Redacción Farmacosalud.com
¿Música clásica? ¿New Age? ¿Música Zen? Quien sabe si, para las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs) tendrían cabida otros estilos musicales digamos que, menos ‘ortodoxos’, con respecto a la que se considera música para obtener un efecto terapéutico. En fin, cada persona es un mundo y, por supuesto, cada paciente también. Ya decidirá el profesional musicoterapeuta de turno. En cualquier caso, la musicoterapia es una de las propuestas que la Sociedad Andaluza de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias (SAMIUC) y la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) han puesto sobre la mesa, mediante la firma de un acuerdo, para fomentar la humanización de las UCIs de los hospitales de Andalucía. “La musicoterapia, tal y como la define la Federación Mundial de esta especialidad, consiste en la utilización de música o de instrumentos musicales impartidos por un musicoterapeuta cualificado para favorecer y promover aspectos físicos y emocionales. Nosotros nos hemos planteado esta estrategia con un fin terapéutico, o sea, para tratar a los pacientes”, explica la doctora Carmen de la Fuente Martos, presidenta de SAMIUC.
“Esto no significa que los profesionales no podamos utilizar la musicoterapia para relajarnos”, puntualiza de la Fuente en alusión a la tensión a la que suele estar sometido el personal sanitario que trabaja en las UCIs. Sea como fuere, esta estrategia está pensada especialmente como medida complementaria para los pacientes, dado que su aplicación puede ayudar a controlar factores estresores, reducir la ansiedad, regular las horas de sueño, evitar delirios, combatir el miedo a los tratamientos invasivos, etc.
Coaching, reiki o terapia craneo-sacral, posibles opciones para los profesionales
Volviendo a los profesionales sanitarios: otro de los pilares fundamentales de las iniciativas de humanización de las Unidades de Cuidados Intensivos es la atención a los médicos y personal de Enfermería que desempeñan su labor en estos espacios. La cuestión no es, ni mucho menos, baladí, dado que hasta un 50% de las personas que trabajan en las UCI’s podrían estar expuestas al síndrome de burnout (estar ‘quemado’ desde un punto de vista profesional). Para revertir esta problemática, se contempla la posibilidad de impartir cursos o sesiones encaminados a “desarrollar estrategias de autoayuda y habilidades necesarias para el control de uno mismo, con el fin de mejorar la salud física, emocional y espiritual. De hecho, en la Escuela Andaluza de Salud Pública con la que hemos firmado el acuerdo se desarrolla bastante la idea de llevar a cabo este tipo de actividades formativas, lo que ellos denominan gimnasia emocional, social o motivacional”, apunta la doctora De la Fuente. Cursos de coaching, el reiki o la terapia craneo-sacral son algunas de las estrategias que pueden ayudar a aumentar la motivación y la relajación de los profesionales de las UCIs.
La mejora de los resultados sanitarios en estas unidades ha sido muy importante en los últimos años, con un incremento notable en las cifras de supervivencia de los enfermos ingresados estimado en más del 90%. Sin embargo, la aplicación de la tecnología para la mejora del estado del paciente no se ha ampliado en igual medida a la atención de las necesidades humanas y emocionales de las personas ingresadas, familias y profesionales, provocando el debate sobre la necesidad de potenciar la humanización de la asistencia en los cuidados intensivos.
En Andalucía existen ya experiencias innovadoras para la humanización de las UCIs: iniciativas como la del Hospital Infanta Margarita de Cabra, en Córdoba, que con su proyecto de humanización ‘1 año, 12 meses para 12 compromisos’ va a servir de referencia para este trabajo, al igual que el decálogo de humanización de la UCI del hospital Carlos Haya de Málaga. Profesionales de SAMIUC y EASP partirán de estas experiencias para tratar de establecer conclusiones comunes que puedan servir de guía a otros profesionales. El objetivo es conseguir una UCI menos traumática como experiencia vital, donde los aspectos humanos sean tomados en consideración sin afectar a los estrictamente sanitarios. “La importancia del papel del paciente en el sistema sanitario es algo que la EASP tiene claro desde hace años y en lo que trabaja a través de sus proyectos, en los que busca incorporar el enfoque del paciente y sus necesidades” destaca Joan Carles March, director de la EASP.
“Hacer una UCI más abierta genera tranquilidad emocional”
La UCI es uno de los servicios hospitalarios que integra mayores avances tecnológicos y técnicos. El objetivo de este trabajo que se inicia es alinearlos con los mejores valores humanos y la atención más personalizada a unos pacientes y familiares en situación de gran sufrimiento y vulnerabilidad. Para ello, se trabajará en varios frentes, como es la reducción -a través del concepto de ‘UCI de puertas abiertas’- de la separación familiar con el paciente ingresado. Un concepto que va mucho más allá de la ampliación y flexibilización de las visitas, para proponer la integración e implicación de los familiares en algunos cuidados del paciente. Todas las experiencias realizadas hasta ahora han mostrado que la participación de los más allegados en el cuidado de la persona ingresada (aseo, paseos, comidas), hace sentir mucho mejor tanto a familiares como a pacientes.
