Redacción Farmacosalud.com
Hay casos y casos. El doctor Manuel Blanco Ramos, experto en nutrición clínica y director médico de Nutricia Advanced Medical Nutrition, no se cierra en banda a la hora de recurrir a las sujeciones en los geriátricos y centros de día, pero sólo las acepta en aquellas situaciones que entrañen un riesgo para la integridad de los residentes y su entorno más cercano: “El uso de sujeciones de forma extensiva es un ataque a la dignidad de la persona y además es un indicador indirecto de mala calidad en la atención, por lo que es necesario proceder a su eliminación en aquellas situaciones en las que no esté fundamentada su aplicación. Por ejemplo, no se deben usar porque falte personal en el centro y sea más cómodo tener a las personas atadas que atendidas, o también cuando resulte más cómodo sujetar a un residente que, por su enfermedad y por su condición, tenga tendencia a moverse en exceso. Hay que garantizar unas medidas de contención justificables, mantenidas el mínimo de tiempo imprescindible y aplicadas en las mejores condiciones posibles. Sólo debe recurrirse a la sujeción en aquellas situaciones que entrañen un riesgo para la persona o para su entorno próximo, ya sean los cuidadores o la familia”.
A criterio de Blanco Ramos, el uso de elementos de contención (cintas, velcros) estaría justificado en casos más bien extremos; por ejemplo, cuando una persona ingresada tiene conductas suicidas, o bien peligrosas para la integridad de trabajadores y del resto de usuarios del centro (no hace falta que sean comportamientos violentos; reincidir repetidamente en la manipulación de un encendedor en una espacio o junto a materiales no recomendados para ello es un supuesto que entraña un peligro para todos, y más aún si el residente, por la razón que sea, no atiende los requerimientos de los cuidadores y se obsesiona con conseguir encendedores a toda costa y encender las llamas en lugares peligrosos -espacios con conducciones de gas- o sobre materiales altamente inflamables -como unas sábanas-, por poner unos ejemplos).
“Adicionalmente, aunque se habla de las sujeciones mecánicas, debemos tener en la cabeza que también existen otro tipo de sujeciones, las de tipo químico o farmacológico, que son igualmente un ataque a la dignidad de la persona”, afirma. La prevalencia en España del uso de las medidas de contención es de un 30% en los individuos que viven en residencias de mayores o acuden a centros de día. Con todo, recientemente ha sido aprobada por unanimidad en la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales del Congreso de los Diputados español una propuesta no de Ley que insta a la eliminación del uso de sujeciones mecánicas en las residencias.
Una de las consecuencias de este tipo de medidas de contención es la pérdida de apetito, con el consiguiente riesgo de desnutrición para el paciente. A este respecto, hay quien pueda pensar que, si hay escaso movimiento en la persona (al estar ‘inmovilizada’), hay poca pérdida energética, con lo cual parece contradictorio que haya riesgo de desnutrición si esa persona come menos porque, en realidad, también ‘quema’ menos calorías. “La realidad es que podría parecer eso… pero no, no funciona así. Usted imagínese que lo atan: ¿qué va a hacer durante todo el tiempo en que está atado? Intentar desatarse. Entonces, el consumo de energía es realmente muy potente porque el residente está constantemente luchando contra una contención. Pero, además, si la contención es química, con fármacos, estamos hablando de personas que ya no se relacionan con el medio, porque están en un estado de letargia o de sopor… y en esos casos se alimentan peor porque no se relacionan con su entorno”, explica el doctor.
Ejercicio adaptado: menos caídas leves y menos caídas graves
Blanco Ramos ha participado en la primera ‘Jornada Ético Legal Sobre el Uso de Sujeciones’, encuentro organizado por la asociación de residencias Lares Comunidad Valenciana en colaboración con Nutricia Advanced Medical Nutrition para reivindicar y concienciar a familiares, personal médico y Administración Pública sobre la necesidad de replantear los cuidados a las personas de edad avanzada. En este sentido, la ponencia de Blanco Ramos se ha centrado fundamentalmente en realizar una reflexión sobre las prácticas médicas que se están llevando a cabo hoy en día y todas aquellas mejoras que podrían implementarse. Entre ellas, el experto destaca especialmente la importancia que tiene la nutrición y la práctica de ejercicio adaptado para mejorar el estado nutricional, físico y mental de los residentes y, por tanto, su calidad y condición de vida.
