Redacción Farmacosalud.com
La Dra. Elena Martín ha sido nombrada presidenta electa de la Asociación Española de Cirujanos (AEC). Como punto de partida para poner en marcha su proyecto, la Dra. Martín se ha propuesto “hacer un diagnóstico de la situación de la cirugía en España elaborando y actualizando un mapa con la distribución geográfica de los Servicios de Cirugía de todo el país”, con el fin último de “detectar las necesidades de todos los servicios y hacer una previsión de las necesidades de cirujanos para los próximos años”. La elección de Martín como presidenta electa de la AEC ha tenido lugar en el marco del 33 Congreso Nacional de Cirugía, donde se ha constatado que “la gastrectomía total mínimamente invasiva en cáncer gástrico no es inferior a la cirugía abierta en cuanto a calidad oncológica de la resección, complicaciones y recuperación”, subraya la experta.
Otro de los temas abordados en la reunión científica ha girado en torno a la posibilidad de publicar resultados clínicos de los hospitales para que los pacientes puedan decidir, en base a dichos datos, en qué centro se intervienen. “Probablemente no estemos preparados aún para esta posibilidad -admite la Dra. Martín-, pero debemos poco a poco concienciarnos de que conocer y ofrecer los resultados de nuestra actividad repercutirá de forma favorable en la mejora de nuestra práctica clínica”, matiza a renglón seguido.
-La candidatura que usted encabezaba ha ganado las elecciones realizadas para presidir la Junta Directiva de la Asociación Española de Cirujanos (AEC) por un periodo de dos años, en concreto desde 2022 hasta 2024. ¿El período de espera hasta esa fecha, 2022, se le hará largo?
Aunque la toma de posesión de la presidencia no será hasta 2022, la Junta Directiva actual de la AEC está constituida por las dos candidaturas al completo, la presentada hace dos años por el actual presidente, el Dr. Salvador Morales, y la nuestra. Desde este mismo momento empezamos a trabajar todos juntos e iremos aportando nuevas ideas y comenzando a desarrollar los proyectos -que son comunes en muchos puntos-, basados en las ganas, la ilusión y el trabajo. Ya tenemos fijadas las reuniones de la Junta y con los coordinadores de las secciones, por lo que comenzaremos a desarrollar diversos proyectos sobre la base de las presidencias previas. Además, de forma paralela, nuestra candidatura tiene encomendada la organización del 34 Congreso Nacional de Cirugía, que se celebrará en 2022. Este es un enorme reto en sí mismo, que asumimos con una gran responsabilidad e ilusión.
-Su nombramiento implica que, por primera vez, una mujer alcanza el mérito de presidir la AEC…
Efectivamente, desde los inicios de la Asociación Española de Cirujanos en los años 30, no ha habido ninguna mujer que la haya presidido. Indudablemente, es un gran honor alcanzar este hito, pero en parte quiero verlo como un reconocimiento colectivo a todas las cirujanas que, antes que yo, han contribuido al desarrollo de nuestra especialidad. Creo que esta es la evolución natural de la sociedad y específicamente de la AEC, ya que hemos visto como paulatinamente se ha ido incorporando un número creciente de mujeres en la cirugía y en las actividades de la Asociación. Mi trabajo a lo largo de los años en la AEC me ha permitido conocer esta organización desde dentro, y al mismo tiempo he podido aprender de todos los presidentes previos, a los que agradezco enormemente su enseñanza, consejos y apoyo. Todo ello ha ido poco a poco forjando mis deseos de poder aportar desde la presidencia mi granito de arena para mejorar la AEC y la situación de los cirujanos de nuestro país.
Soy consciente de la importancia que mi nombramiento comporta, y pretendo, junto con mis compañeros de candidatura, llevar a cabo una gestión responsable, leal y útil para los cirujanos españoles y la Asociación Española de Cirujanos, y para los pacientes y la sociedad en general.
-Entre sus prioridades figura ‘adaptar tanto la cirugía, como nosotros los cirujanos, a los nuevos tiempos’. ¿Cómo se logra eso?
Como punto de partida para poder poner en marcha nuestro proyecto es importante hacer un diagnóstico de la situación de la cirugía en España elaborando y actualizando un mapa con la distribución geográfica de los Servicios de Cirugía de todo el país. Con ello, podremos obtener una información fidedigna y minuciosa de sus características, en cuanto a profesionales y recursos técnicos que los integran, para poder detectar las necesidades de todos los servicios y hacer una previsión de las necesidades de cirujanos para los próximos años. Con esta información, además, podremos continuar con el desarrollo de los programas de Acreditación de Unidades de Referencia en diferentes áreas, lo que permitirá establecer los requisitos necesarios en componentes de seguridad, calidad y capacidad en cuanto a personal, dispositivos médicos e infraestructura física.
