Redacción Farmacosalud.com
La alergia a los frutos secos es una de las más temidas, porque en casos extremos puede llegar a causar la muerte del paciente. Entre esos alimentos figura el cacahuete, que en España empieza a consumirse a partir de los 3-4 años de edad. Dado que para que aparezca una alergia a un alimento éste tiene que haberse probado previamente, es lógico que en territorio español los casos de rechazo al cacahuete no se manifiesten en niños menores de 3-4-5 años, “porque en España la idea es que, en el campo de la nutrición, los frutos secos no se introduzcan antes de los 3-4 años”, comenta el doctor Santiago Nevot Falcó, jefe del departamento de Alergología de la Fundació Althaia Xarxa Hospitalaria Universitaria de Manresa (Fundación Althaia Red Hospitalaria Universitaria de Manresa, en Barcelona). Quien tiene alergia a los cacahuetes puede que ni tan siquiera tenga que comerlos para sufrir un serio problema de salud, tal y como revela Nevot: “Yo tengo un paciente que puede padecer una reacción grave, una anafilaxia, con sólo abrir una bolsa de cacahuetes en un lugar cerrado y empezar a inhalar el ‘polvillo’ procedente del interior de la bolsa”.
Con todo, el doctor se muestra optimista y confía que la inmunoterapia subcutánea, actualmente en investigación, pueda lograr en un plazo de unos 5-10 años que la alergia al cacahuete deje de ser una amenaza durante toda la vida del paciente: “A mis pacientes ya les estoy explicando que todo va a cambiar, les digo que son jóvenes y que, si bien hasta ahora la alergia al cacahuete era para toda la vida, de momento les va a acompañar a corto plazo y después van a ver como van a tener un tratamiento específico que les permitirá superarla”.
-¿Los frutos secos son una especie de ‘patito feo’ del mundo de la alimentación? Es paradójico que se les atribuya grandes propiedades nutritivas y, en cambio, constituyan uno de los alimentos más alergénicos que existen…
Yo no les calificaría de ‘patito feo’… todo depende de lo que queramos entender como ‘patito feo’. Yo diría que la alergia a los frutos secos es una alergia relevante que tendría como dos etiquetas: una es la persistencia de la patología desde el momento en que te la detectan o tienes una reacción alérgica a algún fruto seco determinado; por lo tanto, en el momento en que te la diagnostican ya sabes que, en más del 90% del total de casos, perdura toda la vida. Y en segundo lugar, que son reacciones alérgicas que conllevan una etiqueta de gravedad. A diferencia de otras alergias, en este caso existe el concepto de reacciones graves y, potencialmente y por desgracia, mortales en algunas personas.
Este es el ‘patito feo’: más que el hecho en sí de la alergia al fruto seco, es la carga de la relevancia de esa alergia, porque puede tener una gravedad extrema. Hay otras alergias que también pueden ser graves en algunos pacientes como es la relativa a la leche de vaca o al huevo, pero la gente tiene el concepto de que esos trastornos van a desaparecer con la edad. El 80-90% de los niños superan la alergia a la proteína de la leche de vaca hacia los 2 años, mientras que la que involucra al huevo se supera alrededor de los 5, también en un 80-90% de los casos. Así pues, el concepto que envuelve a los frutos secos es diferente: voy a tener una alergia que me va a acompañar toda mi vida y, en segundo lugar, es una patología potencialmente grave. Aquí está un poco lo del ‘patito feo’, en el hecho de que la gente tenga miedo cuando hay una alergia a frutos secos.
-Cualquier fruto seco puede dar alergia. Los más frecuentes son los cacahuetes o manís, las nueces y las avellanas, principalmente porque son los que más se consumen[1] ¿En el caso concreto del cacahuete, se sabe cuál es el mecanismo o la sustancia que desencadena la reacción alérgica?
El mecanismo se conoce, lo que no sabemos es el porqué. La alergia es una reacción de nuestro sistema inmunitario. Pero no es el cacahuete en sí el que la produce, sino que son las proteínas que conlleva el cacahuete. Las alergias siempre se producen por las proteínas del alimento en cuestión. Por eso, yo siempre pongo el concepto de leche de vaca, y más cuando se lo explico a los pacientes, ya que con esto lo ven más claro. La gente sabe que la leche tiene hidratos de carbono, como sería la lactosa, tiene proteínas, y tiene grasas, aparte de que también lleva vitaminas… y la alergia es alergia a la proteína de leche de vaca. O sea, la gente ya no dice que es alérgica a la leche de vaca, dice que es alérgica a la proteína de leche de vaca.
