Redacción Farmacosalud.com
Las personas con trastorno por atracón presentan altos índices de obesidad y tienen una edad media en torno a los 25-40 años. "Este tipo de enfermos desarrollan el trastorno a una edad más tardía y la sufren durante más tiempo antes de visitar el médico. Además, en muchos casos, estas personas consultan para bajar de peso y no por el trastorno, ya que no creen que sea un problema a tratar, cosa que dificulta el diagnóstico", explica el Dr. Fernández Aranda jefe de la Unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital Universitario de Bellvitge (l’Hospitalet de Llobregat, en Barcelona) y responsable de diferentes estudios sobre esta alteración.
El trastorno por atracón se define por el hábito repetitivo de ingerir grandes cantidades de alimentos de manera rápida, sin tener hambre y a escondidas para calmar la ansiedad y la angustia. Este ha sido reconocido como un trastorno con entidad propia dentro de los trastornos alimentarios por la publicación estadounidense ‘Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders’, ya que antes era diagnosticado como un subtipo de bulimia nerviosa. Las principales diferencias son que los pacientes con trastorno por atracón no presentan conductas compensatorias o de purga, como la autoprovocación del vómito, ayuno, dietas muy restrictivas, ejercicio intenso, ingesta de diuréticos o laxantes, según se remarca en un comunicado del centro hospitalario de Bellvitge.
Entre un 2-5% de la población padece la disfunción
Desde su reconocimiento como trastorno alimentario independiente, el trastorno por atracón ha sido objeto de diversos estudios con el objetivo de definir de la mejor manera sus características y, así, poder hacer un diagnóstico más precoz. En la actualidad, entre un 2-5% de la población general padece este tipo de disfunción, que afecta de la misma forma a hombres y mujeres. "En general, los pacientes con trastorno por atracón muestran más dificultades para gestionar el estrés, son más impulsivos y tienen menos autoestima que las personas con otros trastornos alimentarios. Estos tienen síntomas de depresión y una alta preocupación por su aspecto físico", indica Fernández Aranda.
Los estudios también ponen de manifiesto que, a pesar de que los pacientes con trastorno por atracón tienen mayor tendencia al abandono del tratamiento, estos presentan tasas superiores de mejora que los otros trastornos alimentarios una vez finalizada la terapia. "La falta de pérdida de peso por no poder hacer dieta durante el seguimiento del tratamiento es uno de los principales factores de abandono", añade. El tratamiento psicológico cognitivo-conductual consiste en la realización de una terapia grupal a la semana durante dieciséis sesiones y, en algunos casos, esta se complementa con tratamiento farmacológico.
Los diabéticos tipo 1, con tasas más altas de abandono del tratamiento
En este sentido, el hospital ha estudiado poblaciones específicas con trastorno por atracón y otros trastornos alimentarios, como son las personas con diabetes tipo 1. Estos pacientes, especialmente aquellos con características bulímicas, suelen utilizar la omisión de insulina como conducta compensatoria. Se caracterizan por presentar menos perseverancia, ser más inestables y tener menos motivación frente al tratamiento. Esto explica su elevada tasa de abandono de la terapia, más alta que en las personas sin diabetes, que en la mayoría de casos se produce en las primeras dos semanas.