Redacción Farmacosalud.com
El grado de colaboración que muestre un paciente infectado con arbovirus como el Zika, el dengue, el chikungunya o el virus del Nilo Occidental es vital para evitar que se desarrolle un arbovirtus autóctono, es decir, desarrollado en España. Actualmente, estas enfermedades son importadas, es decir, los residentes en territorio español que las sufren se infectan en otros países. Pero existe el riesgo de contagio a través de un vector artrópodo, como por ejemplo el mosquito común o el mosquito tigre, ya que pueden picar a una persona que se encuentra en periodo de transmisibilidad de un arbovirus y transmitirlo. Así pues, el paciente residente en España puede contribuir, y mucho, a impedir la aparición de esos patógenos en versión autóctona, por ejemplo recluyéndose en casa para evitar exponerse a la posible picadura de un mosquito, que de producirse podría implicar que dicho insecto volviera a picar, esta vez a un individuo sano, con lo que el riesgo de contagio nativo estaría servido.
Actuaciones de contención de riesgo
“El riesgo de que aparezca un arbovirus autóctono existe, no es cero, pero realmente es muy bajo. Actualmente, ya existen mecanismos con los que intentamos contener dicho riesgo”, comenta a www.farmacosalud.com el doctor Israel Molina, coordinador de la Unidad de Medicina Tropical y Salud Internacional del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona). Así, cada vez que se diagnostica a un paciente con este tipo de afecciones (potencialmente transmisibles por mosquitos, sobre todo el mosquito tigre), se comunica a la Agencia de Salud Pública de los diferentes territorios para que se hagan intervenciones. Entre ellas figuran:
• Explicar a la persona enferma que no se exponga a la posible picadura de un mosquito, es decir, animarla a que se quede en casa mientras duran los síntomas de la infección
• Explicar al paciente que use protectores o sistemas para mantener lejos a tales insectos
• Intervenir sobre la población de mosquitos que pueda haber alrededor de la casa del paciente (las especies que pueden transmitir esas enfermedades tienen una autonomía de vuelo muy pequeña, de menos de 150 metros; por lo tanto, los ejemplares se criarían en los alrededores de la casa) Una de las medidas pasa por capturar mosquitos en el área crítica con el fin de comprobar si alguno está infectado
• Dar consejos a las personas que viven cerca del paciente con el objetivo de eliminar el riesgo de que sufran picaduras
• Controlar los posibles criaderos de mosquitos (evitar reservorios de agua, tipo platos en los tiestos o recipientes en los jardines) por parte de la misma persona infectada y sus vecinos
• Si fuera necesario, llevar a cabo una fumigación, si bien se trata de una medida muy excepcional
Un software funcionará como un algoritmo de evaluación de riesgos
Una de las soluciones que, sin lugar a dudas, ayudará a disminuir el riesgo de aparición de arbovirus autóctonos es el sistema de alerta que, en el marco de un proyecto de investigación PERIS, lidera el Servicio de Enfermedades Infecciosas del Vall d’Hebron. El nuevo sistema que se está ultimando se basará en un software que cruzará toda la información disponible, lo que le permitirá funcionar como un algoritmo que evaluará el peligro de desarrollo de arbovirus autóctonos. A su vez, este motor de predicción será la herramienta final que resultará de la Plataforma Integral para el Control de Arbovirus en Catalunya (PICAT), entidad integrada por multitud de organizaciones. Y es que, si bien el riesgo de desarrollo de estos patógenos nativos es bajo, no se puede bajar la guardia “debido a la creciente presencia del mosquito tigre” y, en paralelo, al incremento de casos importados de arbovirus como consecuencia del “tráfico de viajeros entre Catalunya y las zonas endémicas”, advierte Molina.
Tal y como explica el doctor, “con el PICAT queremos ir más allá del simple hecho de tener una foto fija de los arbovirus en Catalunya. Queremos avanzarnos y detectar, en tiempo real, el riesgo de que se conviertan en autóctonos”. Para conseguirlo es fundamental desarrollar un sistema de alerta, que se nutrirá de la información de los diferentes organismos implicados en el control de estas enfermedades y que aprenderá a detectar el mencionado riesgo.
La información que actualmente integra el PICAT son datos relativos a los casos de arbovirus o sospecha de enfermedad, datos sobre el clima e información sobre la mayor o menor presencia del mosquito tigre en áreas concretas. La información en lo referente a la presencia de dicho insecto proviene de los diferentes servicios de control de mosquitos y de los avisos hechos por la ciudadanía con la app Mosquito Alert. El futuro sistema de alerta tendrá como base la infraestructura del mapa de avisos ciudadanos del proyecto de ciencia ciudadana Mosquito Alert y las notificaciones, confirmaciones y estudio entomológico de los casos notificados en Catalunya en el marco de las actuaciones establecidas en el protocolo de vigilancia y la estrategia de control del mosquito tigre. El proyecto Mosquito Alert recoge fotografías de mosquitos tigre, de mosquitos de la fiebre amarilla y de sus lugares de cría en tiempo real hechos por la ciudadanía con la app.