De hecho, existen evidencias científicas que demuestran que mediante la nutrición y la práctica de ejercicio físico adaptado se mejora la calidad de vida de los mayores a nivel físico y mental, lo que implica un progreso en el estado de forma de esas personas que propicia una menor posibilidad de caminar de manera inestable o de caer de forma accidental. Esto, a su vez, favorece la eliminación de las sujeciones como medida para evitar caídas accidentales de los residentes. “Uno de los estudios más referenciados es el estudio HAPPIER, en el cual se medían las diferencias entre dos grupos que hacían programas de ejercicio físico distintos en 32 residencias de diferentes países europeos. Y lo que se ve es que, efectivamente, tenían menos caídas leves en general a corto plazo, y menos caídas graves a largo plazo”, detalla el facultativo. Lógicamente, gracias a todo ello se producían menos fracturas de cadera, la típica lesión asociada a las edades más avanzadas.
“Además -manifiesta el doctor-, se mejoraba la calidad de vida, se mejoraba la sociabilización y se mejoraban las sensaciones (no se sentían vacíos o tan vacíos). También mejoraban en su capacidad para comer por sí mismos y para asearse por sí mismos, lo que tiene un impacto directo en el entorno de la persona mayor. Evidentemente, un individuo que pueda asearse por sí mismo o comer por sí mismo necesita menos soporte, necesita menos personal auxiliar. Al aumentar la calidad de vida, la satisfacción y el equilibrio psicológico, la contribución a la dignidad de la persona es evidente”.
Cuatro propuestas nutricionales para los geriátricos
Las deficiencias nutricionales más habituales en los ancianos son la deshidratación y la falta de proteínas en su dieta. Por un lado, tienden a beber menos con la edad y, por otro lado, optan por alimentos que les satisfacen más, como los dulces, pero que no tienen las proteínas y nutrientes necesarios para su organismo. Blanco Ramos realiza las siguientes propuestas nutricionales para los individuos internados en geriátricos y residencias:
a) en primer lugar, ser más sensibles en la necesidad de evaluar el estado nutricional del anciano y no dar por supuesto que presenta unas condiciones correctas sólo porque aparentemente coma bien o porque no lo veamos muy delgado (el estado nutricional puede ser deficiente en una persona que esté obesa)
b) en segundo lugar, disponer de menús equilibrados y variados, siendo necesario que la comida esté adecuada a la persona mayor, ya que muchos de los residentes tienen problemas de masticación o bien padecen disfagia (dificultad para la deglución), o bien están sufriendo una enfermedad aguda y por lo tanto necesitan un mayor aporte proteico-calórico. En otras palabras, hay que adaptar la alimentación al estado concreto de la persona
c) en tercer lugar, tener en cuenta el aspecto social: no debemos olvidar que para todos -también para los ancianos- la comida es un acto social y por lo tanto el aspecto y apariencia de la comida, el que culturalmente esté adaptada, es muy relevante. Si sólo se les proporcionan alimentos triturados va a comer menos, porque no aprecian el valor de la comida
d) y en cuarto lugar, ante situaciones especiales -que aunque menos frecuentes, existen-, debería procederse a la fortificación de la dieta y, en aquellos casos en los que el estado nutricional esté alterado, ir hacia una recuperación mediante complementos nutricionales o nutrición enteral oral
ACTIVIDA evolution, una forma de mejorar la nutrición de las personas mayores
Una de las soluciones que buscan enriquecer la nutrición de los ancianos pasa por el programa ACTIVIDA evolution, pionero en salud a la hora de mejorar la calidad de vida de esas personas. Desarrollado por Nutricia Advanced Medical Nutrition y la Fundación Siel Bleu, organización sin ánimo de lucro que promueve la actividad física mediante programas de ejercicios personalizados, divertidos e interactivos, ACTIVIDA evolution combina la Nutrición Clínica y la Actividad Física Adaptada, cuya acción conjunta multiplica los beneficios de cada una por separado, mejorando de manera general el estado nutricional y físico, la autonomía y el bienestar de cada persona, sea cual sea su estado nutricional, físico y mental.
Mediante esta iniciativa, se colabora de forma activa con grupos de residencias para la realización de una valoración física y nutricional de los ancianos y posterior puesta en marcha de las medidas de vida saludable que sean necesarias. Tras las valoraciones, dividen a los individuos del mismo nivel y condición física por grupos para la realización de actividades adaptadas, promoviendo al mismo tiempo la diversión y sociabilización. Además, a aquellas personas con desnutrición o riesgo de desarrollarla se les programa una alimentación específica con el fin de recuperar un estado nutricional adecuado. El programa está contemplado para tener una duración de entre uno y tres años.
Sergio Cañellas, presidente de Lares Comunidad Valenciana, destaca la necesidad de revisar el modelo de cuidados de las personas mayores en residencias y centros de día y realizar un cambio que implique a familiares, cuidadores, personal médico y Administración Pública: “Resulta fundamental realizar una labor de concienciación que consiga que las familias pidan mejoras para sus mayores, que los médicos y personal de las residencias las promuevan, y que la Administración Pública las incentive. De esta manera, se producirán cambios para que en un futuro la Administración Pública exija esta mejoras en pro de la calidad de vida de nuestros mayores”.