Redacción Farmacosalud.com
Investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) han descubierto[1] que hay variantes del virus de la hepatitis A (VHA) que podrían escapar a los efectos de la vacuna que protege de esta enfermedad. La Dra. Rosa M Pintó, catedrática del Departamento de Genética, Microbiología y Estadística de la UB y codirectora del Grupo de Virus Entéricos, y el Dr. Albert Bosch, catedrático del mismo Departamento y codirector también del mismo Grupo, a la par que presidente de la Sociedad Española de Virología -ambos participantes en el estudio sobre las variantes resistentes-, advierten que la aparición de esas mutaciones podría comportar la necesidad de crear una nueva vacuna contra la hepatitis A: “Obtener una nueva vacuna es una tarea siempre ardua y en el caso del virus de la hepatitis A todavía más, debido a las dificultades de su replicación in vitro. Por ello es muy necesario evitar la aparición y/o circulación de dichas variantes. En caso de que su emergencia y circulación aumentara, sí sería necesaria una nueva vacuna puesto que estaríamos frente a un segundo serotipo del virus”.
Así pues, el hallazgo, liderado por el Grupo de Investigación de Virus Entéricos de la UB, en colaboración con el Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), puede tener implicaciones en las políticas de vacunación contra esta patología. Aparte de los Profs. Pintó y Bosch, en el estudio han participado los Profs. Aurora Sabrià y Susana Guix. Los investigadores han analizado por primera vez con técnicas de secuenciación masiva la evolución del virus de la hepatitis A a partir de muestras de pacientes. Los resultados han sido publicados en la revista ‘EBioMedicine’.
En principio, las nuevas mutaciones no tienen por qué ser más virulentas
Aunque por ahora no se sabe si las mutaciones descubiertas son más nocivas para la salud humana que las cepas existentes de la hepatitis A, “en principio no tienen por qué ser más virulentas”, explican a www.farmacosalud.com Pintó y Bosch. La hepatitis A es una inflamación del hígado causada por el virus VHA. La sintomatología es relativamente leve y suele desaparecer a las pocas semanas, pero en algunos casos la enfermedad puede durar meses. Entre los grupos más afectados por esta enfermedad destacan los hombres que tienen relaciones sexuales de riesgo con otros hombres (MSM, del inglés men-having-sex-with-men).
A diferencia de las hepatitis B y C, la hepatitis A no causa hepatopatía crónica y rara vez es mortal, pero puede causar síntomas debilitantes y hepatitis fulminante (insuficiencia hepática aguda), que se asocia a una alta mortalidad[2]. El VHA se transmite fundamentalmente por vía fecal-oral: por contacto directo de persona a persona (falta de higiene en el lavado de las manos, hábitos sexuales con contacto oral-anal), y por ingestión de agua o alimentos contaminados[3], especialmente moluscos bivalvos crudos o poco cocinados.
En el trabajo realizado por los científicos de la UB se han analizado muestras de pacientes MSM, tanto no vacunados como vacunados, que se contagiaron durante un brote de hepatitis A en Barcelona (2016-2018). El objetivo era estudiar la evolución del virus y comprobar si pueden emerger variantes que escapen a los efectos de la vacuna. “Hemos identificado variantes antigénicas tanto en pacientes vacunados como en no vacunados, pero sólo en los primeros estas variantes aumentan en número, circunstancia que sugiere su selección positiva”, señala la Dra. Pintó a través de un comunicado de la UB.
Los virus RNA presentan altas tasas de mutación
De todo ello se desprende que el virus -en sujetos vacunados- se habría ‘buscado la vida’ (se habría hecho resistente) para escapar de la ‘amenaza’ vacunal. “Los virus RNA (como el VHA) son altamente variables, es decir, mutan mucho. Por lo tanto, existen como conjuntos de variantes. Cuando existe una presión selectiva positiva como los anticuerpos inducidos por una vacuna, si existe una variante que pueda escaparse a tal anticuerpo, aunque sea minoritaria, pasará a ser dominante en el conjunto de mutantes porque presentará una ventaja en dichas condiciones”, advierten Pintó y Bosch.
