Redacción Farmacosalud.com
El diagnóstico alergológico ha tenido en los últimos años una evolución vertiginosa, y a las pruebas cutáneas y de determinación de anticuerpos específicos se han añadido nuevas técnicas basadas en la proteómica. Esta técnica consiste en identificar entre 112 proteínas diferentes incluidas por nanotecnología en una placa de sílice (biochips o paneles de epítopos) cuáles son las moléculas que desencadenan exactamente la reacción alérgica de nuestros pacientes y, una vez identificadas, excluirlas si es de un alimento, o intentar una vacunación dirigida, individualizada para cada caso. Todo ello se pone de manifiesto con motivo de la celebración en Salamanca de la XXIX edición del Congreso Nacional de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
“El conocer la etiología exacta de las enfermedades alérgicas permite desarrollar vacunas más precisas, que inciden específicamente en la sensibilización de cada paciente y aumentan notablemente su eficacia, con lo que disminuyen visitas a urgencias e ingresos. Además, puede ayudar a la comprensión de fenómenos de reactividad cruzada entre pólenes y alimentos y analizar verdaderas sensibilizaciones múltiples”, añade el doctor David González, coordinador del Comité Científico del Congreso. En esta misma línea, estudios de rendimiento económico elaborados por la SEAIC demuestran que el resultado final es que el uso del diagnóstico molecular es capaz de ahorrar de 317 a 437 euros por paciente sólo en los tres primeros años.
Más de 30 millones de alérgicos en la próxima década
La incidencia de las enfermedades alérgicas aumenta a un ritmo anual de un 2%, por lo que se prevé que en la próxima década más de 30 millones de españoles sean alérgicos, según datos ofrecidos por la SEAIC. El doctor Félix Lorente, coordinador del Comité Organizador Local del Congreso, explica que el número de alérgicos no sólo va en aumento, sino que cada vez se detectan casos que se manifiestan en edades más tardías y se presentan diagnósticos más complejos. “Este año hemos visto un incremento de los pacientes alérgicos a las cupresáceas (ciprés, arizónicas), que polinizan de enero a marzo.
La prevalencia de las enfermedades alérgicas ha aumentado notablemente en los últimos 40 años. Actualmente, entre un 10% y un 25% de la población en los países industrializados padece rinitis alérgica, y el diagnóstico de asma se ha incrementado entre un 4% y un 10%. “Hace décadas la alergia era una enfermedad poco frecuente. Ahora la alergia a pólenes puede afectar hasta al 40% de la población y curiosamente, pese a que hay más pólenes en el ámbito rural, los que se hacen nuevos alérgicos son los habitantes de las ciudades, donde se mezclan pólenes y contaminación”, comenta el doctor Lorente. Se ha visto que nuestros genes pueden ser influidos por factores ambientales, modificándolos y haciéndonos más susceptibles a las enfermedades alérgicas. Dichas modificaciones genéticas no solo afectan al que las sufre, sino que se trasmiten a la descendencia. La dieta, la exposición a alérgenos, la contaminación ambiental y la exposición al humo de tabaco son factores que se han relacionado directamente con dichas modificaciones genéticas. “Por ejemplo, la exposición a humo de tabaco intraútero condiciona el aumento en la frecuencia de asma en los niños, y dicho aumento se transmitirá a su vez a sus descendientes”, destaca el experto.
6 de cada 10 alérgicos podrían detener su enfermedad vacunándose
La administración de vacunas para la alergia constituye la herramienta más eficaz para el control de la enfermedad y es el único tratamiento que actúa sobre la causa de la alergia, siendo capaz de modificar su curso y prevenir el desarrollo de nuevas sensibilizaciones, según señalan los expertos reunidos en el Congreso. De hecho, 6 de cada 10 alérgicos podrían detener su enfermedad mediante la vacunación, han informado fuentes de SEAIC mediante un comunicado. “La inmunoterapia específica es el tratamiento con vacunas que modifica el desarrollo de la enfermedad alérgica, aumentando la tolerancia en la exposición al alérgeno que provoca los síntomas en el paciente. Esta tolerancia se manifiesta a corto plazo, durante todo el proceso de vacunación y se mantiene una vez terminado el mismo” señala la doctora Carmen Vidal, presidenta del Comité de Inmunoterapia de la SEAIC. “A lo largo de los más de cien años de uso de la inmunoterapia en alergología, continua la experta, se han producido avances gracias al conocimiento de los mecanismos que subyacen en la enfermedad alérgica y a los intentos de actuar sobre ellos y modificarlos”.
La inmunoterapia consiste en la administración repetida y habitualmente gradual de una sustancia alergénica durante un periodo, generalmente de entre 3 y 5 años, con intención de lograr su tolerancia. La vacunación, que puede ser por vía subcutánea o por vía sublingual en gotas o comprimidos, modifica las células del sistema inmune que regulan el fenómeno de la alergia e induce una tolerancia. La inmunoterapia es eficaz contra enfermedades alérgicas respiratorias como el asma, la rinitis, la polinosis… y la alergia a veneno de himenópteros -avispas y abejas-, así como a la alergia a alimentos, una de las enfermedades alérgicas que más se han incrementado en los últimos años. De hecho, según los expertos, en España aproximadamente el 60% de los pacientes alérgicos puede beneficiarse de esta terapia y diversos estudios muestran su eficacia para detener la enfermedad alérgica, ya que los pacientes continúan sin síntomas hasta diez años después de terminar el tratamiento.
Diagnóstico molecular eficiente
Los avances realizados en el diagnóstico molecular permiten definir con gran precisión el perfil de sensibilización de los pacientes, identificando las moléculas responsables de los síntomas. “Las vacunas utilizadas han mejorado cuantificando y controlando los niveles de las distintas moléculas, de modo que el médico dispone de información sobre el perfil molecular de la vacuna, pudiendo tratar de adoptar aquel que más se aproxime al adecuado para el paciente” aclara la doctora Vidal. La reacción del sistema inmune a la vacunación es rápida, y, según los últimos estudios, a los cuatro meses de iniciar el tratamiento el paciente siente una notable mejoría. Al año, se ha alcanzado el 80% de los objetivos del tratamiento.
Uno de los principales problemas de la vacunación en alergia es la falta de cumplimiento del tratamiento, lo que se traduce en una notable pérdida de eficacia. Los alergólogos advierten de que a pesar de los indudables beneficios de la inmunoterapia para detener la enfermedad, como en todo tratamiento a largo plazo, al año sólo continúan seis de cada diez pacientes y a largo plazo el 50% de los pacientes lo abandona. Tal y como reconocen los expertos, la mejor manera de aumentar el cumplimiento es una buena información al paciente sobre las expectativas del tratamiento, sus beneficios y duración.