Pues con el cacahuete, es lo mismo. Dentro de su composición, tiene una serie de proteínas. Antiguamente, cuando nosotros decíamos que una persona tenía una alergia al cacahuete, cogíamos toda la composición de este fruto seco y determinábamos una analítica contra él. Ahora no, ahora hacemos las analíticas contra diversas proteínas que ya conocemos que tiene este alimento. Actualmente se conocen más de 12 proteínas y, en función del tipo de proteína de cacahuete a la que esté sensibilizado el paciente, tendremos más idea de cuál será realmente el pronóstico de la reacción que pueda generarse. Sabemos que la conocida como rAra h2 es una de las proteínas más peligrosas que hay en el ámbito de la sensibilización al cacahuete.
Entonces, ¿es éste el fruto seco más alergénico? Yo diría que no… depende de la alimentación de las personas; el cacahuete tiene mucho valor en países anglosajones, como Australia o Estados Unidos, porque allí mucha gente se alimenta con crema de cacahuete. Así como nosotros usamos las mantequillas o margarinas, ellos utilizan este fruto seco a modo de margarinas y mantequillas, de ahí que la alergia a este alimento sea mucho más frecuente en esos países que en España. Aquí, en cambio, tenemos más problemas con la nuez, la avellana, etc. Y, aunque aquí también se vean casos de alergia a los cacahuetes, se ven más tarde en términos de edad. Lo digo porque en países como Estados Unidos puedes encontrar niños de 1-2 añitos que ya son alérgicos a dicho alimento, mientras que en territorio español los casos se manifiestan más a la edad de 3-4-5 años, porque en España la idea es que, en el campo de la nutrición, los frutos secos no se introduzcan antes de los 3-4 años.
-Bueno, ya nos ha dicho que lo peor que le puede pasar a una persona alérgica al cacahuete cuando consume este alimento es que puede morir…
Puede ser mortal, sí, pero estamos hablando de una reacción alérgica llevada a su extremo. Por suerte, esto no pasa a menudo, pasa pocas veces. En muchas ocasiones los síntomas son leves, apareciendo solamente una especie de prurito, un picor alrededor del labio o de la lengua cuando la persona se pone en contacto con el cacahuete. Puede aparecer una erupción peribucal, un enrojecimiento en el momento en que te pones en contacto con ese alimento. No obstante, si el paciente no le da valor a tales síntomas y sigue comiendo cacahuetes, durante la digestión ya aparecen reacciones mucho más graves.
Con la reacción alérgica pasa una cosa muy curiosa: el producto es el mismo, pero la sensibilidad que ha desarrollado el paciente a su alergia puede ser muy diferente. Hay gente que es muy muy sensible, y gente que necesita, por decir algo, una docena de cacahuetes para presentar síntomas. Yo tengo un paciente que puede padecer una reacción grave, una anafilaxia, con sólo abrir una bolsa de cacahuetes en un lugar cerrado y empezar a inhalar el ‘polvillo’ procedente del interior de la bolsa. Es lo que puede pasar cuando, en vuelos nacionales e intercontinentales, se ofrece a los pasajeros un aperitivo con la típica bolsita -normalmente frutos secos- y, al abrir el paquetito en un ambiente cerrado como es el compartimento de un avión, se expande el polvillo del cacahuete. Lógicamente, el paciente alérgico no va a abrir la bolsita, pero puede encontrarse situado al lado o en la fila anterior o posterior de un pasajero que está manipulando un paquetito de ese tipo, por lo que solamente con la inhalación podrá ser capaz de sufrir una reacción alérgica. Es curioso, pero es así… hay personas que son muy sensibles y otras que no lo son tanto.
-¿Se sabe si la edad, género de la persona (hombre o mujer) y hábitos de vida influyen a la hora de desarrollar la alergia al cacahuete?
Para que una persona desarrolle una alergia alimentaria, previamente su organismo -y lógicamente su sistema inmunitario- tiene que haber estado en contacto con la sustancia o proteína problemática. Hay más de 70 alimentos que pueden producir alergia, pero no todos los alimentos pueden causarla. Entonces, ¿de qué dependerá la aparición del trastorno? Primero, de la toma de contacto con el alimento. Es lo que explicaba antes acerca de la crema de cacahuete, que está muy presente ya en el primer año de vida en la alimentación de niños de países como Estados Unidos o Australia. Puede que esos menores vayan a desarrollar una alergia, lo que no sabemos es cuándo, o sea, no sabemos cuál es el sistema que induce al cambio y que propiciará que un niño que toleraba el cacahuete, de repente ya no lo tolere. Aquí hay que hacer hincapié en un tema muy importante: nunca hay alergia la primera vez que se toma un alimento. Hay gente que tiene miedo de padecer un problema alérgico cuando prueba por primera vez un producto alimenticio. Pues no, la primera vez nunca será. O sea, el organismo hasta que no reconozca dicho alimento no va a desarrollar la alergia, la desarrollará cuando la persona lleve un tiempo tomándolo, a lo mejor es a la segunda o tercera vez…. pero nunca la primera vez.
