Redacción Farmacosalud.com
Lo que se sabía hasta ahora gracias a estudios observacionales o epidemiológicos era que el síndrome de apnea del sueño, sobre todo en los casos de pacientes graves, se relacionaba con una mayor incidencia de eventos cardiovasculares o con una mayor mortalidad. “Lo que no se había hecho hasta ahora era demostrar si la CPAP, que es el tratamiento que se utiliza para el síndrome de apnea del sueño, conseguía disminuir la mortalidad o el riesgo de eventos cardiovasculares futuros. Eso lo hemos investigado nosotros y es lo que convierte a nuestro estudio[1] en un trabajo novedoso. Así, hemos visto que en la población estudiada -personas con apnea que habían sufrido un infarto o un ictus- no se consiguió reducir ni la mortalidad ni los nuevos eventos cardiovasculares con el uso de la CPAP”, explica a www.farmacosalud.com la doctora Olga Mediano, una de las dos personas que han liderado la investigación en España.
La apnea del sueño, que es la interrupción repetida de la respiración durante el sueño debido a la falta de oxígeno, afecta aproximadamente a un 13% de los hombres y un 6% de las mujeres, y su prevalencia se ha incrementado en las últimas dos décadas paralelamente al aumento de la obesidad. El dispositivo CPAP (Continuous Positive Airway Pressure), de uso habitual para el tratamiento de esta enfermedad, insufla aire a presión en la vía aérea a través de una mascarilla.
La media de uso de la CPAP, de 3'3 horas por noche
El nuevo estudio, que se ha publicado en la prestigiosa revista ‘The New England Journal of Medicine’, se ha centrado en 2.717 pacientes repartidos entre 7 países y con edades comprendidas entre los 45 y los 75 años. El colectivo estaba formado por personas con apnea moderada-grave que ya habían sufrido un infarto o un ictus (accidente cerebrovascular). A la mitad de ellos se le trató con CPAP y a la otra mitad se les realizó el seguimiento convencional de las dolencias cardiovasculares.
“Hemos seguido a esos pacientes una media de 3,7 años y lo que hemos visto es que en ninguno de los dos grupos ha habido diferencias en cuanto a supervivencia o aparición de nuevos eventos” coronarios o cerebrales, comenta Mediano, que es investigadora del Hospital Universitario de Guadalajara y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (CIBERES). La sospecha inicial era que la CPAP podía implicar un beneficio a la hora de prevenir efectos cardiovasculares en pacientes con apnea. De hecho, era un razonamiento lógico, según cuenta la experta: “si el síndrome de apnea del sueño aumenta la mortalidad por eventos cardiovasculares, lo lógico es que si yo trato la apnea con CPAP esos eventos cardiovasculares disminuyan. Este es el razonamiento que todos nos hacíamos hasta ahora y por eso iniciamos este estudio, para intentar demostrar científicamente eso, pero no lo hemos conseguido”.
“Eso no quiere decir que otros tratamientos no lo puedan conseguir o que, si por ejemplo se mejorara la adherencia de los pacientes a la máquina, sí se pudiera llegar a lograr. En nuestra investigación la media de uso de la CPAP fue de 3,3 horas por noche… eso supone que la mayoría de los pacientes permanecían más de la mitad de la noche sin ser capaces de tolerar la máquina, o que había muchos sujetos que la toleraban muy bien durante muchas horas y algunos que ni siquiera llegaban a adaptarse a ella. Pero todo ello no quiere decir que no haya que realizar estudios diferentes, valorar otras alternativas de tratamiento o intentar mejorar los dispositivos de CPAP para que el paciente sea capaz de dormir toda la noche con ellos”, aduce la doctora Mediano. En otras palabras, lo que viene a decir la especialista es que el estudio ha detectado una gran variabilidad en la adherencia terapéutica a este dispositivo respiratorio, lo que abre la puerta a investigar en un trabajo posterior si un mayor cumplimiento de dicho tratamiento podría comportar una disminución de la mortalidad o bien una reducción de los eventos cardiovasculares.
Los pacientes eran asintomáticos, no habían consultado por sus síntomas de apnea
El uso de la CPAP, en cambio, sí que mejora la calidad de vida y el estado de ánimo, y disminuye los ronquidos y la somnolencia durante el día, según han constatado los investigadores. “Es importante -señala Mediano- que la CPAP disminuya la somnolencia y mejore el estado de ánimo de los pacientes (los participantes en la investigación incluso faltaron menos a trabajar) porque las personas de nuestro estudio eran asintomáticas, es decir, eran personas que hasta entonces no habían consultado por sus síntomas de apnea del sueño, si bien anteriormente ya habían tenido un infarto de miocardio o un infarto cerebral”. En coordinación con los servicios de cardiología y neurología, se les sometió a una prueba de sueño para confirmar si tenían o no apnea moderada-grave.
Con respecto a si el uso de la CPAP comporta otros beneficios terapéuticos, “ya está demostrado en estudios randomizados que el paciente que la utiliza mejora sus cifras de tensión arterial, por ejemplo en casos de hipertensión arterial resistente”, mientras que “en determinados casos" se han observado mejoras en el "tratamiento de la insuficiencia cardiaca”, sostiene la investigadora del CIBERES.
El estudio, de ámbito internacional y liderado por R. Doug McEvoy, de la Universidad de Adelaida (Australia), ha sido encabezado a nivel español por los doctores Mediano y Ferran Barbé (Instituto de Investigación Biomédica de Lleida Fundación Dr. Pifarré [IRBLleida]), ambos investigadores del CIBERES. En España, el trabajo ha sido financiado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Han participados en el proyecto, además, otros hospitales como el Hospital Parc Taulí (Sabadell, en Barcelona), el Hospital 12 de Octubre (Madrid) y el Hospital de Vitoria (Vitoria).
Referencias
1. R. Doug McEvoy et al. ‘CPAP for Prevention of Cardiovascular Events in Obstructive Sleep Apnea’. The New England Journal of Medicine. DOI: 10.1056/NEJMoa1606599