Redacción Farmacosalud.com
La disfagia (dificultad para tragar y nutrirse correctamente) es una de las secuelas asociadas al COVID-19, sobre todo en el caso de los pacientes más graves y que han pasado más tiempo hospitalizados. “Más de la mitad de las personas con COVID-19 que han requerido intubaciones prolongadas para ventilación mecánica están presentando disfagia orofaríngea”, explica la logopeda del Hospital 12 de Octubre de Madrid y vocal del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM), Marga Durán. En algunos pacientes con COVID-19 que han sido desintubados, la disfagia revierte sola, de manera que a los tres días o al cabo de una semana se recupera la capacidad deglutoria. Sin embargo, hay casos en los que este problema persiste hasta seis meses. Si bien algunos de los afectados de coronavirus que presentan disfagia de larga duración son ancianos, “no todos los pacientes con estos problemas de deglución y que han pasado la enfermedad son de edad avanzada”, matiza Durán a través de www.farmacosalud.com.
Un estudio del Hospital de Mataró (Barcelona) constata que el 55% de los pacientes que han estado hospitalizados por coronavirus y que han sido intubados presentan disfagia. Según Durán, la intubación, sobre todo si es prolongada, puede producir una disfunción en el aparato deglutorio e impedir a la persona alimentarse de forma correcta y segura debido a que no puede tragar con normalidad. Además de la intubación, también hay otros factores que contribuyen a la disfagia. La sedación es una ellas y también el hecho de que “estas personas llevan mucho tiempo sin comer, por lo que la musculatura pierde tono”, indica la especialista mediante un comunicado del CPLCM.
De acuerdo con Durán, la disfagia asociada al COVID-19 no tiene por qué ser más grave que la disfagia por intubación en pacientes que no han sido infectados por el coronavirus: “Sería igual que en cualquier persona intubada durante largo tiempo, aunque como el COVID-19 es nuevo, no sabemos todas las secuelas por venir, ni su duración”. En cuanto al cansancio, que es una de las secuelas más comunes en afectados de coronavirus, la logopeda del Hospital 12 de Octubre de Madrid afirma que “no tiene nada que ver con la deglución”, pero “sí con la malnutrición o deshidratación”.
“La disfagia no es un problema sólo nutricional, esa es su consecuencia”
Así las cosas, diagnosticar la disfagia en los pacientes que se están recuperando del COVID-19 y tratarla correctamente desde un principio mejorará la calidad de vida de esas personas y evitará complicaciones importantes como la malnutrición, la deshidratación y el riesgo de neumonía aspirativa.
Si una vez transcurridos 6 meses desde la desintubación se mantienen las dificultades deglutorias, “es fundamental que el logopeda intervenga”, subraya la vocal del CPLCM. En principio, la logopedia es una disciplina aplicada a la realización de actividades de diagnóstico, prevención, evaluación y recuperación de los trastornos de la audición, fonación y el lenguaje. Pero no por ello debe sorprender que la logopedia también sea útil frente a la disfagia, que es un aspecto -por decirlo de algún modo- que parece más vinculado a la esfera nutricional. Así lo ve también Durán: “La disfagia no es un problema sólo nutricional, esa es su consecuencia. Padecer alguna alteración en el aparato fonatorio o deglutorio, en su fisiología, anatomía, musculatura, etc., estaría muy relacionado con la disfagia, que está asociada a alteraciones en el manejo del bolo, masticación, deglución, recorrido hasta la faringe en su paso al estómago, posibles aspiraciones, restos en valléculas, etc… es lo que llamamos disfagia orofaríngea”.
El principal objetivo del logopeda es valorar al paciente para determinar su situación concreta, y establecer después una terapia individualizada que permita rehabilitar la musculatura orofacial con el fin de que la persona recupere el tono muscular y su funcionalidad. Asimismo, se encargará de hacer los cambios de textura en la alimentación para facilitar una deglución segura y eficaz. En los pacientes con disfagia “es muy importante controlar la nutrición e hidratación”, especifica. Para ello, “al principio, si no es posible la alimentación oral, se opta por la alimentación parenteral para evitar problemas de nutrición, apoyándose con complementos nutritivos ricos en proteínas”. De manera progresiva, y conforme el paciente vaya recuperando sus funciones deglutorias, se irán introduciendo distintos alimentos, siguiendo las indicaciones del logopeda y el nutricionista.
