Redacción farmacosalud.com
La enfermedad celiaca es una patología cuya prevalencia puede estimarse en torno al 1% de la población. Pero en el caso de las personas con diabetes tipo 1, esa prevalencia se acerca al 10%, es decir, 10 veces más que en la población general. Diversos estudios tratan de explicar cuál es la asociación que hay entre la enfermedad celíaca y la diabetes tipo 1, han revelado desde la Sociedad Española de Diabetes (SED).
En este sentido, en el marco de XXV Congreso de la SED que tiene lugar en Pamplona, y dentro de la sesión ‘Complicaciones no clásicas de la diabetes’, el doctor José Ramón Bilbao, profesor de la Facultad de Medicina de la UPV e Investigador del Instituto BioCruces, explica que “este aumento de la frecuencia de enfermedad celiaca en personas con diabetes tipo 1 se debe, al menos en parte, al hecho de que ambas enfermedades comparten genes de susceptibilidad que participan en la respuesta inmune y que se asocia con el mayor riesgo de desarrollar enfermedad celiaca. Una de las variantes de los genes HLA (concretamente el DQ2) que está presente en más del 90% de los celíacos, también aparece en más de la mitad de los diabéticos tipo 1, y en el 20-30% de la población general”.
Combinación de afecciones autoinmunes Además, tanto la enfermedad celiaca como la diabetes son enfermedades autoinmunes. Por eso las otras formas de diabetes, la tipo 2 y la diabetes gestacional, no tienen esta relación con la enfermedad celiaca.
La enfermedad celiaca ataca el intestino delgado y la diabetes tipo 1 hace que el cuerpo ataque las células beta del páncreas, que dejan de ser capaces de producir insulina.“Es por este motivo que la diabetes tipo 1 se asocia con otras patologías autoinmunes como la celiaquía, pero también la tiroiditis, Addison o vitíligo”, explica Bilbao.
La importancia del diagnóstico La mayoría de los pacientes con diabetes tipo 1 diagnosticada, sobre todo adultos, no presenta síntomas gastrointestinales claros propios de la enfermedad celiaca, lo cual puede retrasar el diagnóstico de esta segunda enfermedad. La detección precoz y el tratamiento sin gluten de estos pacientes permite un mejor manejo de la diabetes y disminuye las complicaciones de la enfermedad celiaca, como son la osteoporosis, linfoma o enfermedades del sistema nervioso.
Dado que en la mayoría de pacientes se diagnostica la diabetes tipo 1 antes que la enfermedad celiaca, se recomienda el ‘screening’ de los pacientes con diabetes tipo 1 para detectar la posible presencia de autoanticuerpos contra la enzima transglutaminasa (TGA), que constituye la prueba más sensible y específica para la sospecha de enfermedad celiaca. Cuando aparecen estos anticuerpos, el médico indicará una biopsia intestinal para confirmar la sospecha.
La dieta, único tratamiento Si se confirma el diagnóstico, se recomendará la retirada del gluten de la dieta. “Esto supone un esfuerzo añadido para el paciente, ya que tiene una nueva restricción dietética a la que hacer frente”, explica el facultativo. De hecho, unos estudios muestran que la adherencia a la dieta sin gluten está alrededor del 50%, y es en la adolescencia cuando se observa una menor predisposición a seguir dicha dieta.
En el caso de los pacientes con síntomas gastrointestinales, los efectos de la dieta sin gluten son claros en inmediatos, ya que éstos desaparecen, y su grado de cumplimiento es mayor. “Pero en el caso de los pacientes con formas atípicas y sin molestias, los beneficios no son perceptibles a corto plazo, pero estudios de seguimiento parecen mostrar mejoras en el crecimiento y la salud ósea. También se han asociado con un mejor control metabólico y menor número de hipoglucemias” concluye Ramón Bilbao.