Redacción Farmacosalud.com
Las quemaduras representan una de las principales causas de lesiones no intencionadas en la población pediátrica. Son la tercera causa de muerte por lesiones no intencionadas en menores de 14 años (detrás de los accidentes de tráfico y los ahogamientos) y la segunda en menores de 4 años. Las quemaduras en niños tienen una repercusión social importante tanto por su potencial mortalidad como por sus posteriores secuelas. “En el momento inmediato posterior al accidente, lo prioritario es contrarrestar los efectos nocivos del agente causal para detener su acción y ello se consigue rápidamente enfriando la quemadura” afirman desde el Grupo de trabajo de Dolor de la Sociedad Española de Pediatría Extraholpitalaria de Atención Primaria (SEPEAP).
Las quemaduras se producen en el domicilio del menor en casi 9 de cada 10 casos. Son más frecuentes en niños que en niñas y la franja de edad más afectada es entre los 2 y los 4 años. Las lesiones son más frecuentes en las extremidades superiores, cabeza y cuello. El motivo de la quemadura más habitual es por escaldadura, al entrar en contacto con un líquido caliente. La abrasión también puede ser por agentes biológicos, animales o plantas; agentes químicos, por contacto con sustancias ácidas o básicas y los más habituales, por agentes físicos, con quemaduras térmicas, con líquidos, llamas, electricidad, radiación, frío, fricción o inhalación, informa SEPEAP.
Cuando la quemadura sobrepasa el 10-15% de la superficie corporal total se liberan toxinas y sustancias inflamatorias que pasan al torrente circulatorio y se extienden provocando alteraciones sobre los órganos, pudiendo llegar a provocar el SIRS (síndrome inflamatorio reactivo sistémico). Para realizar la valoración de la quemadura es necesario determinar: la extensión (% de superficie corporal quemada), el grado de profundidad y la localización. Las quemaduras pueden ser de:
-Primer grado: afectan sólo la capa más superficial de la piel (la epidermis).
-Segundo grado: Afectan a la epidermis y a dermis. Son también dolorosas y presentan ampollas.
-Tercer grado: Afectan a todo el espesor de la piel. Se destruyen las terminaciones nerviosas, por lo que no duelen a pesar de su gravedad.
La mejor arma que podemos emplear contra las quemaduras es la prevención:
• Limitar la temperatura en los grifos de agua caliente. Existen dispositivos especiales a tal efecto
• Comprobar la temperatura de la bañera con el codo y no con la mano, ya que esta es menos sensible a altas temperaturas.
• Remover el agua antes de sumergir al niño, ya que la distribución del calor puede no ser uniforme y estar más caliente en zonas profundas.
• El uso de detectores de humo en las viviendas.
• El uso de telas ignífugas para la ropa de dormir de los niños.
• Instalar protectores de seguridad en las tomas de corriente, así como evitar el uso de alargaderas y conexiones múltiples.
• Evitar la manipulación de cables, mecheros o fuego en general, delante de los niños por el riesgo de imitación.
• Limitar dispositivos eléctricos en los baños o durante el baño del niño.
• Los niños no deben jugar con petardos ni bengalas.
• Limitar el acceso a la cocina y, siempre que permanezcan ahí, será bajo supervisión.
• Los mangos de la cocina deben estar girados de forma que no sobresalgan del canto externo.
• Limitar el uso de microondas para calentar biberones y favorecer el uso de calienta-biberones; así como comprobar siempre la temperatura del líquido en el dorso de la muñeca.
En caso de accidente, los pasos a seguir son:
• Asegurar la seguridad del entorno. Desconectar el cuadro de luces, abrir ventanas, evitar contacto con tóxicos, etc.
• Interrumpir el agente causal, extinguiendo las llamas cubriéndolas con una manta, o bien utilizando agua u otros líquidos que ayuden a apagar el fuego.
• Detener el proceso de quemadura, quitando la ropa (no se recomienda retirar la ropa si está muy pegada a la piel), anillos e irrigando partes afectadas con agua corriente a temperatura ambiente durante 15 min.
• Envolver al paciente en un paño o una sábana limpia y transportarlo al Centro Sanitario más cercano para que reciba atención médica.
Cinco velocidades de crecimiento normales en adolescentes
Por otro lado, expertos del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona), liderados por el Dr. Antonio Carrascosa, consultor docente sénior de Vall d’Hebron, exjefe de Pediatría de Vall d’Hebron (1988-2015) y catedrático de Pediatría en la Universidad Autónoma de Barcelona, han realizado un estudio longitudinal de crecimiento con 1.453 personas (743 chicas y 710 chicos) entre los años 1995 y 2017. Desde los 4 años hasta la llegada a la edad adulta, los investigadores han recopilado datos de la talla, la velocidad de crecimiento, el peso y el índice de masa corporal de los participantes, todos ellos chicos y chicas sin obesidad ni desnutrición. Se trata del primer estudio de este tipo que se realiza en todo el mundo con un número tanto elevado de participantes. Este trabajo se ha hecho con la colaboración del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER).
La principal conclusión del estudio es que existen cinco patrones de crecimiento puberal o adolescente, y no solo un patrón, como se creía hasta ahora. Además, estos cinco patrones o velocidades están determinados por el momento de inicio de la pubertad. La nueva clasificación propone que una chica que debuta en la pubertad con 8 años es una maduradora muy temprana, mientras que una chica que debuta a los 9 es una maduradora temprana, a los 10 años es intermedia, a los 11 años es tardía y a los 12 años es muy tardía. Del mismo modo, un chico que debuta en la pubertad con 10 años es un madurador muy temprano, mientras que un chico que debuta a los 11 es un madurador temprano, a los 12 años es intermedio, a los 13 años es tardío y a los 14 años es muy tardío.
Por lo tanto, el inicio de la pubertad es el pistoletazo de salida para el crecimiento adolescente. Así, los maduradores tempranos ganan muchos más centímetros de altura que el resto a partir de los 8 años en las chicas y de los 10 años en los chicos. Por ejemplo, la nueva clasificación muestra que, como media, las chicas maduradoras muy tempranas miden 129 cm de altura a los 8 años, mientras que las muy tardías miden 126 cm. Pero, a los 12 años, las muy tempranas miden 157 cm mientras que las muy tardías miden 145 cm. Ambos patrones de crecimiento son normales; simplemente, los maduradores muy tempranos empiezan a crecer antes.