“Parece poco lógico -subraya la presidenta de SAMIUC en declaraciones a www.farmacosalud.com- que el paciente, en la situación más grave de su vida, quede desproveído de sus familias. Dependiendo del tipo de patología y la situación en que se encuentre la persona ingresada, se recurrirá más o menos a la estrategia familiar, ya que las medidas se llevan a cabo de forma individualizada. La falta de control del medio, la situación de despersonalización, y una cosa que influye mucho como es la falta de comunicación y el aislamiento físico y social, son aspectos que están completamente estudiados en los pacientes. Todas estas circunstancias contribuyen al estrés postraumático de estas personas. Aparte del apoyo de la familia, hay muchas otras cosas que se pueden trabajar para mejorar la estancia del paciente en la UCI, como es el estudio de la percepción sensorial y de las luces o la reducción del disconfort”.
El entorno afectivo del paciente, como es natural, también acusa las consecuencias de un ingreso de un ser querido en una UCI. Así, se estima que un 70% de los familiares presentan ansiedad, mientras que hasta en un 35% de casos se padece depresión. Según confirma la experta, “está descrito que los familiares de los pacientes pueden sufrir un trastorno de depresión porque se produce una situación de desestabilización familiar. Realmente, hacer una UCI más abierta genera tranquilidad emocional. La estrategia de participación da seguridad porque se visualiza de una forma más cercana lo que sería el cuidado que le están proporcionando al familiar ingresado. Asimismo, el hecho de tener más información sobre su proceso patológico comporta que se vaya asumiendo de una manera más progresiva la evolución del paciente”.
En el ámbito de las UCIs, cuidado con determinadas soluciones de comunicación
La potenciación del tándem paciente-familia implica también la mejora y sistematización de la información ofrecida al entorno afectivo del enfermo. Se calcula que el 80% de las UCIs en España informan una vez al día y solo en un 5% se informa a demanda de los familiares. El desarrollo de sistemas de información que, con el apoyo de la tecnología, ayuden a reducir la incertidumbre de los familiares, puede contribuir a mejorar la percepción de las UCIs. En todo caso, De la Fuente recuerda que hay que vigilar que el uso de los nuevos canales tecnológicos -por ejemplo la difusión de información a través de las redes sociales- no contravenga la ley de protección de datos, ya que ante todo se debe garantizar la intimidad del paciente: “Nosotros, mientras el paciente esté inconsciente, somos garantes de su intimidad y siempre debemos tener mucho cuidado con la información que se ofrece, es decir, a quién se presta, aparte de que debemos saber quiénes son los interlocutores válidos”.
“En mi opinión -comenta-, hay una serie de matices que por ahora están muchísimo más desarrollados con la comunicación verbal directa. Las UCIs que están trabajando en lo que se denomina UCI de puertas abiertas ya ofrecen una información mucho más personalizada, mucho más continua y por supuesto no solamente una vez al día, sino que las familias prácticamente están dentro y reciben datos continuamente de todo el personal, tanto médico como de Enfermería, y eso es a lo que tendemos a llegar, a un contacto muchísimo más continuo y más directo”.
Por todo ello, la facultativa no es partidaria de formar alegremente grupos de WhatsApp a partir del servicio de Cuidados Intensivos como método de comunicación inmediata, por más que el grupo quede acotado a los responsables de la UCI y a los allegados más directos de las personas ingresadas: “No parece que las redes sociales sean la forma idónea de transmitir la información de las UCIs, porque se daría un mensaje muy escueto. Además, la información que circula por WhatsApp no se sabe a dónde va a llegar, no tiene ningún control. Ni siquiera tenemos contemplada la información telefónica cuando no conocemos al interlocutor con el que estamos hablando, en tanto que debemos informar única y exclusivamente a la persona que haya sido autorizada por el paciente. Y en el caso de que el paciente esté inconsciente, está muy claro y está legislado cuáles son las personas que pueden recibir información: los familiares directos”.
Potenciar el papel informativo del personal de Enfermería
Por otro lado, es poco frecuente la información conjunta médica-enfermera (3,1%), a pesar del papel fundamental que los profesionales de Enfermería desarrollan en los cuidados del enfermo crítico. “Clásicamente, la información quedaba reducida a los médicos… era una costumbre, realmente las UCIs eran muchísimo más cerradas. Afortunadamente, esto ha pasado ya a la historia porque el personal de Enfermería aporta muchísima información, especialmente sobre los cuidados… no en vano las unidades se denominan de cuidados intensivos. Distinto es lo que implica la evolución del proceso asistencial en el sentido más estrictamente médico, pues requiere una información más detallada; pero hoy en día la información se divide y pueden aportarla tanto el facultativo como la enfermera, cada uno dentro del campo y de las competencias que tiene”, indica De la Fuente.
La adopción de otras medidas como la valoración y control del dolor, la sedación dinámica adecuada a la condición del paciente, la autorización del uso de móviles y ordenadores, la limitación de ruidos y mejora del confort de las instalaciones y de las condiciones ambientales de temperatura, materiales y acabados, mobiliario y decoración, son otros aspectos que probablemente se analizarán en este conjunto de iniciativas, con el objetivo último de hacer de las UCIs espacios más humanos. “La colaboración con SAMIUC, junto a la realización en la EASP de las Jornadas de Humanización de las UCIS y su participación en las Jornadas de Calidad Asistencial centradas en humanización de la asistencia, se enmarca en la línea de trabajo que la EASP desarrolla en favor de la humanización del sistema sanitario” explica Joan Carles March.