
Ulises Bértolo
Fuente: HarperCollins Ibérica / Ingenio de Comunicación
Ulises Bértolo, autor del libro ‘Exitus’ (HarperCollins Ibérica): Ulises Bértolo es escritor, abogado, profesor de Derecho y académico de número de la Academia Xacobea. Es autor de tres novelas: ‘La sustancia invisible de los cielos’, ‘Orthodoxia’ y ‘La Dama del Norte’, por la que recibió el Premio Lloret Negre de Literatura a la mejor novela de género negro publicada en castellano en 2023.
Redacción Farmacosalud.com
‘Exitus’, la nueva novela de Ulises Bértolo, es una historia de venganza ambientada en las calles de Madrid y enraizada en religiones y guerras remotas. Es un thriller que sugiere que ángeles y demonios, el bien y el mal más puros, habitan entre nosotros y que son las dos caras de la misma moneda. El fanatismo, el satanismo, el genocidio yazidí y la corrupción son algunos de los ejes por los que gira una acción revestida de perversos secretos y voluntades abominables: «en esta tercera fotografía, Amaia Braganza estaba bocabajo y desnuda, con las piernas ligeramente abiertas. Se le veía la fibra muscular en la espalda y jirones de carne roja en la cara interna de los muslos, que habían sido seccionados con un objeto cortante. Era como si la policía científica hubiese querido preservar la identidad de la víctima, enmarcarla sin rostro, anónima, como la escultura de un parque.
-A Braganza la secuestraron el día de su cumpleaños -informó Olmedo- y, como puedes ver, su asesino se tomó su tiempo en asesinarla. Alguien le dijo a Blasco que podían apreciarse aspectos rituales, como si fuese una especie de sacrificio… Por eso se le llamó ‘caso 666’».
En la novela, la detective privada Elia Sandoval investiga la desaparición de una mujer en Madrid, en un caso que guarda similitudes con otro en el que el cadáver de otra joven había aparecido en un parque con múltiples cortes, desangrado y sobre una estrella de doce puntas. El asesino había dado entonces un plazo de trece días antes de sacrificarla. “La mejor virtud de Elia es que no sabe rendirse. Y el peor defecto… exactamente el mismo. Su obstinación no la convierte en implacable, sino en humana. Vive entre contradicciones, arrastra problemas familiares y, aun así, consigue sobreponerse a sus miedos. Esa es quizás la virtud más nuestra: ir más allá de los propios límites, incluso cuando el camino lo marcan las cicatrices. Elia convive con sus demonios personales mientras trata de descubrir a uno muy real: alguien que se hace llamar el Ángel”, señala el autor del libro.
Desafiando al sistema judicial
En sus pesquisas, Elia Sandoval desafía un aparato institucional sumamente poderoso como es el sistema judicial. “Elia no es plenamente consciente de estar enfrentándose a un sistema implacable -comenta el escritor-. Ella cree que forma parte de un engranaje imperfecto, que sólo se sostiene gracias a las personas que lo habitan. Y en esa jungla necesita un guía. Lo encuentra en el subinspector Coronado, su particular ‘pata de conejo’. Coronado no se casa con nadie y esa es la mejor garantía para alguien como Elia, que arrastra problemas de obediencia a la autoridad. Gracias a él, puede adentrarse en una investigación que alguien parece empecinado en boicotear desde dentro”.

Fuente: HarperCollins Ibérica / Ingenio de Comunicación
El subtítulo de ‘Exitus’ reza ‘La muerte nunca es el final’… a juicio de Bértolo, se trata de un mensaje que tiene dos lecturas, es decir, que puede tranquilizar, o bien todo lo contrario, desasosegar: “depende de quién lo lea. Para quien cree en trascendencias, puede sonar a consuelo. Para quien haya recorrido las páginas de ‘Exitus’, seguramente funcione como advertencia. La muerte como final es sencilla; lo inquietante es pensar que lo que viene después pueda ser todavía peor”.
“Lo verdaderamente peligroso del fanático es que inflige el daño sin sentir culpa”
La novela explora temas como el fanatismo y el satanismo. En cierto modo, Bértolo opina que todos llevamos un fanático y un demonio dentro, si bien “algunos más que otros. El fanático suele disfrazarse de convicción moral, y el demonio… siempre ha tenido mejor prensa que los obedientes. Lo verdaderamente peligroso del fanático es que inflige el daño sin sentir culpa: se cree legitimado. Por eso debemos estar especialmente prevenidos contra aquellos que disponen de todas las certezas, porque son los que se sienten autorizados para hacer casi cualquier cosa”.
En ‘Exitus’ se lee: «somos corresponsables de los pecados de nuestros antepasados, y tarde o temprano llega el momento de expiarlos». Para el escritor, es ciertamente injusto que uno deba responder por lo que ha hecho su tatarabuelo -por citar un parentesco-, “pero la historia nunca preguntó si ella misma era justa: simplemente pasó por encima. Lo que heredamos no son las culpas, sino las consecuencias. Y eso, a veces, pesa mucho más que los pecados originales”.
“Al final, quienes pervierten el mensaje no son los dioses, sino los hombres”
«Ningún dios merece adoración si sacrifica a personas», escribe Bértolo en su nueva obra. “Esa frase aparece en un contexto muy concreto, pero tiene resonancias muy antiguas. Pensemos en el Antiguo Testamento: es el propio Dios quien manda a Abraham sacrificar a su hijo, sólo para poner a prueba hasta qué punto aceptamos la obediencia. No es el hombre quien inventa ahí el sacrificio, sino la divinidad quien lo impone. Pero al final, quienes pervierten el mensaje no son los dioses, sino los hombres que pretenden hacer a Dios a su imagen y semejanza”, apunta.
La narrativa de ‘Exitus’ no recorre únicamente las calles de Madrid, sino que también se sumerge en las montañas y aldeas devastadas por la guerra en Irak, país en el que “se cruzan muchas historias. Allí confluyen lo ancestral y lo geopolítico, los mitos y los mercenarios, lo espiritual y lo brutal. Es un escenario donde el mal aún se viste de fe, y la fe, de negocio. Y me interesaba mostrar esa confluencia”, asegura el novelista.
«Era un pecado vender la tierra a un infiel yazidí, a un kuffar que adoraba al diablo»
«Mohamed Ashour reaccionó de manera iracunda y le gritó que era un pecado vender la tierra a un infiel yazidí, a un kuffar que renegaba de Alá y que adoraba al diablo. A ojos del Profeta, no era motivo suficiente que la familia Tekkal ofreciese un rebaño de trescientas ovejas y dinero para desalojar a los agricultores musulmanes y a sus familias. Abdel Raûf se ofendió y le pidió que se fuese. Cuando llegó el día en que hubo de recoger sus pertenencias y entregar sus tierras, Mohamed Ashour se arrodilló ante los nuevos propietarios, cerró la mano alrededor de un puñado de tierra y lo elevó ante sus ojos jurando venganza».
La violencia, en ‘Exitus’, se erige como un personaje más, en tanto que “la violencia no es un accidente ni un recurso narrativo: es un personaje con voz propia. Habla, se mueve, condiciona y arrastra a los demás. Es el único personaje que nunca pide permiso para entrar en escena”, destaca Bértolo.
La muerte nunca es el final... la violencia es el principio.

Autor/a de la imagen: Enric Arandes / www.farmacosalud.com
Fuente: E. Arandes / www.farmacosalud.com