Redacción Farmacosalud.com
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aboga por prohibir el uso de cigarrillos electrónicos -llamados también SEAN (sistemas electrónicos de administración de nicotina)- en “interiores” con el fin de proteger a los fumadores pasivos. Claro que, en el terreno de los cigarrillos electrónicos, quizás sería más exacto denominar a esas personas ‘vapeadores’ pasivos.
La recomendación de la OMS encaminada a vetar ese tipo de dispositivos en espacios cerrados se recoge en un informe difundido por dicha institución internacional: “Habida cuenta de que la expectativa razonable de las personas no es correr un riesgo menor con respecto a la exposición al humo de tabaco ajeno, sino no correr ningún riesgo de aumento de ningún tipo de productos en el aire que respiran, se debería exigir legalmente a los usuarios de SEAN que no utilicen esos dispositivos en interiores, especialmente en los que está prohibido fumar, hasta tanto se demuestre que el vapor exhalado no es nocivo para las personas del entorno y existan pruebas científicas razonables de que no se menoscaba la aplicación de las políticas orientadas a preservar los entornos sin humo”.
Prohibir los reclamos sanitarios en favor de los SEAN
Además, según la OMS, “se debe prohibir a los fabricantes y a terceros los reclamos sanitarios en favor de SEAN, en particular los que afirman que estos dispositivos son ayudas para dejar de fumar, hasta que los fabricantes aporten pruebas científicas fundadas y convincentes y obtengan la aprobación reglamentaria. El criterio normativo aplicable a los reclamos relativos al abandono, y la aprobación de los SEAN como ayudas para dejar de fumar deberían basarse en un corpus de pruebas suficientes respaldadas por ensayos clínicos bien controlados”.
De hecho, meses atrás se conocieron los primeros casos de ‘vapeadores’ de cigarrillos electrónicos con mono nicotínico. En concreto, se trataba de 7 personas que querían dejar de ‘vapear’ cigarrillos con carga de nicotina y por ese motivo había pedido ayuda médica. Una vez finalizado el período de tratamiento de los 7 pacientes, uno de ellos siguió ‘vapeando’ cigarrillos electrónicos (aunque sin nicotina), 2 lo dejaron totalmente y 4 se pasaron al consumo de tabaco convencional… o para ser más exactos, esas 4 últimas personas volvieron a fumar tabaco convencional, dado que antes de ‘vapear’ ya eran fumadores de cigarrillos no electrónicos.