Redacción Farmacosalud.com
Los ‘singles’ -personas sin pareja- son uno de los colectivos que, porcentualmente hablando, están en auge en la estructura social actual. ¿Cómo viven la Navidad estos individuos? Se comenta que el dinero no da la felicidad, pero ayuda… ¿La presunta libertad de los singles no les da la felicidad, pero les ayuda… también durante las fiestas navideñas? Bueno, depende de cada caso y de cómo afronte la realidad cada uno. “Quien no sepa estar consigo mismo, no tenga opciones para entretenerse, o no sepa gestionar bien las opiniones de los demás cuando no hace lo mismo que hacen otras personas, será más vulnerable y podrá sufrir efectos negativos en el área emocional”, sostiene Fernando Azor, psicólogo clínico y director de Gabinetedepsicologia.com.
Con o sin pareja, lo que está claro es que, también por Navidad, recibimos el influjo de nuevos recursos, aplicaciones y servicios. Por ejemplo, ahí están las felicitaciones navideñas que se reciben y que han sido activadas por un programa informático. Paradójicamente, que a alguien le deseen unas felices pascuas no siempre es sinónimo de satisfacción, puesto que si se sabe que ha sido una máquina la que ha tenido el detalle, puede agravarse una sensación de soledad no deseada, o bien una sensación de artificialidad propia de un entorno despersonalizado. Para Azor, esos desapacibles sentimientos únicamente irrumpen si la felicitación le recuerda a uno “lo que no tiene, y además la persona no lo tiene asumido”.
Por cierto, la Navidad tampoco se escapa del influjo de la denominada ‘sociedad líquida’, o búsqueda de nuevos estímulos en un contexto cambiante: “En ese sentido, a la Navidad se le puede aplicar el adjetivo de líquida. Comprar regalos, pensar en sorprender y agradar a nuestros seres queridos potencia la idea de buscar o activar emociones. Para ello valen regalos tangibles como unos pantalones, o intangibles como una tarjeta regalo para pasar una tarde en un Spa”, comenta el psicólogo.
-En los últimos tiempos se ha acuñado el concepto de sociedad líquida, sociedad en la que la realidad y, como no, las relaciones humanas, no se pueden retener indefinidamente (empleo y matrimonio de por vida, etc) como podía ocurrir en generaciones anteriores, sino que todo es provisional, puede desvanecerse en cualquier momento, como quien quiere coger agua con la mano y asirla en un puño. ¿La Navidad también es ya una Navidad líquida, desde el punto emocional de las personas?
El sociólogo Zygmunt Bauman propuso el término sociedad líquida para describir como nuestra sociedad actual, en comparación con la que teníamos hace unas décadas, es más ansiosa, deseosa de estímulos nuevos, y en donde hay una necesidad de recibir nuevos estímulos. En ese sentido, a la Navidad se le puede aplicar el adjetivo de líquida. Comprar regalos, pensar en sorprender y agradar a nuestros seres queridos potencia la idea de buscar o activar emociones. Para ello valen regalos tangibles como unos pantalones, o intangibles como una tarjeta regalo para pasar una tarde en un Spa.
-En torno al concepto de single (persona sin pareja) se ha construido una especie de mito, en el sentido de que esos sujetos viven con absoluta libertad y no tienen que dar explicaciones a nadie, por lo que aparentemente son felices. ¿Qué ocurre, que no hay depresiones ni trastornos asociados a la soledad entre este colectivo, sobre todo en fechas como las navideñas?
No tengo tan asumido este tópico sobre la felicidad y la libertad del ‘single’. Está claro que tener una página en blanco en la que se pueden elegir las opciones que se deseen para vivir el día a día, suena bien. Claro que luego está la capacidad de cada uno para poder elegir y para gestionar el presupuesto necesario para cada opción. No todo el mundo se maneja bien ante este escenario. Quien no sepa estar consigo mismo, no tenga opciones para entretenerse, o no sepa gestionar bien las opiniones de los demás cuando no hace lo mismo que hacen otras personas, será más vulnerable y podrá sufrir efectos negativos en el área emocional.
-No olvidemos que el concepto single acoge a solteros, separados, divorciados e incluso personas en estado de viudedad. ¿Los viudos y viudas singles son los que lo pasan peor durante la Navidad?