La aparición de variantes antigénicas del virus de la hepatitis A podría convertirse en una amenaza para la salud pública y tener consecuencias en la futura utilidad de las vacunas disponibles actualmente. “Si se selecciona una variante que escapa a la vacuna, ésta dejaría de ser efectiva. El estudio demuestra que, en situaciones como la causada por la escasez de vacunas, eso puede pasar”, destaca la Dra. Pintó.
“No debería vacunarse a quien lleva muchos días infectado”
En algunos países, el control de brotes recientes de hepatitis A se ha visto obstaculizado por la baja cobertura de la vacunación y por la escasez de vacunas, lo que ha obligado a las administraciones a implementar restricciones en el número de dosis suministradas. Durante el brote, esas restricciones afectaron especialmente a las personas del grupo MSM. “Si se dan pocas dosis de vacuna, o si las dos dosis habituales se administraron hace mucho tiempo, o se administra la vacuna a pacientes que se contagiaron hace semanas, se pueden seleccionar variantes del virus que escapan al efecto de la vacuna. Esto es especialmente relevante en el grupo MSM, dado que las dosis de virus que se transmiten a través de prácticas sexuales de riesgo son muy altas, y los anticuerpos circulantes no son suficientes para neutralizar el inóculo o los primeros virus producidos”, revela la Dra.
En este sentido, los investigadores recomiendan administrar dos dosis de la vacuna y, en algunas situaciones definidas en la publicación, dar una dosis de recordatorio adicional. Ahora bien, “no debería vacunarse a quien lleva muchos días infectado. Sin embargo, es difícil determinar cuánto tiempo lleva infectado un paciente si no se cuantifica el RNA vírico además de la IgM. De todas formas, esto es difícil de aplicar en el diagnóstico rutinario de hepatitis A”, recuerdan Pintó y Bosch.
Dado que el periodo de incubación de la hepatitis A suele ser de unos 14–28 días, cabe preguntarse si, entre las precauciones a tomar, estaría vacunar únicamente a una persona que, por ejemplo, no hubiera mantenido relaciones sexuales de riesgo durante el último mes -y por tanto sería imposible que el virus ya circulara por su interior debido a una práctica sexual de riesgo-. De lo contrario (y en caso de infección), si se le diera la primera dosis de la vacuna cuando el virus ya estuviera dentro del cuerpo, podría correrse el riesgo de que el VHA se hiciera resistente dentro de la persona vacunada. Al respecto, Pintó y Bosch contestan lo siguiente: “Quizás lo conveniente sería acotar un período corto de no más de 14 días entre el contacto sexual de riesgo y la vacunación. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la excreción del virus de la hepatitis A en heces antecede a la aparición de síntomas”.
Además de afinar el protocolo de vacunación, la Dra. Pintó destaca que se debería “trabajar con el fin de tener vacunas más fáciles de obtener para que no haya escasez y no se tenga que reducir el número de dosis”.
Referencias
1. Sabrià, A.; Gregori, J.; Garcia-Cehic, D.; Guix, S.; Pumarola, T.; Manzanares-Laya, S.; Caylà, J. A.; Bosch, A.; Quer, J., y Pintó, R.M. «Evidence for positive selection of hepatitis A virus antigenic variants in vaccinated men-having-sex-with men patients: implications for immunization policies». EBioMedicine, noviembre de 2018. Doi: https://doi.org/10.1016/j.ebiom.2018.11.023
2. Organización Mundial de la Salud (OMS). ‘Hepatitis A’. Datos y cifras. 2018. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-a
3. Sacyl. Junta de Castilla y León - Consejería de Sanidad. Portal de Salud. ‘Hepatitis A’. Difusión online: https://www.saludcastillayleon.es/es/enfermedades-problemas-salud/hepatitis
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