Redacción farmacosalud.com
Una investigación revela que los factores ambientales en el útero pueden predisponer no sólo a los propios hijos de la madre, sino también a sus nietos. Así se desprende de un estudio con ratones realizado por un grupo de investigadores del Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona) que ha sido publicado en la revista científica ‘Cell Metabolism’, han informado fuentes de este centro hospitalario. Del informe se deduce que una malnutrición durante el embarazo puede repercutir en las dos siguientes generaciones en forma de diabetes, si bien el líder del estudio, el doctor Josep Jiménez Chillarón, ha declarado a www.farmacosalud.com que la tendencia registrada en el experimento era que la gravedad de la enfermedad iba en descenso a medida que las generaciones se iban sucediendo.
El experimento científico se centró en hembras de ratón preñadas a las que se les aplicó una restricción calórica del 50% durante la última semana de gestación. Las crías nacieron con un peso más bajo y, en un posterior seguimiento, se les detectó una diabetes moderada. A su vez, a las crías de éstas (nietas de la madre desnutrida) también se les detectó diabetes, pero más leve. Así pues, las consecuencias derivadas de la malnutrición de la ratona repercutieron no solamente en sus hijos, sino también en sus nietos, aunque con tendencia a disminuir la gravedad de las alteraciones conforme iban avanzando las generaciones. Esto es así porque a los bisnietos de la madre desnutrida (tercera generación a partir de la madre) no se les detectaron dichos problemas metabólicos, lo cual no significa que no pudieran tener una predisposición heredada a desarrollarlos, remarca el doctor.
Diabetes moderada a pesar de llevar una dieta equilibrada
Cabe destacar que las ratonas que se aparearon con los ratones macho ‘hijos’ y ‘nietos’ no pasaron hambre, por lo que desde un punto de vista dietético, tuvieron una gestación totalmente normal. También es destacable el hecho de que los ratones ‘hijo’ desarrollaran una diabetes moderada a pesar de haber llevado algo que se podría calificar como una ‘vida sana’: “Aunque recibieron una dieta equilibrada, presentaron problemas metabólicos”, resalta Jiménez Chillarón.
En resumen: los resultados indican que la malnutrición de una hembra embarazada provoca cambios epigenéticos que se transmiten posteriormente a las células de la próxima generación. O sea, que algunas modificaciones epigenéticas inducidas por factores ambientales pueden pasar a los descendientes, abriéndose la posibilidad de que la predisposición para algunas enfermedades complejas pueda ser heredada de forma independiente de la secuencia genética de cada uno.
Es posible que pueda extrapolarse el experimento a los humanos
Jiménez Chillarón es muy prudente a la hora de extrapolar los resultados con ratones a la experiencia humana: “No quiere decir que tenga que pasar en humanos, pero es posible que sí, que pueda pasar”. De hecho -ha explicado el doctor-, en Holanda se ha venido haciendo un seguimiento generacional de unas madres que durante la Segunda Guerra Mundial sufrieron los efectos de una hambruna. Sus hijos acabaron desarrollando diabetes, y sus nietos prediabetes.
De todos modos, cabría ver en qué condiciones (dietéticas o ambientales) estas personas desarrollaron la enfermedad -o iban camino de desarrollarla-, ya que pudieron ser diferentes a los casos protagonizados por los ratones anteriormente descritos.