Queremos estar presentes de forma activa en las futuras decisiones que nos atañen y garantizar la defensa de los intereses de la AEC y de sus socios ante la Administración, así como trabajar en la conciliación laboral y familiar, no tanto en los aspectos legales, ya abordados en la normativa legal correspondiente, sino en la adaptación específica a la cirugía y sus implicaciones en el desarrollo de la formación y la carrera profesional quirúrgica.
Además, y para adaptarnos a los nuevos tiempos, desde la AEC intentaremos potenciar la investigación en todas sus vertientes, incorporar a los miembros jóvenes en la gestión de la Sociedad, potenciar la formación de los socios en técnicas quirúrgicas innovadoras y en otros aspectos complementarios como el liderazgo, y por último, abrirnos de forma clara a los pacientes y a la sociedad en general aportando nuestro conocimiento para mejorar la salud de los mismos. Nuestro lema ha sido AEC abierta: el privilegio de ser cirujan@, y queremos que la AEC se abra a la opinión y participación activa de todos los socios.
-COVID-19 y cirugía: ¿en qué momento estamos?
La pandemia ha afectado considerablemente la actividad quirúrgica de nuestro país. Durante la primera ola, la situación fue asimétrica según las Comunidades Autónomas, e incluso entre ciudades y hospitales de la misma Comunidad. En algunas zonas, prácticamente todas las intervenciones se suspendieron y prácticamente se dedicaron todos los recursos materiales y humanos al tratamiento de esta enfermedad. Los cirujanos dejamos los quirófanos y nos incorporamos a los grupos de atención a pacientes con COVID, aportando nuestros conocimientos al tiempo que aprendíamos sobre esta patología.
En esta segunda ola estamos más preparados en lo que respecta a métodos de diagnóstico, equipos de protección y circuitos hospitalarios. También conocemos los protocolos de actuación que se han ido desarrollando a lo largo de la primera ola y ha mejorado la seguridad en quirófano, así como la seguridad de los pacientes y los profesionales. No obstante, en muchas zonas de España el número de quirófanos disponibles se ha vuelto a ver mermado y con ello la actividad quirúrgica, principalmente la cirugía de procesos benignos no preferentes. Una vez más hemos tenido que adecuar nuestras listas de espera quirúrgicas a los recursos de que disponemos en cada momento, mediante protocolos de priorización clínica. Está claro que tenemos que poner todos los medios disponibles para poder atender a esos pacientes con enfermedades no oncológicas ni preferentes, pero siempre considerando que la pandemia no colapse de nuevo el sistema sanitario.
-Su elección ha tenido lugar en el marco del 33 Congreso Nacional de Cirugía. Entre los avances debatidos en la reunión, figura la cirugía hepatobiliopancreática (HPB) en el anciano.
A medida que la población envejezca, habrá un aumento significativo de pacientes geriátricos que necesitarán cirugía. Se estima que para el año 2030, alrededor del 20% de la población general tendrá más de 65 años y un 6% más de 80 años. Si bien es cierto que el paciente de 80 años que vemos hoy en día tiene una situación funcional indudablemente mejor que la que podía tener un paciente de esa edad hace 30 años, sigue siendo imprescindible que como cirujanos veamos al paciente de forma global. Esto quiere decir que no debemos fijarnos sólo en la edad, sino también en su situación funcional y demás enfermedades asociadas e, inclusive, en su situación sociofamiliar.
Así, hemos de ser capaces de identificar a aquellos sujetos frágiles en los que las complicaciones postoperatorias pueden ser especialmente trágicas. Concretamente, en la cirugía hepatobiliopancreática esto es un hecho fundamental, ya que se trata de intervenciones de alta complejidad que en este tipo de pacientes pueden verse gravadas con una alta morbilidad e incluso mortalidad.
Un aspecto importante para reducir esta tasa de complicaciones es la prehabilitación en el grupo de personas de mayor edad que van a someterse a la cirugía, mediante la instauración de una serie de medidas que permitan que el enfermo afronte la intervención quirúrgica en las mejores condiciones posibles, lo que posibilitará una mejor recuperación postoperatoria. Es importante llevar a cabo una evaluación geriátrica adecuada valorando la capacidad funcional, la función cognitiva y su estado nutricional. Es importante que el paciente participe activamente en esta prehabilitación, en la que aportaremos medidas físicas de acondicionamiento respiratorio y también terapia nutricional, con suplementos hiperproteicos si fueran necesarios. De igual modo, proporcionaremos apoyo mediante terapias cognitivas en pacientes susceptibles de deterioro cognitivo y delirium.
