Redacción Farmacosalud.com
Con el cambio climático ha aparecido un nuevo concepto, conocido como ‘refugio climático’, para definir a aquellos espacios públicos y privados que, por sus especiales condiciones de climatización (bibliotecas, centros cívicos, parques al aire libre, piscinas etc.), se ofrecen como resguardo ante las olas de calor, que cada vez son más intensas y frecuentes debido al agravamiento del calentamiento global. En el caso concreto de las piscinas, cabe decir que su uso se erige como un recurso muy efectivo a la hora de paliar las altísimas y sofocantes temperaturas, por lo que desde la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) se apuesta por la gratuidad -o, al menos, la máxima accesibilidad- de estos recintos, ya sean públicos o semipúblicos.
“Para que un refugio climático sea accesible y pueda cumplir su objetivo preventivo, lo ideal es que sea un recurso público y gratuito. Las piscinas municipales deberían ponerse a disposición de la población para paliar los efectos de las olas de calor. Incluso aquellas que sean concertadas y gestionadas por otras entidades deberían contar con una cláusula de emergencias climáticas en sus conciertos que las obliguen a ser accesibles durante las olas de calor. Igualmente, a nivel central se debería trabajar en un desarrollo normativo que permita el uso de recursos públicos y privados en caso de riesgo para la salud debido a las altas temperaturas”, señala el Dr. Adrián Carrasco, médico de familia y coordinador del Programa de Actividades Comunitarias en Atención Primaria (PACAP) de semFYC.

Dr. Adrián Carrasco
Fuente: semFYC
“Es responsabilidad de las Administraciones locales” crear espacios que protejan frente al calor extremo
“La reciente ola de calor ha causado la muerte de en torno a 500 personas entre Madrid y Barcelona. Que las muertes se concentren en grandes ciudades implica que hay que tomar medidas para mitigar los efectos del calor sobre la salud. En este sentido, es responsabilidad de las Administraciones locales crear espacios para que la población pueda sobrevivir a estos episodios de forma segura”, afirma Carrasco.
“Y esto, además -agrega-, tiene que hacerse de manera que se promueva la conexión entre vecinos y la promoción de hábitos saludables. Para ello, lo ideal es que en los barrios existan centros culturales con ofertas gratuitas o asequibles, teatros y espacios para actividades infantiles, zonas deportivas climatizadas y piscinas municipales. Asimismo, los centros sanitarios, los centros educativos y los centros de mayores y residencias deberían ser prioritarios a la hora de ser climatizados, dado que son espacios a los que acude población especialmente vulnerable a los golpes de calor, por lo que no poder asegurar que sean refugios climáticos también podría tener consecuencias fatales para esas personas”.
Ciudadanos mayores, población infantil y sujetos con patologías crónicas como diabetes o hipertensión tienen limitaciones a la hora de poder regular la temperatura corporal o para tomar consciencia de los peligros del calor, “lo que les hace especialmente vulnerables a las temperaturas extremas”, aduce el Dr. Carrasco.
Lograr que las ayudas para la climatización del hogar lleguen realmente a los más desfavorecidos
Ahora bien… ¿sirve de mucho que los individuos vulnerables pasen unas horas en un refugio climático y después vuelvan a domicilios que, a menudo, son viviendas que no tienen las características de aislamiento adecuadas para combatir el calor, o bien sus moradores tampoco disponen de recursos económicos para instalar medidas de climatización (por ejemplo, no puede pagarse un aire acondicionado)? El experto admite que recurrir a los refugios climáticos “no es la opción definitiva, pero es imprescindible poder permitir” que las personas más frágiles y con menos recursos puedan disfrutar de este tipo de cobijo de una forma -insiste- “accesible y gratuita, especialmente en las horas centrales del día, en las que el riesgo es mayor”.
“Además, las ayudas económicas para el aislamiento térmico y la instalación de aire acondicionado deberían contemplar que los sujetos vulnerables por su salud o por su situación económica tengan acceso, realmente, a tales medidas de protección. En muchas ocasiones las ayudas suponen un 10% del coste, lo que no permite que personas en situación de necesidad accedan al aislamiento o a la climatización”, destaca. Son subvenciones, por tanto, que sirven “únicamente para aligerar la factura de quienes de inicio” se pueden permitir una inversión, advierte el Dr. Carrasco.

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“Por eso, es importante que, aparte de las ayudas económicas, existan refugios climáticos que ejerzan de lugares de encuentro en forma de centros culturales, sociales y deportivos”, comenta el coordinador PACAP de semFYC. Si no, la alternativa son los centros comerciales, lugares donde la protección frente al calor se vehicula “a través del gasto económico, que no todo el mundo se puede permitir, y que no debería ser la opción principal para evitar las muertes por calor”, concluye Carrasco.
Síntomas a tener en cuenta
Cuando las altas temperaturas alcanzan registros extremos se incrementan los riesgos de deshidratación y el padecimiento de edemas, calambres musculares y problemas cutáneos. Además, son registros que agravan enfermedades crónicas y que pueden generar aumentos en la incidencia de accidentes cerebrovasculares y partos prematuros. Es un tipo de calor, asimismo, que incrementa la accidentabilidad laboral y la sinistralidad del tráfico rodado y que pone las condiciones para que puedan producirse intoxicaciones alimentarias.
En esta línea, desde la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria se recuerda que la exposición prolongada a temperaturas sofocantes puede provocar la aparición de síntomas que muchas veces son confundidos con malestares cotidianos. Así, el calor excesivo puede generar dolores de cabeza, mareos, cansancio y deshidratación. Aunque estos síntomas son comunes, si se asocian con las altas temperaturas previstas podrían estar indicando un posible golpe de calor, especialmente si se ha permanecido mucho tiempo bajo el sol y no se ha bebido suficiente agua.
En caso de experimentarse estos signos, es vital buscar un lugar con sombra, refrescarse y beber agua en pequeñas cantidades y con frecuencia. En caso de encontrarse con casos graves, como una pérdida de conciencia, se debe pedir ayuda médica de inmediato.
Recomendaciones para combatir el calor
1. Hidratación constante: beber agua regularmente, incluso sin sentir sed, y evitar el consumo de alcohol.
2. Evitar el sol directo: especialmente durante las horas de mayor radiación, es decir, entre las 12:00 y las 18:00 horas, con temperaturas por encima de los 28 grados.

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3. Vestimenta adecuada: usar ropa ligera y de colores claros.
4. Descansos frecuentes: hacer pausas en lugares frescos si se realiza actividad física o trabajos al aire libre.
5. No hacer deporte en horas de máxima calor: especialmente al mediodía.
6. Atención a determinados perfiles de personas: deben ser monitoreados de cerca los niños pequeños - menores de 4 años y lactantes -y embarazadas. De igual modo, debe hacerse un seguimiento de los mayores de 65 años, especialmente las personas encamadas o con limitaciones de autonomía, y de los pacientes de enfermedades crónicas (cardiovasculares, diabetes, EPOC, insuficiencia renal, demencia y/o obesidad, etc.), así como de aquellos que presentan afecciones agudas concomitantes.
7. Cuidado con la medicación: consultar al médico de familia sobre los posibles efectos del calor si se está tomando medicación regularmente. El uso de ciertos fármacos como los anticolinérgicos, diuréticos, IECA, antiarrítmicos, betabloqueantes, estatinas, antidiabéticos orales, neurolépticos y antidepresivos aumenta la susceptibilidad al calor.