Redacción Farmacosalud.com
El arsenal terapéutico actual para el tratamiento de los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio (IM) se amplía con la llegada a España de una nueva dosis e indicación de Brilique® (ticagrelor) 60 mg, de la compañía AstraZeneca. Se trata del único antiagregante plaquetario antagonista de P2Y[1,2] indicado para el tratamiento ampliado de pacientes con antecedentes de infarto de miocardio (IM) más allá del primer año y que presentan un alto riesgo de padecer un acontecimiento aterotrombótico[3].
Investigaciones recientes han demostrado que, aproximadamente, uno de cada cinco pacientes sufrirá otro infarto de miocardio, ictus o muerte cardiovascular (CV) en los tres años siguientes después de un infarto de miocardio, incluso aunque no hayan experimentado eventos después de 12 meses[4]. En un subanálisis del ensayo PEGASUS-TIMI 54, que incluye más de 16.000 pacientes, se demuestra que el tratamiento con ticagrelor reduce un 20% el riesgo relativo de muerte CV, infarto agudo de miocardio (IAM) o ictus, un 29% el riesgo relativo de muerte CV y un 20% el riesgo relativo de la mortalidad por cualquier causa[1]. Los resultados de este estudio[5] han respaldado la autorización de ticagrelor 60 mg por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para esta indicación.
Cada vez se controla mejor la fase aguda, pero atención a los posibles eventos tras el ataque
En palabras del Dr. Vicente Arrarte Esteban, cardiólogo del Hospital General de Alicante y presidente electo de la sección de Riesgo Cardiovascular y Rehabilitación Cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), la nueva indicación ofrece el beneficio de “reducir eventos trombóticos, lo que se traduce en disminuir el riesgo de infartos y morbimortalidad cardiovascular”. Además, según apunta este experto, “las cifras nos cuentan que cada vez controlamos mejor la fase aguda pero, sin embargo, sigue habiendo un gran porcentaje de pacientes con eventos meses o años más tarde de su infarto”.
Pese a que existe un mayor conocimiento en materia de la enfermedad cardiovascular, prosigue el Dr. Arrarte, “aún tenemos necesidad de optimizar el tratamiento para la prevención aterotrombótica en los pacientes antiagregados más allá del año del infarto. Ticagrelor 60 mg precisamente aporta ese extra de antiagregación para los pacientes que persisten con riesgo excesivamente alto y que sabemos tiene alto riesgo de recaídas con las estrategias terapéuticas actuales”. El facultativo también destaca las prioridades que se marcan en el abordaje del IM. “Tratar adecuadamente al paciente en la fase aguda, darle una estrategia preventiva adecuada lo antes posible dentro de un programa de Rehabilitación Cardíaca en el que se reduzcan al mínimo las recaídas y nuevos eventos. Ticagrelor 60 mg es una pieza más del puzzle en el manejo de pacientes de más alto riesgo trombótico y riesgo hemorrágico no aumentado”.
Por otra parte, el riesgo de padecer un evento aterotrombótico se mantiene elevado durante los cinco años posteriores a un infarto[6,7]. Tal y como explica el Dr. Manuel Anguita Sánchez, presidente de la SEC, “este elevado riesgo afecta a un porcentaje muy importante de la población que tiene una enfermedad coronaria por lo que, con esta nueva dosis, los pacientes se podrán beneficiar del efecto de reducción de eventos cardiovasculares recurrentes con un menor riesgo hemorrágico”. La compañía ya comercializaba la dosis de ticagrelor 90 mg en España que, administrado conjuntamente con ácido acetilsalicílico (AAS), está indicado para la prevención de acontecimientos aterotrombóticos en pacientes adultos durante los 12 primeros meses después de un SCA[3,4]. En el caso de ticagrelor 60 mg, existen datos limitados sobre la eficacia y la seguridad del ticagrelor más allá de los 3 años de tratamiento ampliado[3].