Haber enviudado recientemente es un factor que vulnerabiliza. Aceptar la pérdida de una pareja y afrontar los cambios en las rutinas hace que, afectivamente, sea difícil mantener el equilibrio y la capacidad de disfrute. Si la pérdida se produjo más allá de uno o dos años, lo normal es que los recuerdos estén muy presentes, pero no tendrían por qué determinar bloqueos o depresiones. Depende de las habilidades psicológicas de cada uno, y en concreto de la resiliencia acumulada a lo largo de la vida.
-Muchos singles tienen hijos, por lo que en el caso de separados-divorciados, a veces no se puede estar con la descendencia durante parte de esas fechas señaladas. ¿Qué repercusiones psicológicas puede conllevar todo ello?
Normalmente, antes de la Navidad las parejas separadas con hijos han de negociar.
-¿En Navidad, y en caso de sentirse a disgusto, quién puede pasarlo peor: el single o el solterón/a?
No creo que sea determinante una u otra condición. El pasarlo peor estará más asociado a la capacidad para plantearse retos, generar expectativas realistas, la tendencia al optimismo de cada uno, la capacidad para ponderar la importancia que tienen las cosas, o los apoyos sociales de los que se dispone.
-No hay duda de que muchos individuos sin pareja, como mucha otra gente, están bastante hiperconectados a páginas web, redes sociales, chats, etc. ¿De todos modos, que un programa informático de una web o de un servicio parecido te felicite la Navidad (o un cumpleaños) -y se nota que es un programa informático- puede contribuir a agravar una sensación de soledad no deseada, o agravar la sensación de artificialidad?
Sí, si lo que hace esa felicitación es recordarle lo que no tiene, y además la persona no lo tiene asumido. De no ser así, no creo que tenga ninguna relevancia.
-¿Pasar la Navidad sin compañía puede ser, incluso balsámico, a la hora de librarse de las posibles discusiones familiares que en ocasiones ocurren durante los ágapes navideños?
Los eventos y reuniones implican que hay que desplazarse de una casa a otra con mayor frecuencia, lo que supone horarios que cumplir, posibles atascos… Las presiones que cada uno ejerza sobre sí o sobre el resto para cumplir adecuadamente agravan el estado de tensión y no dejan disfrutar demasiado. Además, podemos complicarnos forzándonos a encontrar ‘El Regalo’, no uno cualquiera, sino el que más se va a agradecer.
De forma genérica se puede decir que para que estas fiestas sean lo más agradables posibles, es necesario que nosotros mismos nos dosifiquemos, que bajemos expectativas a la hora de satisfacer y ser satisfechos: no hay nada peor que tener que disfrutar de algo por obligación. Si nos ‘obligamos’ a que la Navidad sea un momento de tranquilidad, encuentro, diversión e ilusión, es más probable, paradójicamente, que seamos incapaces de conseguirlo. Me viene a la mente la Noche de Fin de Año. Son muchos los que me cuentan que no la acaban disfrutando porque tienen que pasárselo bien, estar en una fiesta con mucha gente y tener que llegar a los churros… No parece que esta forma de verlo ayude mucho a que sea una noche mágica.
-¿En el caso de las separaciones y divorcios, los niños se acostumbran a todo (o sea, este año toca ir con el padre por Navidad, el Fin de Año con la madre, y al revés el próximo año)?
Se pueden adaptar a todo si los padres ayudan a que esa adaptación se produzca. Una buena comunicación entre los padres, y tener en cuenta las necesidades de los niños, darán como resultado planes aceptables para todos, aunque no siempre sean los mejores posibles.
-¿Y el colectivo de los ancianos, cómo viven -desde un punto de vista emocional y psicológico- las fiestas navideñas de la sociedad líquida?
Los ancianos se identifican con una sociedad más predecible, menos estresante, con menor necesidad de estímulos y novedad. Podríamos decir que, en contraposición, su sociedad era sólida. Cuando han de enfrentarse a los nuevos esquemas de vida no siempre resulta fácil adaptarse; en cualquier caso, si su entorno potencia la ‘liquidez’, probablemente llegue a ser interesante y estimulante formar parte de ella.
-¿Qué recomendaría a los singles, a sus hijos, y a los ancianos sometidos a los vaivenes de la sociedad líquida para pasar la Navidad de la mejor manera posible?
Nadie debe adaptarse si no lo desea, cada uno puede decidir hacia dónde dirigirse y enfocar su modo de vida. No es necesario entrar en el consumismo y en la generación de necesidades superfluas. Valoremos que no siempre conseguir más cosas es sinónimo de mayor felicidad, aunque es innegable que recibir estímulos, encontrar objetos que resuelven necesidades, etc., contribuye a aportar estados de felicidad.