Redacción Farmacosalud.com
De nombre largo, y con resultados también muy extensos… La hidroablación prostática robótica con agua guiada por ecografía o Aquablation es una innovadora técnica que logra una espectacular disminución de las complicaciones asociadas a la hiperplasia benigna de próstata (HBP) en los pacientes que tienen que ser operados. Además, el nuevo procedimiento reduce los tiempos de la intervención. Por todo ello, el doctor Enrique Rijo, responsable de la Unidad de Próstata del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Barcelona, cree que la aplicación de la hidroablación prostática robótica podría llegar a abaratar los procesos médicos derivados de la HBP: “Estoy convencido de que, tal vez en el futuro, cuando se puedan reducir los costes de esta tecnología y se pueda generalizar su uso, podamos reducir globalmente los costes sanitarios del tratamiento quirúrgico de la hiperplasia benigna de próstata, ya que la técnica de Aquablation es una técnica mínimamente invasiva con buenos resultados y baja tasa de complicaciones, muy precisa y rápida, en la cual el tiempo quirúrgico es independiente del volumen o tamaño prostático”.
Dependiendo del tamaño de la próstata que se está operando, la ablación del adenoma mediante la hidroablación puede oscilar entre los 2 y los 6 minutos. A este tiempo se tiene que añadir la planificación previa, que puede variar entre los 15 y los 25 minutos. En todo caso, con la novedosa técnica nunca se superan los 50 minutos para una operación.
“El agua produce un corte ‘frío’ que no afecta las zonas vecinas”
La hidroablación prostática robótica con agua guiada por ecografía o Aquablation consiste en una ablación o destrucción del tejido prostático con suero fisiológico a temperatura ambiente por vía transuretral, mediante un chorro con una velocidad cercana a la del sonido, sin necesidad de incisiones y de una manera totalmente robotizada. Así, sin uso del calor, se produce un proceso de ablación mecánica o destrucción del adenoma de próstata mediante un chorro de agua a una gran velocidad y con una alta precisión. “Recordemos que el poder del agua lleva muchos años empleándose con fines industriales para cortar metales, vidrio e incluso alimentos, pero, a diferencia de otras fuentes de energía térmica, el agua produce un corte ‘frío’ que no afecta las zonas vecinas. Esto, sumado a que es un procedimiento robótico, permite una gran precisión milimétrica”, explica a www.farmacosalud.com el doctor Rijo.
“El cirujano planifica previamente la operación mediante un ecógrafo transrectal. Así se puede medir el tamaño de la próstata y establecer cuáles son los límites de las estructuras anatómicas importantes que se han de preservar. Una vez decidida cuál es la zona en la que se va a realizar la ablación, es un robot quien la lleva a cabo de forma automática”, agrega Rijo a través de un comunicado del Hospital Quirónsalud Barcelona.
No obstante, el papel del médico sigue siendo fundamental, puesto que ha de ser un cirujano el que decida las zonas que se han resecar, si bien la automatización posterior del procedimiento evita que se puedan producir fallos humanos, una de las ventajas del nuevo procedimiento, aunque no la única. “Al tratarse de una operación mínimamente invasiva, también se reducen de forma significativa los tiempos de hospitalización. La intervención se lleva a cabo a través del conducto de la uretra, y entre 24 y 48 horas después se puede dar el alta al paciente sin necesidad de sonda”, detalla.
Sin riesgo de causar disfunción eréctil
La otra gran ventaja que tiene este tipo de intervención frente a las más convencionales es que los efectos secundarios derivados de la misma son mucho menores. Al no utilizar ningún tipo de fuente de calor, es posible preservar mucho más la cápsula prostática. Otras técnicas la pueden acabar dañando y provocar de forma ocasional una disfunción eréctil. Este riesgo, con la hidroablación, no existe.
Pero en donde los resultados son mucho más significativos es cuando se habla de preservar el mecanismo de eyaculación. Sólo un 20% de los pacientes sometidos a una resección transuretral clásica conservan la eyaculación, mientras que en el resto se produce lo que se conoce como eyaculación retrógrada o seca. En el caso de la hidroablación, hasta el 90% de los pacientes preservan de forma completa la eyaculación. “Al ser posible marcar de forma muy precisa los límites donde se lleva a cabo la ablación, se conservan de forma completa los conductos eyaculadores. Es posible así preservar el veru montanum, que se contrae y facilita el paso de semen por los conductos eyaculadores. Otras técnicas no son capaces de hacerlo y la consecuencia es que el semen acaba en la vejiga”, explica el doctor J. A. Lorente, jefe del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Barcelona.
Otra de las ventajas que ofrece la hidroablación está relacionada con el hecho de que, al no aplicarse ningún tipo de energía térmica, también se minimizan los efectos secundarios de la operación. “Esto se traduce en un postoperatorio más cómodo para el paciente. De esta forma, está comprobado que experimentan una menor irritación tras la micción después de la cirugía. También hay una tasa de incontinencia urinaria menor”, señala.
Aquablation, con muchos números para convertirse en tratamiento ‘gold standard’
En principio, la hidroablación está indicada para cualquier tipo de próstata, desde las más pequeñas a las más grandes. “Hasta ahora en las próstatas más grandes era necesario realizar cirugías abiertas. Aquí es posible operar también éstas a través del conducto de la uretra. Al ser una operación mínimamente invasiva, también está disponible para un abanico más amplio de pacientes que otras operaciones”, asegura el doctor Óscar Bielsa, jefe del Servicio de Urología del centro hospitalario barcelonés. La ‘guinda del pastel’ en relación al innovador procedimiento la pone el doctor Rijo: “Al igual que con el volumen o tamaño prostático -en el que no hay límites-, con la técnica de Aquablation tampoco tenemos límites con respecto a la edad del paciente. En nuestra experiencia, hemos operado a pacientes de entre 45 y 88 años de edad con buenos resultados”. ¿Quién da más?
La hiperplasia benigna de próstata es la patología urológica más frecuente. En sujetos con más de cincuenta años, su prevalencia alcanza el 50%. No todas las HBP necesitan operarse, sino que es posible mantenerlas controladas en sus estadios iniciales mediante tratamiento farmacológico. Pero cuando alcanzan ya un tamaño considerable, es necesario llevar a cabo una intervención. “Estamos hablando, en ocasiones, de pacientes con edades avanzadas, con varias comorbilidades presentes, como puede ser diabetes o problemas de hipertensión. En estos casos, siempre es más prudente emplear una opción que acarree menos riesgos quirúrgicos. En este sentido, la Aquablation presenta grandes ventajas sobre otras técnicas”, afirma Bielsa.
En definitiva, visto lo visto, para Rijo “es probable que en un futuro la técnica de Aquablation sustituya a las técnicas clásicas como tratamiento de primera elección o ‘gold standard’, ya que cumple los requisitos de ser eficiente, rápida y reproducible, y tiene una baja tasa de complicaciones”.