-Algunos pacientes presentan alergia al mismo tiempo a varios o a casi todos los frutos secos[1]. Supongamos que una persona picotea de una bandeja donde hay varios tipos de frutos secos y empieza a tener molestias. ¿Se sabe si el cacahuete presenta algún síntoma diferenciado respecto a la alergia al resto de frutos secos que permita saber que ese paciente no tolera el cacahuete?
En lo que es la sintomatología de reacción alérgica que va a presentar un sujeto (picor en los labios, anafilaxia en casos graves, etc), los síntomas no dependerán del alimento al que se es alérgico, dado que en todos los alimentos a los que uno puede ser alérgico (leche, huevo, pescado, cacahuete, etc), la reacción va a ser siempre muy similar. Un paciente tendrá mayor o menor reacción dependiendo de su sensibilidad, pero los síntomas de este paciente siempre serán los mismos. Por lo tanto, si una persona está tomando un cóctel de mezcla de frutos secos y padece una reacción, por el tipo de reacción que presente no vamos a poder diferenciar si es alérgica a un fruto seco o a otro.
En cambio, sí que sabemos que si en esos frutos secos hay cacahuetes y además hay pipas o maíz, diremos: ‘empecemos a estudiar primero el cacahuete’, porque las reacciones a la pipa y el maíz son muy poco frecuentes. Hay que tener en cuenta que los frutos secos están formados por diferentes tipos de familias que no comparten las mismas proteínas (alguno sí que las comparte, pero otros no). Por tanto, hay pacientes que pueden ser alérgicos a un fruto seco determinado y tolerar los otros. A los alergólogos, este hecho nos conlleva un problema a la hora de velar por la salud de los niños alérgicos, de manera que, a modo de solución, a sus padres siempre les explicamos que cuando estamos hablando de niños pequeños (2-3-4 añitos) es más fácil decir ‘no le den frutos secos’ que decir ‘no le den cacahuetes’ -además es muy difícil que no le den sólo cacahuetes- cuando van a una fiesta infantil o realizan una actividad escolar. Así pues, lo que hacemos en pediatría, en general, es quitarles todos los frutos secos.
Cuando esa persona ya es más adulta, pre-adolescente o adolescente, o es un adulto joven que ya tiene más control sobre lo que tiene que hacer, entonces sí que podemos decir ‘oye, vamos a mirar si toleras la almendra, la avellana, etc’ mediante la realización de las pruebas de tolerancia pertinentes. Pero cuando se está ante un niño con alergia a un fruto seco, se suelen retirar de su dieta los otros frutos secos por precaución.
-Evidentemente, el mejor tratamiento para este trastorno es no ingerir cacahuetes. ¿De todos modos, existe alguna terapia que permita volver a poder comerlos?
Muy buena pregunta. Antes siempre había miedo a la ingesta accidental -y debemos seguir procurando no incurrir en situaciones de riesgo- de alimentos que pudieran contener trazas de productos alergénicos. Desde hace unos 10 años se ha empezado a poner en práctica la denominada inducción de tolerancia oral con el objetivo de evitar la aparición de una reacción muy grave tras la ingesta accidental de pequeñas cantidades del alimento problemático, porciones (trazas) que pueden estar ‘escondidas’ en otros alimentos.
En la inducción de tolerancia oral se trabaja sobre el sistema inmunológico de la persona alérgica dando pequeñas cantidades del alimento al que se ha demostrado tener alergia. Por ejemplo, si damos proteínas de leche de vaca en cantidades muy pequeñas (por ejemplo, 0’2 mililitros), con una pauta de investigación ya estudiada, al final el paciente puede ser capaz de tolerar la leche de vaca. Eso nos ha pasado ya con la leche y el huevo. También sabemos que es más fácil asimilar el huevo horneado que tolerar una tortilla a la francesa o un huevo frito, por lo que se empiezan a dar las proteínas del huevo mediante el modo horneado, para ver si el organismo va adquiriendo tolerancia. Se ha probado con leche y huevo y también se está trabajando con el pescado, pero el cacahuete da mucho miedo precisamente por lo que hablábamos al principio, por el hecho de que las reacciones con este fruto seco pueden ser potencialmente muy graves, con lo cual son alimentos que se ponen un poquito en la cola a la hora de hacer trabajos de investigación.
En la inducción de tolerancia oral, tal y como su nombre indica, el alimento siempre se administra por vía oral. En otro tipo de alergias (a ácaros del polvo, por ejemplo), hay vacunas con gotas, la llamada inmunoterapia sublingual, o incluso inmunoterapia subcutánea, que es pinchada. Sin embargo, frente a la alergia al cacahuete a día de hoy no tenemos un tratamiento que no sea la evitación y lo que se llama el kit de supervivencia, o sea, llevar siempre encima un autoinyector de adrenalina para contrarrestar reacciones alérgicas graves.
