Autor artículo: Lluís Bohigas
En la gestión de la diabetes, como ocurre en todas las enfermedades crónicas, es fundamental monitorizar la evolución de la enfermedad para poder actuar cuando ocurren eventos indeseables. En la diabetes, el parámetro a monitorizar es el nivel de glucemia que el propio paciente puede medir desde que se desarrollaron los medidores personales de glucemia. Las tecnologías de la información y la comunicación permiten transmitir los datos de la glucemia y otros factores que afectan al paciente -medicación, nutrición, ejercicio- a los profesionales sanitarios para hacer un seguimiento adecuado del afectado.
La monitorización de la glucemia de un paciente genera una gran cantidad de datos que es necesario analizar para convertirlos en información útil para que el enfermo y el clínico puedan tomar decisiones, y para ello se necesita un sistema de gestión de datos. El objetivo de la gestión de datos es avisar al paciente o al profesional sanitario cuando surge algo anormal para que se pueda actuar, el tema clave de este sistema de gestión de la diabetes son las ALERTAS.
En Roche estamos estudiando en profundidad qué ALERTAS son útiles para controlar la diabetes. Nuestra investigación nos ha llevado a la conclusión de que las alertas útiles para el seguimiento de un paciente con diabetes se pueden clasificar en una de estas cuatro categorías: a) hiperglucemia, b) hipoglucemia, c) adherencia y d) variabilidad. Las dos primeras alertan cuando el paciente está por encima o por debajo del nivel de glucemia que el médico ha fijado como objetivo. La adherencia mide si el diabético sigue las pautas marcadas por los sanitarios. Finalmente, la variabilidad mide el grado de estabilidad de la glucemia.
Para que las ALERTAS sean realmente útiles en el seguimiento del paciente con diabetes hemos observado las características que deben tener. En primer lugar, se deben poder personalizar, es decir, el médico debe adaptarlas a cada paciente. En segundo lugar, el rango máximo y mínimo se debe ajustar a la historia de cada enfermo. En tercer lugar, hay que estudiar las tendencias, no es suficiente un dato aislado, hay que estudiar un período de tiempo para ver si el comportamiento es real o espúreo y este espacio de tiempo debe concretarse para cada paciente. Finalmente, las alertas han de generar un mensaje automático dirigido al diabético y/o profesional, y este mensaje también debe ser individualizado.
Un sistema de ALERTAS permite gestionar la diabetes cuando la situación sale de la normalidad y de este modo se agilizan las respuestas a hechos indeseables, pero para que esto sea posible se requiere que el paciente y su médico dediquen tiempo, esfuerzo y negocien para fijar todos los elementos que hacen que el sistema sea personalizado.
Lluís Bohigas. Director de Relaciones Institucionales de Roche Diagnostics.