Baja percepción de riesgo en la población
Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), dentro del grupo de enfermedades circulatorias, las enfermedades isquémicas del corazón (infarto, angina de pecho…) ocuparon el primer puesto en cuanto al número de defunciones[8]. Por otro lado, una de cada cuatro personas encuestadas ha sufrido un evento cardiovascular directamente o en su entorno familiar[2].
Sin embargo, pese a su alta incidencia y mortalidad, el temor a sufrir un infarto es menor con respecto al cáncer o las enfermedades degenerativas.[2] Estas son algunas de las conclusiones de la encuesta ‘Salud cardiovascular y estilo de vida de la población española’, promovida recientemente por AstraZeneca, que revela la escasa percepción de riesgo que tienen los pacientes de su enfermedad[2], sin ser conscientes de la posibilidad existente de sufrir otro episodio cardíaco más allá del primer año[4]. “Existe una baja percepción del riesgo y de la gravedad de la enfermedad cardiovascular, sobre todo, cuando se la compara con el cáncer o las enfermedades neurodegenerativas. Esto se puede deber al hecho de que hay muchos tratamientos eficaces para las enfermedades cardiovasculares y parece que nadie fallece, pero esto es totalmente contrario a la realidad. Por eso, es importante hacer campañas de concienciación y educación por parte de los médicos, la administración sanitaria y las sociedades científicas”, asegura Anguita.
Y es que, según revela la encuesta, el 72% de las personas que han sufrido un infarto afirma que su vida cotidiana ha variado en algún aspecto tras sufrir un evento CV, y señala la mejora de sus hábitos de vida y el aumento de la dependencia como los principales cambios. Por el contrario, un 28% de las personas considera que no ha cambiado nada su rutina tras haber padecido un infarto[2]. En este sentido, el Dr. Anguita destaca que se trata de “un dato que demuestra que aún hay un elevado número de pacientes que no son conscientes del elevado riesgo que existe de que se produzca un nuevo infarto. Las personas que ya han sufrido un infarto modifican sus hábitos de vida en una menor medida de la que deberían, ya que no están nada preocupados de dicho riesgo porque consideran que no afecta a su vida ni tampoco piensan que llevar una vida saludable es fundamental”.
Referencias
1. Dellborg M, Bonaca MP, Storey RF, et. Al. Efficacy and safety with Ticagrelor in Patients with Prior Myocardial Infarction in the approved European label: Insights from PEGASUS-TIMI 54 [poster]. Presented at: European Society of Cardiology; August 26-30; 2017. Barcelona, Spain. Poster P3670
2. Encuesta Salud cardiovascular y estilo de vida de la población española. AstraZeneca, enero 2018.
3. Ficha Técnica Brilique® (ticagrelor). Enlace: http://www.ema.europa.eu/docs/es_ES/document_library/EPAR_-_Product_Information/human/001241/WC500100494.pdf
4. Rapsomaniki E et al., Using big data from health records from four countries to evaluate chronic disease outcomes: a study in 114 364 survivors ofmyocardial infarction. Eur Heart J Qual Care Clin Outcomes (2016) 2(3):172-183
5. Bonaca MP, Bhatt DL, Cohen M, et al. Long-term use of ticagrelor in patients with prior myocardial infarction. N Engl J Med. 2015; 372:1791-800. Enlace: http://www.nejm.org/doi/pdf/10.1056/NEJMoa1500857
6. Kikkert WJ, Hoebers LP, Damman P, Lieve KV, Claessen BE, Vis MM et al. Recurrent myocardial infarction after primary percutaneous coronary intervention for ST-segment elevation myocardial infarction. The American journal of cardiology. 2014;113(2):229-235.
7. Nakatani D, Sakata Y, Suna S, Usami M, Matsumoto S, Shimizu M et al. Incidence, predictors, and subsequent mortality risk of recurrent myocardial infarction in patients following discharge for acute myocardial infarction. Circ J. 2013;77(2):439-446.
8. Defunciones según la causa de muerte. Año 2016. Instituto Nacional de Estadística (INE): http://www.ine.es/prensa/edcm_2016.pdf