Redacción Farmacosalud.com
De acuerdo con el Dr. Federico Pérez Agudo, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, médico del Cuerpo Facultativo de Sanidad Penitenciaria y miembro de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), en las cárceles españolas, “igual” que ocurre fuera del medio penitenciario, se está registrando “un rebrote” de la tuberculosis “y en muchos casos de tipo multirresistente, lo que dificulta el abordaje terapéutico, de forma similar a lo que está ocurriendo en la población general”.
Pero no todo son noticias negativas en relación a la salud de los presos. Así, Pérez Agudo destaca que, en España, “el medio penitenciario será en breve el primero en abordar terapéuticamente la totalidad de infecciones del virus de hepatitis C (VHC), abordaje que consigue unas remisiones cercanas al cien por cien. Este logro revierte lógicamente en la sanidad general, al eliminar las posibles fuentes de contagio”. Por otro lado, el facultativo revela que en las prisiones se respetan los derechos de los reclusos no fumadores, ya que “en el caso de que un interno sea fumador y deba compartir su celda, la compartición siempre se realiza con otro interno fumador”.
-¿Cuál es, actualmente, el nivel de atención sanitaria a los reclusos/as que proporciona la sanidad española?
En todos los Centros Penitenciarios existen Equipos Sanitarios de Atención Primaria formados por médicos especialistas en Medicina Familiar y Comunitarias, Enfermeros y Auxiliares de Enfermería, con un funcionamiento similar a los Centros de Salud tradicionales, en donde se presta una atención continuada con consultas médicas diarias, consultas programadas, asistencia urgente etc. También trabajan, dependiendo del tipo de Centro, otros especialistas sanitarios como podrían ser psiquiatras, odontólogos o farmacéuticos. La evolución de la Sanidad Penitenciaria ha sido paralela a la reforma de la Atención Primaria de la Sanidad Española
-Siempre que se habla de salud en las cárceles se piensa en el SIDA, las adicciones a sustancias estupefacientes y las patologías mentales… ¿realmente eso es lo que, desde un punto de vista sanitario, más abunda entre la población penitenciaria de las cárceles españolas?
Las patologías que se atienden en los Centros Penitenciarios son similares a las de la población general, pero quizás habría que destacar la gran demanda asistencial por problemas de salud mental, con un alto porcentaje de enfermos psiquiátricos, así como patologías infecciosas (VIH, VHC, TBC, etc.) y trastornos adictivos.
Existen protocolos para el abordaje de estas enfermedades infecciosas, en las que el médico de sanidad penitenciaria tiene una formación específica y maneja de forma eficaz, realizando el fundamental diagnóstico precoz mediante pruebas de screening en todos los pacientes, así como el seguimiento de las mismas (cargas virales, estudios de subpoblaciones linfocitarias, analíticas en general, etc), tras instaurar el especialista a nivel hospitalario el correspondiente tratamiento. Hay que destacar que el medio penitenciario será en breve el primero en abordar terapéuticamente la totalidad de infecciones del virus de hepatitis C (VHC), abordaje que consigue unas remisiones cercanas al cien por cien. Este logro revierte lógicamente en la sanidad general, al eliminar las posibles fuentes de contagio.
-¿Qué otras patologías que afectan a los reclusos/as preocupan más a los médicos?
En el momento actual, por la modificación del perfil del paciente recluso con respecto a épocas previas, las patologías más prevalentes son similares a las patologías crónicas que se atienden en los Centros de Atención Primaria de la comunidad: enfermedades comunes, diabetes, tabaquismo, hipertensión etc. Una de las principales funciones de la Atención Primaria es la actividad preventiva de estas patologías crónicas y, en este sentido, la realización de programas de salud permite conseguir excelentes objetivos, al ser una institución cerrada (la institución penitenciaria).
-¿El intento de suicidio es el principal problema entre las patologías mentales que sufren los internos/as y el que más cuesta de prevenir?
Para poder establecer diagnósticos, en muchas patologías, lo principal desde el punto de vista clínico es ‘pensar’ en ellas. En el caso del suicidio, el médico de sanidad penitenciaria es en lo primero que piensa. El ingreso en un Centro Penitenciario es una de las situaciones más estresantes en la vida de una persona, y la única forma de prevenirlo es abordarlo directamente y de forma precoz. A todos los internos, en el mismo momento del ingreso, se les realiza una exploración clínica con aplicación de escalas de valoración del riesgo suicida, existiendo un protocolo de prevención de suicidios que denominamos PPS, en el que se aplican diversos grados de abordaje terapéutico dependiendo del riesgo estimado por diferentes profesionales, tanto sanitarios (médicos de familia, psiquiatras o enfermeros), como psicólogos, educadores o trabajadores sociales. Este protocolo establece siempre la figura de una persona de acompañamiento durante las 24 horas del día.
-¿En los últimos tiempos ha irrumpido alguna patología que se haya convertido en emergente -por tanto, anecdótica hasta entonces o inexistente- en las prisiones españolas?
