Redacción Farmacosalud.com
Una nueva investigación retrospectiva basada en datos de 14.260 pacientes del Registro SEMI-COVID-19 de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) recogidos entre febrero y septiembre de 2020 concluye que los pacientes con hábito tabáquico activo o pasado que han sido hospitalizados en contexto COVID-19 presentaron peor evolución y pronóstico (mayor tasa de mortalidad, ingreso en UCI y reingreso al mes) que los pacientes sin este hábito.
Esta es la principal conclusión del estudio, liderado por médicos internistas de SEMI y cuyos resultados publica la revista Medicina Clínica en el artículo ‘Influencia de la historia de tabaquismo en la evolución de la hospitalización en pacientes COVID-19 positivos: datos del registro SEMI-COVID-19’, en el que se describen y exploran, de forma comparativa, las características clínicas y pronóstico en COVID-19 de los pacientes hospitalizados por SARS-CoV-2 incluidos en la investigación, que fueron divididos en dos grupos: con hábito activo o pasado de tabaquismo o no fumadores. A todos ellos, se les realizó un seguimiento hasta un mes después del alta.
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Actividad en la Unidad de Vigilancia Intensiva Respiratoria (UVIR) del Hospital Clínic de Barcelona
Autoría: Francisco Àvia / Hospital Clínic
Difusión: Hospital Clínic
Una mediana de edad de 68’6 años
La mediana de edad de los pacientes incluidos en el trabajo fue de 68,6 años, con un 57,7% de varones. El grupo con tabaquismo presentó mayor edad (69,9 años), predominio masculino (80,3%) y mayor índice de comorbilidad de Charlson. La evolución fue peor en los pacientes con hábito activo o pasado de tabaquismo, puesto que presentaron una mayor tasa de ingreso en UCI -Unidad de Cuidados Intensivos- (10,4 frente a 8,1%), mayor mortalidad intrahospitalaria (22,5 vs. 16,4%) y reingreso al mes (5,8 vs. 4,0%) que el grupo sin tabaquismo.
Respecto a la clínica que presentaban, la disnea (sensación de falta de aire) era más frecuente en los pacientes con tabaquismo, mientras que la fiebre y los síntomas gastrointestinales predominaba en los pacientes sin tabaquismo. Además, los sujetos con tabaquismo ingresaban con saturación de oxígeno <90% en un porcentaje mayor que los individuos sin tabaquismo (33,9 vs. 31,0%). Los pacientes con tabaquismo también presentaban un porcentaje mayor de parámetros analíticos de mal pronóstico.
Globalmente, un 8,8% precisaron ingreso en UCI, siendo más frecuente en los sujetos del grupo tabaquismo (10,4% vs. 8,1%). La necesidad de ventilación mecánica no invasiva o invasiva fue también mayor en las personas del grupo de tabaquismo (6,5 vs. 4,5% y 8,0 vs. 6,6%, respectivamente). Además, estos sujetos también recibieron antibioterapia empírica (91,0 vs. 88,6) y tratamientos inmunosupresores o inmunomoduladores en porcentajes superiores, como los corticoesteroides en un 41,0% en el grupo de tabaquismo vs. 33,8% en el de sin tabaquismo.
El colectivo asociado al consumo de tabaco presentó más complicaciones y mortalidad durante el ingreso que el colectivo no asociado al tabaco (52,5% vs. 48,3% y 22,5% vs. 16,4%, respectivamente). El síndrome de distrés respiratorio agudo fue la complicación más frecuente en ambos grupos (con un 28,8% de distrés moderado-severo en el grupo de tabaquismo vs. 22,2% en el de sin tabaquismo). También presentaron más frecuentemente empeoramiento radiológico y progresión de la enfermedad los pacientes del grupo con tabaquismo que los del grupo sin tabaquismo (42,6 vs. 36,5% y 30,2 vs. 23,0%, respectivamente). Tras el alta hubo más reingresos al mes, pero no más mortalidad, en el grupo con tabaquismo.
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Unidad de Vigilancia Intensiva Respiratoria (UVIR) del Hospital Clínic de Barcelona en una oleada del COVID-19
Autoría de la imagen y fuente: Franciso Àvia / Hospital Clínic (IMAGEN DE ARCHIVO)
Los exfumadores eran de mayor edad
Respecto a las diferencias entre fumadores y exfumadores, en el estudio se observó que los exfumadores eran de mayor edad, con un mayor porcentaje de varones, índice de comorbilidad de Charlson y de dependencia moderada-severa. También tenían más factores de riesgo cardiovascular y comorbilidades (aunque no hubo diferencias en las enfermedades respiratorias ni en insuficiencia renal). Los síntomas clínicos y parámetros analíticos fueron similares, al igual que los ingresos en UCI y la necesidad de ventilación. Sin embargo, los exfumadores precisaron en mayor porcentaje tratamiento inmunomodulador y antibiótico y tuvieron más complicaciones en el ingreso (23,6 vs. 17,6%), empeoramiento radiológico y progresión de la enfermedad, así como reingresos.
Los investigadores concluyen, a falta de más estudios prospectivos, ‘dado que nuestros datos van en favor de que los pacientes expuestos al tabaco presentan una evolución desfavorable de la enfermedad con aumento de mortalidad e ingreso en UCI, consideramos necesario entender al tabaco como un factor de riesgo de mala evolución, y realizar una valoración adecuada del antecedente de tabaquismo al ingreso’. Reiteran que ello ‘podría ayudarnos a plantear la estrategia de manejo de los pacientes hospitalizados’.