-En el encuentro se ha hablado, asimismo, de las últimas novedades del tratamiento multidisciplinar en cirugía esofagogástrica.
La cirugía oncológica esofagogástrica requiere de un abordaje multidisciplinar, con la participación de diversos especialistas implicados, con el fin de obtener unos resultados óptimos. El manejo de estos pacientes debe incluir una valoración integral dentro de un Comité Multidisciplinar en el que se incluyan cirujanos, oncólogos médicos, radioterapeutas, radiólogos… pero también Enfermería, que proporciona un apoyo asistencial al paciente y a la familia mediante la continuidad en los cuidados y el apoyo en las tareas de gestión durante todo el proceso oncológico.
Dentro de los temas tratados en el Congreso, se incidió sobre aspectos quirúrgicos basados en estudios clínicos en marcha como la extensión de la linfadenectomía en cáncer de esófago según la localización y tipo histológico del tumor, o el manejo de la fuga anastomótica tras esofagectomía mediante el estudio TENTACLE, que pretende valorar los factores que contribuyen a la gravedad de la fuga anastomótica, crear un score de gravedad basado en la evidencia y comparar la eficacia de los diferentes tratamientos para esta complicación. También se comentó el estudio STOMACH, que ha demostrado que la gastrectomía total mínimamente invasiva en cáncer gástrico no es inferior a la cirugía abierta en cuanto a calidad oncológica de la resección, complicaciones y recuperación. Dentro de la estrategia multidisciplinar, también se aportó la visión del oncólogo en el tratamiento y la necesidad de evaluar siempre la inclusión del paciente en un ensayo clínico para conseguir una evidencia sólida en el abordaje terapéutico de estos enfermos.
Destacar, además, la implantación de protocolos ERAS en las unidades especializadas de cirugía de esófago, que permiten una recuperación más rápida y confortable y un mayor grado de satisfacción del paciente.
-Otro de los temas abordados ha sido la aplicación de un algoritmo adecuado que permita disminuir la morbimortalidad de la isquemia mesentérica aguda.
La isquemia mesentérica aguda es un cuadro de elevada mortalidad en el que es preciso un abordaje diagnóstico y terapéutico rápido y efectivo. En el Congreso se propuso un algoritmo de manejo que pretende disminuir las complicaciones y mortalidad de estos enfermos. Para ello, es importante valorar la presencia o no de peritonitis o neumoperitoneo, diferenciar los posibles escenarios en los que podría estar el paciente en el momento de nuestra actuación (si se debe a obstrucción de venas o arterias por trombos o embolias o a patología médica no oclusiva), e incluir dentro del algoritmo técnicas endovasculares y la laparoscopia exploradora. Una vez más, tenemos que volver a hablar de la colaboración multidisciplinar, siendo fundamental que Cirujanos Generales y Cirujanos Vasculares trabajen al unísono, de manera consensuada y complementaria.
-Durante la cita congresual también se ha planteado la posibilidad de publicar resultados clínicos de los hospitales para que los pacientes puedan decidir, en base a dichos resultados, en qué centro se intervienen. ¿Estamos preparados para ese tipo de programas de elección?
Creo que es importante trabajar con los hospitales tanto en la recogida de datos sobre los resultados y complicaciones de los diferentes procedimientos quirúrgicos, como en la creación de registros nacionales de resultados en los procesos más relevantes, no sólo con objetivos científicos, sino también con fines de auditoría, y que estos resultados sean verificados y constantemente actualizados. Está claro que no se puede mejorar lo que no se mide y debemos promover el análisis de los datos obtenidos en determinados indicadores de calidad y en costes no sólo de forma colectiva, sino también de forma individual.
En otros países ya se está llevando a cabo la comparación de resultados en diferentes indicadores de calidad asistencial, de manera que los pacientes pueden decidir quién les opera y dónde operarse. Probablemente no estemos preparados aún para esta posibilidad, pero debemos poco a poco concienciarnos de que conocer y ofrecer los resultados de nuestra actividad repercutirá de forma favorable en la mejora de nuestra práctica clínica. Igualmente, mejorar la información al paciente sobre su cirugía y los resultados de la misma permitirá también que los usuarios de la sanidad asimilen la información y puedan decidir de forma adecuada sobre su intervención.