El nuevo sistema de alarma, operativo en 2019
“Si, por ejemplo, en una área en concreto los médicos de Atención Primaria avisan de un aumento de casos de dengue, la ciudadanía alerta de la creciente presencia del mosquito tigre y los servicios de control de mosquitos corroboran esta presencia y señalan que se esperan lluvias que pueden favorecer la proliferación de tales insectos, se disparará la alarma, puesto que se están produciendo las condiciones adecuadas para que los mosquitos piquen a las personas infectadas y aparezca dengue autóctono. Por lo tanto, actuaremos antes de que esto suceda”, precisa Molina, que también es investigador del Grupo de Enfermedades Infecciosas de Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR).
El algoritmo, por lo tanto, será un sistema de alerta inteligente que aprenderá con los nuevos datos y la experiencia para ser cada vez más fiable, eficaz y rápido a la hora de evaluar el peligro de aparición de arbovirus autóctonos. Este sistema pretende dar un apoyo informático de alerta de riesgo a las actuaciones de salud pública que ya se desarrollan en el marco del Protocolo de Prevención y Control de las Arbovirus Transmitidos por Mosquitos en Catalunya. La previsión es que este motor de predicción, culminación del PICAT, ya esté operativo el verano del 2019. Cuando llegue este momento, Vall d’Hebron dejará de coordinar el proyecto, que pasará a depender de la Agencia de Salud Pública de Catalunya.
“Nuestro mosquito tigre no es un gran transmisor, pero existe el riesgo”
¿Cómo aparece un arbovirus autóctono? Muy sencillo: si un mosquito pica a una persona que está infectada en el momento en el que la persona tiene viremia, es decir, en el momento en el que el virus circula por su sangre, ese mosquito, al picar a otra persona -una que esté sana- puede transmitir la enfermedad. “El riesgo de transmisión depende mucho de la especie -señala el experto-. Nuestro mosquito tigre, por ejemplo, no es un gran transmisor, no es tan eficiente como otros, pero existe el riesgo. No hace falta que haya una tercera persona envuelta; simplemente, debe haber dos personas con un mosquito de por medio”. En otras palabras, la segunda persona picada estará en peligro de desarrollar un arbovirus autóctono, que finalmente desarrollará si se da el peor de los escenarios.
Sólo en el caso del Zika hay la posibilidad de contagio entre dos personas, situación que podría llegar a darse si un individuo enfermo mantuviera relaciones sexuales con una persona sana.
El arbovirus autóctono no sería más nocivo que el importado de otras latitudes
De acuerdo con el doctor Molina, si se declarara un brote autóctono (en España) de infecciones por Zika, dengue, chikungunya o virus del Nilo Occidental, el nuevo arbovirus (el autóctono) no se debilitaría como causante de enfermedad ni se fortalecería y sería más nocivo, sino que se mantendría igual en cuanto a efectos sobre la salud humana. “También hay que decir que la gran mayoría de arbovirosis, la gran mayoría de virus transmitidos por esos mosquitos que estamos comentando, no suponen un cuadro de gran gravedad para la persona que los sufre. Es decir, los síntomas serían del tipo fiebre, dolores musculares, cefalea… lo que pueden ser síntomas de una gripe”, detalla. El único caso que presenta diferencias -por su potencial gravedad- es el Zika, ya que existe el riesgo de malformación en los fetos de las mujeres embarazadas que padecen la infección.
Otra de las vías para frenar a los arbovirus es la ingeniería genética, o sea, la creación en laboratorio de mosquitos incapaces de transmitir esas enfermedades. Una vez creados, se les liberaría en la naturaleza para que se aparearan con ejemplares con potencial infeccioso, con el fin último de intentar generar una descendencia inofensiva, incapaz de propiciar los contagios. “Ya se está modificando genéticamente a varias clases de mosquitos para que sean estériles… con ello se intenta reducir su población. Es una intervención difícil y muy costosa que está siendo evaluada en diferentes puntos, como en Australia y Brasil, y que todavía no se sabe qué impacto puede tener sobre la población de mosquitos. Se ha hecho, por ejemplo, en una gran urbe como Río de Janeiro. Habría que ver cuál sería, realmente, el impacto logrado con la introducción de mosquitos modificados genéticamente para que no fueran transmisores de la enfermedad”, comenta Molina.