Redacción Farmacosalud.com
Eduardo Satué, farmacéutico comunitario y nuevo presidente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), se ha marcado como reto fomentar el trabajo en red para conseguir un funcionamiento más eficaz de los recursos sanitarios. A su juicio, el conjunto de “nodos de salud pública autonómicos deben apoyarse mutuamente al menos en situaciones de emergencia. La pandemia nos ha mostrado la necesidad de coordinar los recursos de salud pública. Es un trabajo que tiene sentido hacer en red”. Este propósito colaborativo nace rodeado de las luces y las sombras que definen actualmente el contorno sanitario de España, ya que, en opinión del nuevo presidente de SESPAS, “la sanidad pública española es una de las mejores del mundo en términos de eficiencia y de resolución de problemas de salud, tanto agudos como crónicos. La cuestión es que está sufriendo una grave erosión, sobre todo en Atención Primaria, que es la que presenta un menor crecimiento en inversión”.
-¿A quién representa SESPAS? ¿Únicamente al sector sanitario público, o también incluye a todo aquello que el sector privado sanitario puede hacer por el bienestar común, es decir, el bienestar de todos?
SESPAS es una federación de sociedades científicas que se dedica a la mejora de la salud pública y de la administración sanitaria. Por tanto, representa a una amalgama de profesionales de todo tipo, no sólo sanitarios (enfermeras, farmacéuticos, médicos, veterinarios…), sino también de todas aquellas profesiones que trabajan en este ámbito (juristas, economistas, sociólogos…) Si bien muchos de sus socios trabajan para el sector público, también forman parte de la organización profesionales del sector privado interesados.
No es casualidad que nos definamos como una sociedad de sociedades, ya que SESPAS está integrada por la Asociación de Economía de la Salud (AES), la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC), la Asociación Juristas de la Salud (AJS), la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP), la Red Española de Atención Primaria (REAP), la Sociedad Andaluza de Salud Pública y Administración Sanitaria (SASPAS-HIPATIA), la Sociedad Canaria de Salud Pública (SCSP), la Societat de Salut Pública de Catalunya i Balears (SSPCiB), la Sociedad Española de Salud Ambiental (SESA) y la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). Y es desde esta diversidad cómo podemos afrontar con eficacia los problemas cuando se trata de defender la salud de las personas.
-Usted se ha marcado como reto fomentar el trabajo en red para conseguir un funcionamiento más eficaz de los recursos de salud pública. ¿Qué medidas querría implantar a corto plazo?
La descentralización autonómica ha permitido una presencia importante en el territorio, pero ese conjunto de nodos de salud pública autonómicos deben apoyarse mutuamente al menos en situaciones de emergencia. La pandemia nos ha mostrado la necesidad de coordinar los recursos de salud pública. Es un trabajo que tiene sentido hacer en red. Por ejemplo, los sistemas digitales de recogida y tratamiento de la información deben ser estandarizables y homologables. Por otra parte, es imprescindible una regulación común que gestione adecuadamente las alertas sanitarias.
-Asimismo, SESPAS trabajará para seguir impulsando la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública y el desarrollo de la Red Estatal de Vigilancia en Salud Pública, fundamentales para anticiparse a futuras crisis sanitarias.
Y para ello es imprescindible desarrollar la Agencia Española de Salud Pública que sirva de referencia común a todos los recursos estatales, autonómicos y municipales, así como la Red Estatal de Vigilancia en Salud Pública. Su creación debería darse sin más dilación en la próxima legislatura, dado que cuanto más se retrase, más nos deja expuestos ante una posible emergencia. Por poner un ejemplo: el cambio climático nos expone a nuevas amenazas para la salud pública que están ya presentes, como son las olas de calor.
-Otro de sus objetivos pasa por abordar la reforma del Sistema Nacional de Salud (SNS).
La reforma del SNS debe acometer varios retos. En primer lugar, debe garantizarse la sostenibilidad del acceso universal. Pero, si bien los recursos materiales son necesarios, no son condición suficiente. Es preciso abordar también una coordinación de sus diversos sectores que permita una sinergia entre ellos, así como una optimización de las funciones profesionales y de la burocracia.
-¿Es verdad que la sanidad pública española atiende muy bien las urgencias, pero no tan bien las enfermedades o problemas de salud de media y baja intensidad?
La sanidad pública española es una de las mejores del mundo en términos de eficiencia y de resolución de problemas de salud, tanto agudos como crónicos. La cuestión es que está sufriendo una grave erosión, sobre todo en Atención Primaria, que es la que presenta un menor crecimiento en inversión. Esto genera una hipertrofia de las Urgencias por no dotar adecuadamente los Centros de Salud, y forzar a la población a usar esa ‘otra atención primaria’. Es preciso salir de este círculo vicioso reforzando el sistema público, por ejemplo integrando en el régimen común las diversas excepciones como las mutualidades de funcionarios que no tienen sentido en un modelo moderno.
-¿Las listas de espera de la sanidad son inevitables, son el menor de muchos de los problemas que inciden en este ámbito de la sociedad, o bien son una vergüenza?
Las listas de espera son el resultado de diversos factores. Por un lado, el envejecimiento y el aumento de la cronicidad crecen más rápido que los recursos destinados a tratar estas realidades. Por otra, el progresivo abandono de la Atención Primaria. Y, finalmente, cabe decir que el incremento de la desigualdad de los determinantes sociales conduce a acudir al sistema sanitario como uno de los pocos elementos redistributivos. Por poner un ejemplo: el aumento de la obesidad infantil conduce a problemas de salud que recaen en el sistema sanitario, pero son unos problemas que tienen su origen en una cuestión económica y no sanitaria; esto es, comer sano es mucho más caro que las comidas ricas en grasas. El sistema sanitario sólo puede paliar esta situación pero no resolverla, puesto que es algo que debe abordarse desde los programas sociales.