La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) no tiene cura, pero existen varias medidas para aliviar sus síntomas, retrasar su progresión y mejorar la calidad de vida del paciente. La EPOC, que puede manifestarse como bronquitis crónica y como enfisema, implica dificultad para respirar, con lo que el paciente sufre disnea (falta de aire) y presenta una cuadro de tos crónica con moco.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la principal causa de la EPOC es el humo del tabaco (fumadores activos y pasivos). También pueden padecer la enfermedad personas expuestas a la contaminación del aire de interiores (uso de combustibles sólidos como el carbón en la cocina y la calefacción, propio de países de renta baja). La OMS sostiene que aproximadamente un 90% de las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica se producen en países de bajos y medianos ingresos.
La EPOC afecta a uno de cada 10 adultos en todo el mundo
Para evitar que la EPOC empeore, los fumadores deben dejar ese hábito y las personas expuestas a los humos de interiores deben evitar en lo posible estar sometidos a ese aire viciado. También existen medicamentos para tratar la dolencia, como son los inhaladores (broncodilatadores) destinados a abrir las vías respiratorias, fármacos para reducir la inflamación pulmonar e incluso sesiones de oxigenoterapia.
Se calcula que la EPOC afecta a una de cada diez personas adultas en todo el mundo. En Europa, entre 200.000 y 300.000 personas mueren cada año por culpa de esta dolencia. En términos económicos, la EPOC lidera el conjunto de afecciones respiratorias que se convierten en causa de pérdida de días laborables.