una hija con esta enfermedad, explica el porqué de dicho mensaje: “Un paciente de dermatitis atópica, con su enfermedad mal controlada, sufre física y psicológicamente; controlando la enfermedad (tu piel), siguiendo los consejos de tu médico, controlas mejor tu calidad de vida”.
El 89% de los pacientes con dermatitis atópica se sienten impotentes ante su enfermedad, el 78,4% irritables por los síntomas, y el 70% cansados y tristes ante el impacto en su vida. Además, un 81% se muestra preocupado por su aspecto físico, ya que su piel es imperfecta. Estos datos, extraídos del Estudio Datop sobre la dermatitis atópica desde la perspectiva del paciente, son corroborados por el Dr. Antonio Torrelo, uno de los médicos participantes en esta encuesta realizada a 125 menores y 116 adultos españoles por 30 dermatólogos de diferentes comunidades autónomas de España. “Les afecta muchísimo en su vida. Primero, por los síntomas, porque la piel les pica, les duele y esto les hace sufrir. Y segundo, el aspecto visible de la enfermedad les estigmatiza y les afecta en la autoestima”, explica Torrelo. “Además, hay veces que no pueden hacer ciertas actividades porque su piel no se lo permite. Por ejemplo, pueden tener algún tipo de restricción para hacer deporte o ejercicio. Y no poder hacerlo les frustra. Su piel les condiciona la vida”. Y según la encuesta, al 80% de los pacientes les limita el ocio, al 60% las actividades sociales y al 37% le hace sentir incómodo en el trabajo o en el colegio.
Defecto en la barrera cutánea
Desde ADEA se considera esencial que se siga investigando en las causas y tratamiento de los síntomas. “Es lo máximo a lo que nosotros podemos aspirar hasta que no se encuentre una cura definitiva”, afirma la presidenta de la Asociación, según señalan fuentes de ADEA. En este sentido, se está empezando a vislumbrar alguna de las posibles causas que provocarían la aparición de la dermatitis atópica, como la mutación de un gen importante de la piel, la filagrina. Esta mutación produce alteraciones en la formación de la estructura de la barrera cutánea, de tal manera que se pierde agua a través de la piel alterada y además los irritantes (como el polvo o el sudor o elementos químicos como el níquel o el cromo) pueden traspasar la epidermis y provocar la inflamación de la piel. “Esta mutación provoca un defecto en la barrera de la piel. Esta es la línea de investigación más actual. Aunque todavía va a pasar mucho tiempo hasta que estas investigaciones puedan traducirse en forma de terapias específicas para los pacientes”, confirma el Dr. Torrelo.
Por otra parte, la bajada de temperaturas empeora los síntomas de los niños con dermatitis atópica o eccema atópico, según advierte la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). El frío seco, los cambios bruscos de temperatura y las calefacciones altas “empeoran las condiciones de los menores afectados por esta patología al propiciar la deshidratación de la piel”, asegura la doctora Elena Alonso, vicepresidenta de SEICAP. Factores como la temperatura, el grado de humedad y la contaminación ambiental también pueden influir en el curso clínico de esta patología. “El frío seco deshidrata la piel y es durante el invierno cuando empeora el niño atópico”, apunta la doctora Alonso, que precisa que la mayoría de menores padece más brotes en los meses fríos. Por otro lado, los cambios de temperatura habituales en esta época del año “aumentan el prurito, el rascado y la aparición de lesiones propias de la dermatitis atópica”, comenta.
Abrigar en exceso puede ser contraproducente
Además, abrigar en exceso a los niños “puede provocar sudoración y agravar los síntomas y hay que prestar atención al roce de las prendas de ropa con la piel, porque puede desencadenar brotes”, comenta esta pediatra alergóloga. Por su parte, las altas temperaturas de las calefacciones “aumentan la sequedad de las estancias interiores y esto también incide en el empeoramiento de los niños porque facilitan que la piel se reseque en exceso”, asegura. También se deben airear las estancias y aumentar la humedad de las habitaciones con recipientes con agua en los radiadores. Esta especialista advierte de que “no se debe abusar de los humidificadores porque, incluso, pueden ser negativos”.