Redacción Farmacosalud.com
¿El coronavirus, causante de la enfermedad COVID-19, desaparecerá antes de que se descubra una vacuna o un tratamiento efectivo contra él? ¿O podría desaparecer en verano para reaparecer en otoño-invierno? ¿Las mascarillas pasarán a formar parte de la indumentaria habitual (y quien sabe si obligatoria) para salir de casa mientras no se descubra una vacuna o un tratamiento efectivo frente al nuevo patógeno? Todos ellos son interrogantes que por ahora no tienen respuesta. La única certeza es que, algún día, más tarde o más temprano, se tendrá que levantar el confinamiento para toda la población, y que tras la cuarentena muy posiblemente la gente deba ir protegida -al menos durante un tiempo- contra el coronavirus. Quienes ya se preparan para todo ello son los responsables del Consell de Col·legis Farmacèutics de Catalunya (CCFC) [Consejo de Colegios Farmacéuticos], quienes, conjuntamente con agentes de la cadena de abastecimiento y un grupo de trabajo de la Cambra de Comerç de Barcelona [Cámara de Comercio], han trabajado en una propuesta encaminada a ofrecer a las autoridades sanitarias la red de 3.227 farmacias catalanas para distribuir mascarillas quirúrgicas a la población una vez se levante totalmente el confinamiento.
“Las farmacias comunitarias, por su proximidad y accesibilidad, son puntos desde los que se podría hacer la distribución de mascarillas de forma controlada, trazable y con precio fijado, y siempre en coordinación con las Administraciones”, razona Núria Bosch, vicepresidenta del Col·legi de Farmacèutics de Barcelona (COFB) [Colegio de Farmacéuticos].
“No todas las farmacias tienen mascarillas”
Desde luego, visto lo visto y tras analizar lo ocurrido con los materiales de protección antiCOVID-19, más que nunca hay que recordar aquello de que ‘más vale prevenir que curar’. Y es que, antes de que se conocieran los primeros casos de coronavirus en España, las farmacias ya detectaron un aumento de la demanda de mascarillas y geles hidroalcohólicos, que se agotaron en pocos días. “Las empresas distribuidoras también nos confirmaron que no disponían de stock de estos productos. La demanda, a día de hoy, sigue siendo muy alta y no todas las farmacias tienen mascarillas, ni para proteger a su propio equipo, ni para dispensar al público”, lamenta Bosch. En fin, que hay que prepararse ya para un futuro que podría no ser muy lejano con el fin de evitar nuevos desabastecimientos.
Actualmente, “el material de protección para los propios farmacéuticos es escaso y prácticamente inexistente”, afirma con rotundidad Bosch. Para solventar esta situación, a finales de la semana pasada el CCFC estaba pendiente de que le llegara una comanda de mascarillas que esa misma institución había encargado para poderlas distribuir a los profesionales de las farmacias catalanas.
“Finalmente, se consiguió la necesaria autorización para poder importar mascarillas”
Este pedido se llevó a cabo después de que el CCFC, junto con el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) y el resto de Colegios de Farmacéuticos de España, denunciaran que desde el Ministerio de Sanidad no se había considerado a los farmacéuticos como profesionales de riesgo. “A raíz de esta reivindicación y después de las reiteradas peticiones que hemos estado haciendo a la Administración sanitaria para que los farmacéuticos comunitarios, como profesionales sanitarios más próximos a la ciudadanía, pudiésemos disponer de material de protección frente al COVID-19, finalmente el Consell consiguió la necesaria autorización para poder importar mascarillas”, explica la vicepresidenta del COFB.
Muchas personas aplauden -con todo merecimiento- al personal sanitario y asistencial por su labor frente al coronavirus, pero hay muchas otras que creen que los farmacéuticos y otros profesionales que atienden al público en establecimientos esenciales (empleados de supermercados, por ejemplo) merecen el mismo homenaje. Bosch está de acuerdo: “Creemos que todos y todas las profesionales que en estos momentos están trabajando en primera línea prestando servicios esenciales merecen el reconocimiento y el homenaje de toda la ciudadanía. Los farmacéuticos, como profesionales sanitarios y asistenciales, nos sentimos reconocidos cuando se aplaude a los sanitarios”.
De hecho, trabajar de cara al público en una farmacia entraña notables riesgos de contagio por coronavirus. A fecha de 8 de abril, en la provincia de Barcelona había 28 profesionales de la farmacia afectados por COVID-19, y habían tenido que cerrar ocho establecimientos. La situación en el resto de España también es muy preocupante, y en ocasiones trágica, ya que incluso se han llegado a producir fallecimientos: según el presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Farmacéuticos (CACOF), Antonio Mingorance, quien también maneja datos del 8 de abril, “ya son 9 los profesionales de farmacia fallecidos en toda España” por culpa de la pandemia.