-Realmente, lo de las trazas es un verdadero problema porque, claro, aunque una persona se abstenga de comer cacahuetes por ser alérgica a ellos, puede que, sin querer y sin saberlo, los ingiera por el hecho de que hay alimentos que presentan trazas de frutos secos. En fin, hay que vigilar y examinar atentamente las etiquetas de los productos alimenticios…
Lo de las trazas sí que es peligroso, sobre todo en los pacientes muy sensibles. Siempre explicamos lo mismo: hay que leer las etiquetas, entre otras razones porque el huevo y los frutos secos se utilizan mucho en la producción de alimentos, sobre todo los manufacturados. Entonces, siempre decimos, especialmente si el paciente es muy sensible: ‘aunque sólo se sea alérgico a un fruto seco, abstenerse de comer todo esto, por las posibles trazas’. A nosotros, como pediatras, nos disgusta tener que dar esta clase de instrucciones, porque actuando así a los pacientes pediátricos les estamos poniendo una etiqueta para toda la vida, la de la alergia al cacahuete. Y además les decimos que tienen que llevar un kit de supervivencia (autoinyector de adrenalina) y antihistamínicos, y que deben tener cuidado con lo que comen en las excursiones escolares o si van a comer a un restaurante con sus padres, sobre todo en lo concerniente a las salsas... En mi caso, como profesional, empatizo mucho con las familias de niños alérgicos al cacahuete porque tienen que llevar el sambenito del ‘cuidado, cuidado, cuidado’ a todos los sitios.
-¿Hacia dónde va la investigación en el tema concreto de la alergia al cacahuete, hay alguna línea terapéutica esperanzadora?
A corto plazo, de momento estamos como estamos, sin cambios a la vista. Por lo que respecta al medio-largo plazo, entre 5-10 años, precisamente hace unos días tuvimos el Congreso Nacional de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), en el que tuve la suerte de moderar una Mesa Redonda donde se hablaba del futuro de la alergia al cacahuete. En esa Mesa estaba el profesor Ronald Van Ree, referente a nivel europeo y mundial en el campo de la alergia alimentaria. Hay investigaciones en las que se está utilizando lo que se llama inmunoterapia subcutánea, una inyección que suele administrarse en el brazo, como si fuera una vacuna, con unas dosis que se administran con una periodicidad de una vez al mes ¿Cuál es el problema? Pues que estamos teniendo por ahora muchas reacciones adversas importantes, ya que estamos administrando cacahuete por vía subcutánea, prácticamente de forma directa en el interior de la persona, no por boca.
Entonces, lo que hay que hacer es modificar las proteínas que producen la alergia para lograr que el organismo las reconozca como proteínas de alergia, pero sin reaccionar después como si estuviera ante unas proteínas que producen alergia. Para que se entienda mejor: cuando nosotros vemos una abeja que nos puede picar y somos alérgicos a su picadura, lógicamente podrá hacernos mucho daño si la ponemos delante nuestro. Pero si yo cojo esa abeja y le quito las patitas, las alitas y la pongo delante de mí, esta vez no será capaz de picarme, por más que yo la esté viendo ante mí. Y esto es lo que hay que hacer con las proteínas del cacahuete: el núcleo general de la proteína tiene que ser el mismo que produce la alergia, pero tengo que modificar esa sustancia, tengo que quitarle las ‘patitas’ y ‘alitas’ para que, cuando me la inyecten, yo la reconozca como una proteína que me causa daño, pero logrando que mi organismo no presente una reacción ante ella.
Estas modificaciones no son fáciles, claro… estamos hablando de biología molecular y, aunque ya tenemos las proteínas reconocidas, ahora tenemos que ver cómo las podemos modificar para que sirvan para protegerme y no me hagan daño cuando me las estén poniendo. Y una investigación así no se consigue de un año para otro, porque hay que pasar una serie de filtros. Por lo tanto, para que esto realmente llegue a los pacientes tendrá que pasar un plazo de tiempo que puede ser de entre unos 5-10 años. Con todo, yo a mis pacientes ya les estoy explicando que todo va a cambiar, les digo que son jóvenes y que, si bien hasta ahora la alergia al cacahuete era para toda la vida, de momento les va a acompañar a corto plazo y después van a ver como van a tener un tratamiento específico que les permitirá superarla.
Referencias
1. Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). ‘¿Qué es la alergia a frutos secos?’. Difusión online: http://www.seicap.es/es/-qu%C3%A9-es-la-alergia-a-frutos-secos-_23963