Las patologías son similares a las de la población general, con un importante incremento en patologías crónicas (hipertensión arterial, diabetes o hipercolesterolemia), así como enfermedades infecciosas como hepatitis C, VIH y tuberculosis. Esta última, al igual que en la población general, está teniendo un rebrote y en muchos casos de tipo multirresistente, lo que dificulta el abordaje terapéutico, de forma similar a lo que está ocurriendo en la población general.
El hecho de la facilidad en los viajes y desplazamientos desde países muy alejados ha permitido la importación de enfermedades infecciosas poco frecuentes, como podría ser el paludismo o la enfermedad de Chagas -que no eran habituales en nuestro medio geográfico-, pero con una incidencia muy baja.
-Se dice que algunos reclusos se autolesionan para ser enviados a un hospital extracarcelario, con la esperanza de tener más oportunidades para escapar… ¿un médico nota cuando un preso se lesiona a propósito?
Habitualmente, las autolesiones no se producen para conseguir una asistencia extrapenitenciaria, suelen producirse como respuesta ante una situación de frustración o ira, manejada por el paciente de forma errónea, en donde el objetivo de la agresividad se vuelve contra uno mismo, evitando así las consecuencias que supondría la agresión a un tercero. Suelen ser heridas incisas en antebrazos o abdomen que son abordadas médicamente en el propio Centro.
En algunos casos se producen ingestiones de cuerpos extraños, que sí requieren la derivación a un servicio de urgencias hospitalarias. En determinadas situaciones el médico debe tener en cuenta si lo que el paciente refiere es verdad o tiene un fin ganancial; por ello, estamos acostumbrados a manejar esa variable.
-Supongamos que un médico debe visitar a un preso condenado por asesinatos en serie… ¿Se toman rigurosas precauciones para evitar que dicho recluso altamente peligroso tenga la tentación de atacar al sanitario que le atiende?
Los internos de un Centro están clasificados por los equipos profesionales de Instituciones Penitenciarias en diferentes Grados, dependiendo de su peligrosidad, y los protocolos de actuación son diferentes dependiendo del tipo de paciente, extremando las precauciones a todos los niveles en los casos de internos peligrosos. El estar advertido de esta situación te permite manejar la entrevista clínica de forma más efectiva y eso es una ventaja frente a las consultas médicas en los Centros de Salud, en donde se desconoce cuál es el paciente agresivo o conflictivo. Por otro lado, el control directo de los funcionarios de vigilancia es una garantía y una seguridad añadida.
-¿Qué papel juega la Enfermería en la salud penitenciaria?¿Es quizás -por su cercanía y mayor regularidad en la atención dispensada- más importante para algunos reclusos o reclusas que el papel que juega un médico?
El papel de la Enfermería es fundamental en cualquier tipo de asistencia sanitaria, principalmente de cara a los programas de salud y las actividades preventivas. El trabajo en equipo entre los profesionales sanitarios es primordial para el correcto abordaje de los pacientes y en Sanidad Penitenciaria todos los profesionales ejercen su labor de forma muy coordinada.
-¿Es cierto que se deja fumar dentro de las celdas? Si fuera así, ¿por qué se permite, atendiendo a las razones de salud? Además, si permitir el tabaco es una medida para rebajar la tensión dentro de la celda, un preso no fumador que comparta espacio con un fumador desde luego no verá rebajada su tensión, sino probablemente todo lo contrario…
La nueva ley antitabaco, que entró en vigor el 2 de enero de 2011, como modificación de la anterior ley antitabaco de 2006, prohíbe fumar en cualquier tipo de espacio de uso colectivo, local abierto al público, que no esté al aire libre, con una única excepción otorgada a centros de internamiento penitenciario y psiquiátrico y en zonas y habitaciones delimitadas en centros residenciales de mayores.
La regulación por ley que afecta al consumo de tabaco a nivel nacional es también de aplicación en el medio penitenciario, respetando las zonas cerradas comunes, comedores etc. La celda de un interno es su ‘casa’ y en ella está permitido su consumo. En el caso de que un interno sea fumador y deba compartir su celda, la compartición siempre se realiza con otro interno fumador, evitando la presencia en la celda de no fumadores. En este sentido, la población española tiene una buena concienciación, respetando a los no fumadores. La entrada en vigor de esta ley ha sido uno de los grandes logros sanitarios al evitar gran cantidad de patologías pulmonares que comprometen seriamente la salud de la población.
-Por cierto… ¿la automedicación de los internos/as (con fármacos conseguidos por cauces irregulares) es un problema en las cárceles españolas?
Es frecuente que pacientes con patologías adictivas ingieran algún fármaco o tóxico que les lleve a presentar una sobredosis, tanto en el medio penitenciario como extrapenitenciario. Para evitar estas situaciones, toda la medicación que pueda presentar un riesgo de intoxicación se administra en unidosis diaria y existe un programa de tratamiento directamente observado (TDO) para ciertos pacientes con un riesgo mayor, quienes son supervisados por el personal de Enfermería en el marco de la administración del tratamiento.
-¿Y las terapias alternativas, se están demandando por parte de la población penitenciaria?
No es una demanda habitual. En los Centros Penitenciarios los medicamentos se prescriben sin coste alguno para los pacientes y existen guías farmacoterapéuticas que permite una prescripción reglada, al igual que en el sistema sanitario extrapenitenciario.