A juicio de Durán, “no se puede hablar de alimentos que vayan mejor sólo para pacientes que hayan superado el COVID-19 y que presenten como secuela una disfagia orofaríngea”, sino de alimentos que van mejor “para cualquier persona que padezca disfagia”. En este sentido, el profesional sanitario debe indicar la textura adecuada y volumen adecuado de los productos a ingerir. Previamente, todo ello se habrá valorado mediante un test de volumen-viscosidad MECV-V, que permite saber cuál es la textura apropiada: líquido, néctar, pudding y con qué volumen (5cc, 10cc), para facilitar a los cuidadores y al propio paciente cucharilla de café, de postre o sopera.
También se utiliza una tabla de alimentos, unos permitidos y otros no aconsejados. Por ejemplo, no se podrán mezclar texturas -líquido y sólido-, ni usar alimentos pegajosos o con pepitas, ni fibrosos. “Y así vamos evaluando los alimentos según las preferencias del paciente y con la intervención del nutricionista, que indicará las cantidades necesarias de nutrientes que se necesitan para mantener una óptima alimentación”, apunta Durán. Con respecto a la hidratación, es clave vigilar los líquidos que se ingieren, ya que “deben ser agua con espesante o aguas gelificadas, nunca gelatinas”, advierte la logopeda.
Cuidados domiciliarios
Antes de que el paciente se marche a casa tras estar hospitalizado, el profesional de la logopedia le dará unas pautas tanto a él com a su familia sobre cómo empezar a comer, los alimentos recomendables y prohibidos, la postura a la hora de ingerir, etc. Si bien en logopedia siempre es importante el apoyo de la familia para la mejora de los pacientes, Durán incide en que, en esta situación que estamos viviendo, es imprescindible más que nunca la colaboración del principal cuidador del paciente: “Son nuestros ojos y nuestras manos en este momento en que el paciente no puede recibir un tratamiento tan continuado”. A pesar de ello, el logopeda continuará realizando seguimiento telefónico y estará disponible para resolver todas las dudas que el paciente o familiar tengan al respecto de la nutrición y alimentación del sujeto con disfagia.
Durán recomienda a los pacientes y su entorno afectivo que tengan paciencia y sean optimistas porque la función deglutoria se reestablece. Y también que sean constantes y respeten las pautas que los profesionales les hayan dado para la rehabilitación de la persona afectada.
Importancia de la higiene oral
Además de las pautas de intervención y las recomendaciones sobre alimentación y texturas apropiadas, el logopeda recomienda extremar la higiene oral en estos pacientes, ya que la saliva puede transportar gérmenes y pequeños restos que hayan quedado en la boca a los pulmones y causar neumonía. Por tanto, “el cuidado oral debe realizarse concienzudamente varias veces al día, insistiendo en los dientes, pero también en las encías, la lengua y el paladar”, subraya.
En cuanto al entrenamiento de recuperación logopédica, cabe destacar que no existe una tabla de ejercicios preestablecida, ya que cada paciente es distinto y su tratamiento es individualizado y personalizado después de haberse realizado toda una completísima evaluación: anatómica, estructural, sobre motricidad y tono muscular, áreas afectadas, pares craneales y ramas comprometidas, musculatura orofacial, etc. “Y dependiendo de esa valoración se interviene directamente en lo que ha resultado afectado”, comenta la logopeda. Con todo, sí que hay unas normas comunes que no dependen de una valoración individual y que, por tanto, sirven para todos los pacientes:
• Mantener una buena higiene oral después de cada ingesta; es importante para prevenir neumonías, porque si la saliva está limpia, aunque haya una aspiración de la propia saliva -que las hay-, no será tan peligroso
• Tener una postura adecuada -con el cuerpo recto- durante la ingesta y después de la misma; mantenerse en la misma posición de 15 a 30 minutos
• Que no haya distracciones mientras se está comiendo (televisión, conversaciones)
• Estar despierto y atento durante toda la ingesta
• Mantener una hidratación adecuada en textura y volumen según las indicaciones del terapeuta
• Los ejercicios que se realizarán son muy variados y distintos para cada una de las afectaciones